Este comentario está extraído de un artículo de Manuel Fernández Espinosa que pegué en hispanismo.org para otro tema. Pero por ser un artículo tan largo y, por largo, enjundioso y tedioso, me ha parecido oportuno traer aquí este pasaje, pues viene como anillo al dedo para ilustrarnos en este tema propuesto por Litus.

"LOS SÍMBOLOS DEL NACIONALISMO ANDALUZ.

Desde el momento y hora en que Blas Infante y sus secuaces ponen en marcha este despropósito del andalucismo, se pusieron a buscar los símbolos de esa "nación" que ellos concibieron. Para el escudo escogieron un Hércules figurado, dominando dos leones, enmarcado entre dos columnas que pueden ser tanto las míticas columnas de Hércules como las masónicas de Jakim y Boaz. Hércules, el héroe mítico, doma el león de Europa y el león de África. En el caso de la bandera, el simbolismo es todo un manifiesto programático.

Parece ser que la tonada del himno de Andalucía se basa en una idea musical de Blas Infante que fue trasladada al pentagrama por el maestro Castillo. Este himno se estrenó en un concierto ofrecido por la Banda Municipal de Sevilla el viernes 10 de julio de 1936. Su letra la compuso el mismo Blas Infante.
La bandera de Andalucía es, como todo el mundo sabe, la formada por tres franjas horizontales de igual anchura, color verde-blanco-verde. Fue aprobada en la Asamblea andalucista de Ronda en 1918 y una vez aprobado el Estatuto de Autonomía en plena transición democrática esta bandera, al igual que los otros símbolos (el escudo y el himno), fueron adoptados como insignias con las que se pretende que los andaluces nos identifiquemos.
En cuando a los colores de la bandera andaluza hay que decir que el estandarte verde ha sido tradicionalmente el estandarte de Mahoma. Allá por el siglo VIII este color era la bandera de la dinastía Omeya. La franja blanca se atribuye a los almohades que en 1146 invadieron la península y pusieron a todos los desavenidos reinos moros de Andalucía bajo su férula. En 1198 esa bandera ondeaba en la Giralda de Sevilla, celebrando el descalabro de nuestras tropas en la batalla de Alarcos. En los manuales de Historia que los niños andaluces manejan se dice que la bandera expresa un mensaje: "Llamada al parlamento". Y un andalucista, Manuel Ruiz Romero, piensa que la bandera es "en cualquier caso 'símbolo de esperanza y paz'"; no sabemos a qué esperanza se puede referir como no sea a la (esperanza) de no ser invadidos y, de todas formas, atribuyéndosele a los almohades el color blanco, la paz que pudiera simbolizar sería una espada vigilada por alfanjes.
En 1930 esta infame bandera que recobraba los colores del enemigo secular había sido izada en la Casa de Andalucía, sita en la calle Alcalá de Madrid. Los españoles de la época, ingenuos intérpretes del fenómeno del andalucismo que confundían con un regionalismo inocuo, propusieron una reforma para esta enseña. Así D. Alfredo Ramírez Tomé pedía un color más para la bandera de Andalucía, el color azul; y D. Alfredo Cazabán Laguna pedía que se incluyera en ella: "En la parte superior del paño simbólico y en un ángulo de él, dos pequeñas franjas... Una franja amarilla y roja otra: los colores de la Bandera Española, que pone Andalucía sobre los colores de la Bandera Regional. De ese modo, llevará la enseña de la patria chica, el homenaje de la Patria grande." Pero los nacionalistas andaluces, nada quisieron saber de la "Patria grande", por lo que estas sugerencias cayeron en saco roto y actualmente los andaluces más incautos se identifican con un trapo moro que cifra en sus colores los ochocientos años de ignominia que duró la ocupación sarracena."

Subrayo esto porque es algo que se ignora. Blas Infante y los suyos desdeñaron la propuesta de los ingenuos monárquicos alfonsinos -el ubetense D. Alfredo Cazabán Laguna, cronista de Jaén, lo era. Nunca consintieron los islamófilos del Partido Andalucista que la enseña de la patria chica llevara ni un vestigio de la Patria Grande.

Y a los colores de la bandera andalucista, como bien apuntaba Ordóñez a tenor del asunto de las Sociedades Secretas del siglo XIX y XX, los andalucistas de Blas Infante añadieron una mano esquemática que, puede llevar mucha razón Ordóñez, cabe suponer que fuese herencia de esas sociedades secretas -mixtura de criminales, lumpem y anarquistas- llamadas "Manos" que Paco introducía.

Al igual que el nacionalismo vasco, el andaluz supo engañar a los tradicionalistas. Así es como podemos explicarnos que un periódico tradicionalista de Jáen, El Pueblo Católico, vea, en un principio, incluso con buenos ojos los primeros pasos de lo que Blas Infante todavía hacía llamar "regionalismo", ocultando la aspiración
nacionalista...

Así se expresaba El Pueblo Católico, órgano de la expresión de los carlistas de Jaén (año 1918) ante la visita de Blas Infante y Cambó para promocionar su mentira nacionalista...

El regionalismo que propugnaba Blas Infante -así, de cara a la galería, trabajaba el que ya estaba en "taqqiya"- no era sospechoso para los carlistas de Jaén: "...regionalismo nosotros por programa de toda la vida, que no en vano mantenemos izada la santa bandera que a los lemas de Dios y Patria une el de los Fueros..." -dice el editorialista, lo más probable que D. Francisco de Paula Ureña y Navas.

Los carlistas de Jaén podían tener cierta simpatía por el andalucismo, entendido como regionalismo -creían ellos que les unía el "foralismo"-, e incluso llegan a escribir los carlistas: "...celebramos el espoleo que la visita del Sr. Cambó pueda representar, en vísperas electorales, para que el cunerismo y el caciquismo acaben y sean los de aquí quienes representen estos distritos..." Pero no obstante, los carlistas de Jaén, no dejaron de criticar la visita a Jaén de Cambó e Infante: "por su confesionalidad librecultista que acaba de evidenciarse en esa Asamble de Ronda...".

No tanto como en Vascongadas, pero en Andalucía, también los nacionalistas andaluces quisieron engrosar sus filas a costa de los tradicionalistas.

Más mentiras de los nacionalistas... Más manipulación...