Velas en el gran azul
Vela Latina Canaria; un deporte con tradición
De abril a octubre, el litoral de Las Palmas de Gran Canaria se convierte en un gran campo de regatas donde una flotilla de barquitos peculiares regatean para ganar alguna de las tres competiciones que componen la temporada de Vela Latina Canaria en la capital. En la actualidad, 19 botes (tal como se denominan en la jerga de los competidores) conforman la flota de la Federación de Vela Latina Canaria, un deporte tradicional que se ha convertido en una de las señas de identidad más importantes de la ciudad y en un espectáculo de gran belleza plástica para todos aquellos que sientan pasión por el mar.
Botes a la altura del Castillo de San Cristóbal. GUSTAVO MARTIN

La primera reacción de todos los que se acercan a este deporte náutico es la incredulidad. Parece mentira que barquitos de apenas siete metros de eslora porten velas de hasta 13 metros de longitud. Y ahí está el secreto. Los botes de Vela Latina sólo navegan en ceñida o bolina, esto es, contra el viento. El campo de regatas, que abarca todo el litoral Este de Las Palmas de Gran Canaria tiene vientos que, generalmente tienen predominante norte y es hacia el ‘bóreas’ donde hay que buscar la meta, ya en el Puerto de la Luz y de Las Palmas. La misión de la tripulación es, pues, doble: por un lado, hay que llegar a la meta antes que el contrario y, por el otro, evitar que el viento termine por volcar el bote (o como dicen por aquí, evitar la trabucada), un percance que suele pasar algunas veces a lo largo de la temporada. Los componentes de la tripulación, entre 9 y 12 hombres, luchan contra sus rivales y un viento que a la par de fuerza impulsora es un poderoso enemigo que puede dar al traste con la regata.
La tripulación del UT Portuarios ANFI. GUSTAVO MARTIN

Los orígenes de esta competición datan de principios del siglo XX. Algunos dicen que son la evolución de las riñas entre pescadores para ver cuál era más rápido. Otros, sin embargo, aseguran que este deporte tiene su origen en las prisas de los ‘cambuyoneros’ (del inglés ‘Come by on’ o sube a bordo) para llegar cuanto antes a los grandes barcos que frecuentaban la bahía de Las Palmas de Gran Canaria con el afán de comprar y cambiar mercancías que luego se revendían en tierra. De ahí, dicen algunos, nació este afán por llegar antes que el contrario que caracteriza a la Vela Latina Canaria. En 1904, con motivo de las fiestas patronales del barrio pesquero de San Cristóbal, se disputó la primera regata de la que se tiene conocimiento y la cosa fue tan bien que hacia mediados de los años 30 ya había una auténtica flotilla de botes que pugnaban por ser el mejor de la isla.
En la actualidad, 19 tripulaciones pegan (regatean) por ganar alguna de las tres competiciones que componen el calendario oficial de la Federación de Vela Latina Canaria. El campeonato Provincial es una especie de liga en la que los botes se enfrentan por parejas a lo largo de los siete meses de competición. El Trofeo Eliminatorio es un todos contra todos en el que los cuatro peores botes de cada regata quedan eliminados hasta llegar a una gran final de los tres mejores. El tercer entorchado en disputa es la Copa de Gran Canaria, un galardón por puntuación olímpica con concursos de todos contra todos.
Las pegas son muy disputadas. GUSTAVO MARTIN
Las competiciones se desarrollan durante los fines de semana y el Ayuntamiento de Las palmas de Gran Canaria pone a disposición de los aficionados una guagua descubierta que recorre el litoral grancanario con paradas en los puntos más interesantes del recorrido. Si están por la capital grancanaria y coinciden con una de estas regatas no se arrepentirán de acercarse al mar para disfrutar de un magnífico espectáculo.
CAMBUYONERO: Si tuviéramos un diccionario canario diría: dícese de aquellas personas dedicadas al comercio, defraudando la renta de aduanas. Traficantes de ultramarinos, sin licencia, que operan de espaldas a la ley.
Sin embargo, nuestros queridos CAMBUYONEROS, no eran otros que, pescadores, comerciantes, llenos de viveza y picardía, que se aproximaban a los barcos extranjeros para compra artículos a buen precio y luego vender. Muchos vivían de este negocio y muchos se hicieron muy ricos.
El origen: Cuando nuestro comerciante se acercaba al barco inglés, remando en su “falúa”, desde el barco, el inglés, que estaba presto para vender mercancía le gritaba: “amigo, come buy on” (lease: cam-bu-yon), que quiere decir: amigo, ven a comprar. Y nuestro mercader le gritaba desde su “falúa”. Si, si mister, yo cambuyón. Coloquialmente, con los amigos o colegas, cuando comentaban la llegada de un barco, mientras tomaban un “guanijei” en el bar del muelle, decían: Mañana llega el “silversi”, yo salgo temprano. Voy de cambuyonero”.