RECOMENDACIONES: PARA SABER MÁS DE LOS CATÓLICOS BRITÁNICOS
Los anglicanos se pasan a Roma: pero, ¿qué sabemos de los progresos de la Iglesia Católica en Inglaterra a lo largo del siglo XIX?
Para ilustrarnos un poco, presentamos dos artículos que son referencia obligatoria. Agradeciendo a sus autores esta información.
Gracias a Daemonium Meridianum:
El Papa y los anglicanos: ¿obra del cardenal John Henry Newman?
El sitio web oficial para la causa de la canonización del cardenal Newman:
The Cause for the Canonisation of John Henry Cardinal Newman
Con una acción tan humilde como añadir esta dirección a nuestros sitios webs o pasarla entre familiares y amigos, pongamos nuestro granito de arena a la causa de beatificación de este hombre y al honor de todos los que nos enorgullecemos de llamarnos católicos.
Los anglicanos desafectos, -enfrentados con su iglesia respecto al clero femenino y el matrimonio entre homosexuales, -puede que se encuentren entre los primeros en aceptar de manos de su Santidad el Papa Benedicto, la oferta de unidad con la iglesia católica.
Entre ellos hay miembros de la Comunión Anglicana Tradicional (TAC), un grupo internacional de 16 iglesias que se escindieron de la Comunión Anglicana en 2.001, y se consideran primero cristianos, luego católicos y por último anglicanos.
Un número de periodistas han sugerido que el propio Newman podría pasar a ser el patrono de los nuevos ‘Ordinariates’– nombre que se le dio a ciertos grupos de anglicanos tras su recepción en la Iglesia. ¿Estarán las plegarias de nuestro cardenal favoreciendo de alguna manera este giro en los acontecimientos de la historia religiosa?
El 20 de Octubre del 2.009 el Vaticano notificó la nueva Constitución Apostólica del Santo Padre, que proveerá de medios a los grupos anglicanos con vistas a la admisión y comunión total con la Iglesia Católica. La Constitución Apostólica permitirá a estas comunidades que retengan parte de sus tradiciones litúrgicas, siempre y cuando acepten enteramente las enseñanzas de los Papas y de los Concilios Ecuménicos de la Iglesia.
El anuncio del Vaticano se ha relacionado en seguida con la próxima beatificación de John Henry Newman, quien se convirtió al Catolicismo en 1.845 tras años de introspección y reflexión sobre la naturaleza y misión de la Iglesia de Cristo.
¿Qué pensaría el propio Newman de este plan? Se sabe a ciencia cierta que creía que la Iglesia Católica era ‘el verdadero redil del Redentor”, y escribió en la Carta al Duque de Norfolk en 1.875 que: “Desde el día en que me hice católico hasta hoy, hace ya cerca de 30 años, no he tenido jamás un momento de recelo de que la comunión de Roma no sea la Iglesia que los apóstoles establecieron en Pentecostés.”
Sin embargo, esto es meramente una parte de una idea más amplia. Newman mantuvo una sustancial correspondencia en 1.876 con el converso Ambrose Phillipps de Lisle, en la que se trataba un plan a favor de una Iglesia Anglicana ‘uniate’, similar a las Iglesias de rito orientales en comunión con Roma. El plan, que recibió algo de apoyo por parte del cardenal Manning, el entonces Arzobispo de Westminster, había sido propuesto en un panfleto anónimo llamado ¿Cristianismo o Erastianismo? En él se argüía que la Iglesia Anglicana estaba a merced del estado británico, y si no era entrando en comunión con la Santa Sede, no habría procedimiento posible para impedir esta Iglesia “Erastiana”.
La posición inicial de Newman fue escéptica, por razones prácticas. Le escribió a de Lisle el 19 de Enero que era un “proyecto plausible”, pero que veía obstáculos, por ejemplo en las relaciones entre los grupos ex-anglicanos y el resto de la Iglesia Católica inglesa (“sería muy difícil evitar perpetuos enfrentamientos entre los dos cuerpos… Los sacerdotes romanos se quejarían de que la rica y espléndida Iglesia Anglicana en su misión estaba alejando al menos a la joven generación”). Para Newman, dependía básicamente del alcance que se podía esperar de dicho plan – si bastantes anglicanos entraran en la Iglesia Católica, merecería la pena. Pero Newman apuntó que entre anglo-católicos “me han dicho que pocos se sentirán inclinados a ello”.
