QUIETO TODO EL MUNDO...
ALGO HUELE A PODRIDO EN EL HEMICICLO
De cumplida mención es la efeméride que celebran hoy algunos. Aquel 23-F de 1981 a mí me sorprendió en mi casa. Nos enteramos de la entrada de Tejero en el Congreso de los Diputados por una llamada desde Francia: las nietas de una vecina mía, casi histéricas, van y llaman. Me pregunto qué les habrían dicho a estas chicas en París. En aquel entonces, no todo el mundo tenía teléfono. Como en mi casa lo había, el aparato estaba puesto al servicio de la vecindad para recibir llamadas nacionales o internacionales. Aquella llamada de Francia nos alertó a todos. Creíamos que podría ser alguna desgracia familiar que afectaba a la familia de mi anciana vecina; pero no. Las nietas de aquélla nos dijeron alborotadas por el auricular: "¿Pero qué está pasando en España?".
Esta efeméride del 23-F se ha convertido en una más de esas tontas costumbres, de las muchas (y tontas todas) que genera la democracia. Dichas efemérides anuales vienen marcadas, en el almanaque, por una cifra en número que corresponde al día del mes, seguido por un guión y la inicial del mes. De esta guisa los periódicos no gastan más tinta ni espacio necesario para referirse a cualquiera de los hitos-mitos o mitos-hitos de la andadura de la democracia... O, dijéramos mejor, de su "reptar" desde 1975 hasta hoy mismo. Así tenemos un 20-N, como un 23-F, y no se nos olvide un 11-M... Y tantos más que podríamos citar: en Andalucía tenemos un 28-F. A mí no me gusta el 23-F: me huele mal.
Forma parte de la "conmemoración" de esta fecha la salida a la palestra de los mismos de siempre, con sus mismos lugares comunes de siempre... Más manoseados que el trasero de una puta. Y los abracadabra demagógicos brotan a borbotones de los caños del tópico y manan con asqueante monotonía de los surtidores del sistema. Las palabras del repertorio son las mismas, las frases también. Y los gurúes todos inclinan sus testas igualitarias ante: "democracia", "convivencia", "pluralismo", "progreso", "Estado de Derecho"... Y las testuces democráticas, tantas son las tan irreverentes para Dios, ante esta letanía, hacen la reverencia.
Observan estrictamente la pantomima que marca el libro que todos tienen en la mesita de noche. El título de este libro es: "Vademécum del perfecto demócrata que confiesa y profesa, mientras se lucra, los principios de la estricta ortodoxia de la corrección política".
En dicho manual puede leerse en el capítulo titulado "Comportamiento del perfecto demócrata ante el 23-F": "Cuando el demócrata español escuche la fecha 23-F pondrá cara de estreñido y acto seguido, dirá: "Fue una de las jornadas más dramáticas para nuestra democracia"." Y hasta el demócrata profesional que sufre diarrea, ese día 23-F pone cara de estíptico para despacharse por la boca.
Me da en la pituitaria que el 23-F fue un paripé; pues si hubiera sido todo eso que dicen por ahí los demócratas profesionales (que tan ricamente cobran por serlo: políticos, periodistas, faranduleros...), si el 23-F fuese eso que se han encargado de propalar: en el Congreso de los Diputados, los tiros no hubieran ido al techo.
El 23-F me huele muy mal. Insisto.
Se dice del 23-F. Se habla del 23-F. Se elevan panegíricos a la firmeza de las fuerzas democráticas: en el 23-F. Pero por mucho que se ha escrito de ese día, todavía me ronda una pregunta que nadie me ha respondido.
Un vehemente "¡Se sienten, coño!" de un Guardia Civil con bigote, pistola en mano, y unos tiros bastaron para que sus flamantes señorías, asustadizas como liebres, se atrincheraran en la zanja de las butacas de las gradas del hemiciclo. Ya se vio que eso de la firmeza de las fuerzas democráticas era una metáfora. Y yo me hago la pregunta que nadie me ha respondido:
¿A qué olía en el Congreso de los Diputados?
Sabido es que lo normal para un cobarde, en una situación de peligro, es ensuciar los calzoncillos. Hablemos en bronce: Cagarse en los pantalones.
¿Hubo zurullos el 23-F en la Cámara? Es que si se constata que los hubo, descubriríamos otra función para el Congreso de los Diputados:
La de letrina.
Maestro Gelimer
LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS
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