DE LOS QUE BESTIALIZAN
¿Quiénes son los que “bestializan”? Pues, muy sencillo, los que pretenden por todos los medios (desde la moda que parece más insignificante hasta el chiste) convertir al ser humano en una bestia.
Me refiero a todos esos que, creyéndose majos –majos pisaverdes- han conseguido prácticamente rebajar al hombre a la condición de animal. Los que fomentan con su hedonismo todo género de vida promiscua e inmoral. Parece que esas alimañas han ganado. Y muchas son las batallas que el ser humano ha perdido ante el avance de la inmoralidad y de la desvergüenza del hombre-bestia.
Esos miserables hombres-bestia no soportan que existan seres humanos, por eso quieren hacer de la mujer una machorra, y del hombre un mariposón. Y les llamo así, hombres-bestia, pues ellos tienen el propósito de exterminar al ser humano, y disolverlo en la zoología –y nunca lo olvidemos: un hombre convertido en bestia es peor que un animal.
No es bestia tan sólo aquel que hace de la fuerza bruta su único argumento. También, y cuánto más, es bestia el que inocula en las venas espirituales de sus congéneres el virus de la molicie, de la blandenguería y de la cuchufleta grotesca.
Van de majos por hacer profesión pública de fornicadores o de sodomitas, pero estos majos pisaverdes de vísceras marrones no son más que chusma procaz y viciosa.
Para ganarles la batalla, los que hemos pasado a formar en las filas conscientes de la resistencia no podemos sucumbir a su lenguaje. Hemos de acuñar el nuestro, hacerlo fluido y eficaz, e imponer nuestra valoración sobre su inversión de valores. Ahora necesitamos poetas. Tal vez, algún día necesitemos políticos. Pues hemos equivocado el camino, siempre que apostamos por el posicionamiento político, exclusivamente político. Y tan ineficaz ha sido todo posicionamiento político nuestro que ellos van ganando la partida. Así fue como todo lo noble (fe, patriotismo, laboriosidad, decencia, honra…) han pasado a ser “arcaísmos”.
Pues ese es el camino: restaurar en su esplendor los valores y las costumbres que hicieron grandes a nuestros antepasados. Todo lo que no sea eso: soluciones económicas o de otra índole... Os lo diré, amigos: pan para hoy, y hambre para mañana.
Este mundo necesita de una restauración cultural intensiva y a fondo. Ya basta de llamar “cultura” a cualquier hediondo excremento. Ya está bien de llamar “artista” a quien no sabe hacer la “O” ni con un canuto. Ya está bien de transigir con la fealdad, con la mentira y con la malignidad. No pactar con los hombres-bestia bajo ningún concepto, tampoco con sus aliados coyunturales (el “mal menor” le llaman muchos); elevar a todos los hombres a su estatuto de hombres. Y ese magno proyecto pasa por una actitud intransigente: no reír ni un chiste en que al ser humano se le ponga a ras de suelo. Y mientras tanto, crear chistes que sean capaces de eliminar la nefasta acción bestializadora que los hombres-bestia ejercen sobre la sociedad.
¿Nos asombra que los hombres y mujeres sensatos que quedan nunca reciban un Premio Goya? Pues ¿a qué esperamos para crear nuestros propios Premios? ¿Veis que aquí hay que ser un irreverente, un blasfemo o un simple botarate redomado para recibir el aplauso de la mayoría? Yo os digo que la mayoría se va con el más fuerte, con el más eficaz; no culpemos a la mayoría: ridiculicemos a esa falsa elite de hombres-bestia que la llevan y la traen a su antojo y la mayoría se pondrá de nuestro lado.
Digámosle al “botarate”… ¡Botarate! Y al irreverente, no le tengamos reverencia. Y al blasfemo… acordémonos de su padre y de su madre, ya que él se acuerda de nuestro Dios Padre y de nuestra Madre la Santísima Virgen María.
Nuestro propósito será uno: convertir al hombre-bestia en una raza en franco retroceso hasta su absoluta extinción natural.
Publicado por Maestro Gelimer
http://librodehorasyhoradelibros.blogspot.com/
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