Pero unos diez días después Newman le volvió a escribir a de Lisle: “Nada me regocijará más que encontrar que la Santa Sede considera segura y prometedora la autorización al plan que el panfleto sugiere”.
De hecho, el plan pronto fracasó, y en consecuencia se leyó a Lisle escribir que “claramente alguna poderosa influencia… se ha interpuesto”. En Mayo, Newman consoló a de Lisle haciéndole llegar pensamientos que él ya había expresado en su Apologia pro Vita Sua: “Me inclino a pensar que debe haber algún propósito divino en ello. A menudo ha ocurrido que, en la historia sagrada y eclesiástica, una cosa es buena por sí misma, pero aún no es su momento… Y de esta forma me reconcilio con muchas, muchas cosas, y las pongo en las manos de Dios. Creer sin tapujos que la conversión de anglicanos puede que llegue a ser más sólida y más extensa, si se demora– y nuestro Señor conoce más que nosotros.”
La línea de Newman, por tanto, indicaba que los planes para una reunión de grupo se deberían dejar para el momento justo. ¿Cuándo sería idóneo? En su sermón de 1.873 ‘La Infidelidad del Futuro’, Newman había hecho mención a la influencia positiva de grupos no cristianos/católicos en tiempos modernos: “Es obvio que, mientras varios cuerpos religiosos y sectas que nos rodean de acuerdo con el permiso de Dios, han hecho daño incalculable a la causa de la verdad católica en su oposición a nosotros, hasta la fecha nos ha sido de gran servicio al protegernos y resguardarnos de los ataques de aquellos que creyeron menos que ellos mismos o nada en absoluto”.
Sin embargo él siguió hasta vaticinar la presión creciente que la secularización y las fuerzas anti-cristianas traerían a estas tradiciones no-católicas: “en años por venir, mucho será si los cuerpos más alejados consiguieran defender sus propias profesiones dogmáticas”. Mientras, según Newman, "la Iglesia Católica rápidamente le guardaría rencor a tales desafíos”, y predijo que “con el paso del tiempo, cuando a cada uno de ellos le acaezca una crisis y un momento crucial, entonces se descubrirá que, su posición más que ser en cierto modo una defensa para nosotros, se encontrará en posesión del enemigo”.
Por lo tanto, Newman pronosticó un punto en el que la fragilidad de las tradiciones no católicas-cristianas, bajo los ataques del racionalismo y la falta de fe, sería señal de que el momento exacto había llegado para poner los planes en práctica y permitir a los cuerpos de tales cristianos entrar en comunión con la Iglesia Católica. Newman no subestimó los posibles peligros de este tipo de plan. Aceptó el gran significado de la conversión personal, como la suya, y que la dificultad ahí podría ser la de integrar al completo a los nuevos cuerpos en la vida de la Iglesia Católica.
No obstante, cuando, según Newman, llegara el momento para materializar tales iniciativas sería adecuado esperar que contribuyeran a avivar y purificar la conciencia cristiana en un mundo hostil, y acarrearan bendiciones sobre ambos lados, la Iglesia Católica y sobre aquellos que de esta manera entraron en comunión con ella.
Gracias a Simancas Tradicionalista:
Robert Hugh Benson: un escritor desconocido.
Robert Hugh Benson: un escritor desconocido.
Hasta ahora desconocido en España, la editorial Homo Legens ha publicado dos obras de tan insigne personaje: Alba triunfante y Señor del Mundo. Benson, hijo del Arzobispo de Canterbury de la Iglesia anglicana, se convirtió al catolicismo en 1903 tras descubrir que el sistema doctrinal anglicano no funcionaba.
