Camino al faro de Martiño en la isla de Lobos
Escrito May 30th, 2009 a las 01:05 pm por Redacción
Categorias: Fuerteventura, Recomendados Etiquetas: medio recorrido | 0 Comment
Lobos es un islote volcánico que tiene en la montaña de La Caldera su máxima altitud: 122 metros. Prohibido pernoctar en ella, las excursiones para recorrerla y llegar hasta el faro de Martiño son una forma de pasar el día antes de la partida del último barco a media tarde.
Cada día parten del puerto de Corralejo dos barcos que tienen establecida sendas líneas regulares de transporte de pasajeros, el veterano Isla de Lobos y El Majorero, con destino al islote de Lobos. En 15 minutos desembarcan numerosos visitantes con la intención de pasar el día en la playa de la Concha o hacer surf al pie de la montaña de La Caldera (la máxima altura de la isla con apenas 122 metros). Otros, sin embargo, acuden con la idea de recorrer el islote a pie por el sendero circular que lo recorre, haciendo una parada en el otro extremo de este pequeño territorio, en el faro.
Al desembarcar en el muelle, hay que seguir el sendero que encontramos a la izquierda, en dirección a la playa de la Concha (nombre que le dan, por su forma, los visitantes a la que en realidad es la playa de la Calera, por el horno de cal que hay cerca de él, el más antiguo de la isla y que se empleó en la construcción del faro). Sin desviarnos del camino principal, ancho y cómodo, seguimos su curso. Hasta el faro hay una hora y media de camino, cómodo y llano, a no ser que, tras casi rebasar la destacada silueta de la montaña de La Caldera, decidamos coger un estrecho camino que nos llevará hasta la cima de la mayor elevación de la isla. De vuelta al sendero del faro, atravesamos el llano de los Labrantes, donde en 1860 se instalaron los trabajadores portugueses que construyeron el faro (cerca de la costa están los restos de su poblado, unas pequeñas chozas de piedra seca).
Sufrimientos
Al acercarnos al faro lo iremos divisando, culminando la silueta de la montaña de Martiño. Habrá que subir una rectilínea rampa hasta el edificio, ante el que se extiende una gran explanada inclinada hacia el faro con una casita (servía de residencia ocasional al ingeniero jefe cuando venía de Las Palmas a visitar a los torreros) al otro extremo. Este gran patio servía para recoger y conducir el agua de la lluvia al aljibe bajo el patio del edificio. La falta de agua fue causa de muchos sufrimientos para el personal residente aquí en el siglo XIX, por la irregularidad del suministro y mal servicio que realizaban los veleros de abastecimiento.
En la fachada del faro, como antes al desembarcar en el muelle, una placa recuerda que aquí nació en 1903 la poetisa y ensayista Josefina Plá (hija del torrero Leopoldo Plá). Llegados a este punto del recorrido, es el momento de sentarse a descansar y disfrutar de la vista más espectacular de la isla: el saladar del faro a nuestros pies y el extraño paisaje de áridos montículos (morro de Hoya Honda, Atalaya del Faro, morro Colorado, morro de la Pared, morro del Conejo, morro de la Morada) que se reparte por la isla. Si hemos tenido la previsión (muy recomendable) de traer agua y algún bocadillo o fruta, este es el momento de dar cuenta de ellos.
Al Puertito
Al pie de la rampa del faro vemos la bifurcación que nos permite elegir entre volver por donde vinimos o seguir la ruta circular que hemos escogido para regresar al muelle. A medio camino entre el faro y el poblado de pescadores cercano al muelle, El Puertito, un extraño bosque a nuestra izquierda alza sus escuálidas copas sobre unos montículos de jable. En una hoya, una colonia de piteras sobrevive al, quizás único, intento de producción agrícola de la isla.
Aún hay que atravesar Las Lagunetas antes de llegar a las primeras casas de El Puertito, a la orilla del mar entre llamativas rocas que forman unas atractivas lagunas y entradas de mar. Es famoso aquí el restaurante que fundó Antonio Hernández Páez, más conocido por Antoñito El Farero, que llegó a Lobos en 1936 como auxiliar del torrero y siempre permaneció vinculado a la isla hasta su muerte hace pocos años.
[Texto y fotografías: Yuri Millares. Más información de este sendero en el artículo Camino al faro de Martiño en la edición digital de la revista Pellagofio]
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