El problema es que el antropocentrismo, desde el CVII, ha adquirido carta de ciudadanía en el ambiente católico. Su máxima expresión son las innumerables alusiones directamente antropocéntricas de Gaudium et Spes, documento que ha sido como la consagración que el modernismo ha hecho del personalismo-error que considera a la persona por sobre el Bien Común-. Por consiguiente, no se trata de simples accidentes, sino directamente de errores doctrinales muy severos que han tornado en fin la glorificación del hombre.
El catolicismo jamás ha acentuado al hombre sino ha Dios, la neo "teología" todo lo refiere al hombra y no hay justificación alguna para ello, pues sino salvamos es porque nuestro fin es Dios, no nuestra glorificación, ni la frición que prduce la visión beatífica, nuestro fin es Dios simpliciter y hacia el debemos ordenarnos no en una "relación personal" (esta es una nueva expresión tributaria del protestantismo a través del personalismo), sino en cuanto miembros del Cuerpo Místico. Si nos salvamos lo hacemos en sociedad, el la sociedad llamada Iglesia, no hay término medio. Es completamente imposible entender a un católico sin referirlo a la Iglesia.
Y no hay que caer en el dudoso consuelo de que las formas son sólo eso. Formas son todas las manifestaciones mediante las cuales somos percibidos; luego, son muy importantes, sobre todo cuando expresan la doctrina. Y lo más probable es que una muy mala forma exprese una mala doctrina. De hecho todos sabemos que las nuevas formas "sagradas" obedecen a una nueva fe, extraña ex toto de la Fe.
EXURGE DOMINE ET JUDICA CAUSAM TUAM
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