La sipnosis
Cuando monseñor Masterman se despertó de su amnesia en Hyde Park no podía creer lo que veían sus ojos. Una gran multitud de personas, entre ellas un buen número de clérigos católicos en traje de gala, escuchaban atentamente la predicación de un franciscano. Al parecer se encontraba en 1973, pero sus últimos restos de memoria eran de inicios de la década de 1910. Recordaba que en aquel tiempo la Iglesia Católica se había visto sacudida por fuertes temporales como el modernismo, el cientifismo o el evolucionismo. Todo auguraba un desastre para la Iglesia Católica en las décadas posteriores. Pero el mundo, predicaba el fraile, había cambiado drásticamente. Londres, Inglaterra, Europa e incluso el mundo entero se habían convertido al catolicismo.
En su mente, monseñor Masterman se preguntaba cómo era posible aquello. ¿Qué había ocurrido en aquellos años, de los que al parecer no recordaba nada, para que se hubiera llegado a aquella situación?
En la trama de esta novela futurista, publicada por primera vez en 1911, se mezclan los argumentos y las utopías, la resistencia política y el destierro, ideas innovadoras y dramática ortodoxia, un Papa majestuoso y curas renegados.
En Alba Triunfante, Robert Hugh Benson quiere dar las claves del futuro del catolicismo, de una sociedad católica y de una ciencia que, lejos del materialismo, ha sabido llegar a su más alto nivel. En Alba Triunfante, religión, ciencia y política son hermanas que rigen las vidas humanas desde el mismo trono.
( Homo Legens - Alba Triunfante)
Junto a la sipnosis adjunto algún fragmento del libro para hacerse más a la idea
Habían visto los socialistas con claridad absoluta los derechos de la sociedad, y los anarquistas, pos su parte, los del individuo. ¿Cómo iban a reconciliarse unos y otros?:
Acudió la Iglesia, ante estas direcciones opuestas, y dio la solución: por medio de la familia están reconocidas ambas aspiraciones: hallamos en ella la autoridad, y sin embargo la libertad también existe. Porque la unión de la familia estriba en el Amor, y el Amor es la única fórmula de conciliación entre autoridad y la libertad.
Nuevo progreso se realizó después en el terreno de la religión comparada. Al finalizar el siglo XIX constituía, en realidad, este estudio una ciencia nueva, y, como todas las que son, pretendió en seguida destruir los sistemas ajenos, antes que construir los propios. Había entonces, por ejemplo, personas cultas que presentaban como objeción al cristianismo el hecho que muchos dogmas cristianos, y no pocas ceremonias, podían hallarse también en otras religiones. Para nosotros, es hoy dificilísimo el comprender un modo de pensar semejante; pero es preciso que nos hagamos cargo de que la ciencia estaba entonces en plena juventud y ofrecía, por lo tanto, toda la inexperiencia y arrogancia propias de los jóvenes. En el decurso de los años fue desapareciendo esta objeción, que quedó solo relegada a algunos manuales racionalistas de carácter muy elemental, ya que llegó a ser evidente que mientras tal o cual religión ofrecía semejanzas con las doctrinas del cristianismo, mejor dicho, contenía las principales enseñanzas de todas las religiones, o al menos todas aquellas en que estribaba parte de su fuerza, al mismo tiempo que muchas otras necesarias para unir todas esos dogmas separados, hasta constituir con ellos un conjunto homogéneo; que, para concretar la idea en una sencilla metáfora, se levantaba sobre el mundo el cristianismo como lumbrera colocada sobre una colina, y que ciertos reflejos parciales e imperfectos de aquella eran devueltos, con mayor o menor brillo, por los distintos sistemas religiosos inventados por el hombre y agrupados en torno de la luz. Fue patente al fin, hasta para los más cortos de ingenio, que la sola explicación científica de este fenómeno estribaba en la teoría que el cristianismo era en verdad único y que, extremando mucho la parquedad en las concesiones, había que reconocerlo como el más perfecto de todos lo humanos sistemas de fe( y al decir perfecto y humano quiere significar que encarnaba y satisfacía por completo las aspiraciones religiosas de la humanidad);que era, repito, el más perfecto sistema religioso que jamás vio el mundo.
Maestro Gelimer
LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS
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