En ese país esas cazas de brujas son cada vez más frecuentes. No en vano es el lugar natal del antipapa Dawkins y donde capta un número no pequeño de los fieles de su secta. Ahora mismo me vienen a la cabeza sendos casos de dos políticos que fueron sometidos a un linchamiento público por parte de prensa y rivales políticos por ser miembros del Opus Dei, declarándolos inaptos para ejercer cargos públicos, el anciano católico encarcelado por enviar fotos de fetos abortables a una clínica abortista o el hospedero escocés que vio su negocio cerrado por negarse a proporcionar una habitación matrimonial a una pareja de sodomitas (aunque si no recuerdo mal estaba dispuesto a darles una habitación de dos camas), así como el portero polaco del Celtic de Glasgow perseguido por la fiscalía por santiguarse en un partido, acto que consideraban inductor a la violencia.
Aún así noticias tan escandalosas como ésta que criminaliza el cristianismo o la ley que permite (y no sé hasta qué punto obliga) a las iglesias a llevar a cabo "matrimonios" homosexuales constituyen una ofensiva de una hostilidad inusitada y calculada y claman por una contraofensiva igualmente agresiva.
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