Estimado Alvar:
En la Biblia no hay ni puede haber contradicciones porque se trata de la Palabra inspirada de Dios. Eso no quita que una persona insuficientemente formada haya pasajes que no estén claros y se presten a interpretaciones erróneas. Ya San Pedro advertía que en las epístolas de San Pablo había partes que eran manipuladas por algunos para desviar de la verdadera fe. Y un ejemplo de ello lo vemos a diario en los protestantes llamados evangélicos: constantemente citan a San Pablo fuera de contexto para apoyar sus heréticas creencias, omitiendo otros pasajes del Apóstol de las Gentes que tiran por tierra las doctrinas protestantes. Desde los albores del cristianismo, la Sagrada Escritura ha estado debidamente explicada por los Padres de la Iglesia y por el Magisterio y la apologética ha superado con éxito todas las acusaciones que se han lanzado contra la Biblia y contra la Iglesia. Insisto, no hay contradicciones, y abundan los tratados de apologética que aclaran toda duda. La iglesia solo desaconseja la lectura de las Escrituras cuando no se tiene suficiente formación, del mismo modo que usted no se aventuraría a leer un tratado de física cuántica sin tener una formación elemental en física o un tratado de alta filosofía sin tener una preparación básica en ese sentido, ya que podría fácilmente sacar conclusiones erróneas. En la Biblia no hay contradicción ni ningún secreto que se quiera preservar de la gente. Pero como sucede con tantas otras cosas, hace falta preparación. Como yo no sé conducir, no se me ocurriría ponerme al volante de un vehículo. Es cuestión de simple sentido común. Pero la Biblia nunca ha estado prohibida, al contrario de lo que afirman los protestantes. Si no toda, casi toda está incluida en el texto de la misa (la de verdad, la de antes; no la aguada de ahora) en las distintas oraciones y textos del misal. Traducciones de las Sagradas Escrituras existen desde muy antiguo, a pesar de lo que dicen los protestantes. Cualquiera que haya estudiado un mínimo de filología alemana sabe que es falso que Lutero tradujera por primera vez la Biblia al alemán. Cuando él hizo su traducción ya existía al menos una veintena de traducciones totales o parciales de los textos sagrados. Y de ahí vino precisamente que el Concilio de Trento prescribiera una versión oficial de la Biblia y prohibiera o desaconsejara otras traducciones. El infame heresiarca alemán echó las perlas a los cerdos poniendo la Escritura al alcance de gente que apenas sabía leer, y en esas traducciones mencionadas (todas aparecidas en el curso de pocas décadas, entre Gutemberg y Lutero; no la de Gutemberg, que estaba impresa en latín) había de todo: las había buenas, malas y regulares. ¿Y cómo iba a saber el alemán promedio cuál versión era más de fiar? Eso sí, la gente culta no se dejaba engañar tan fácilmente, y al contrario de lo que enseñan los protestantes, la Biblia era muy conocida y citada. Basta echar un vistazo a nuestra literatura de los Siglos de Oro, y no me refiero a nuestros grandes autores místicos y ascéticos, sino incluso a Lope, Quevedo o Cervantes. Sus obras rebosan de citas y alusiones bíblicas, aunque no figure la referencia. Y antes de que Lutero hubiera empezado a traducir la Biblia, ya había aparecido la Biblia Políglota Complutense, en la que cualquier persona culta tenía el texto a varias columnas en latín, hebreo y griego, con numerosas anotaciones y explicaciones. La Biblia Políglota de Amberes, aparecida a fines de siglo, era más completa todavía. Para que luego digan los protestantes que en España no se podía estudiar la Biblia. Pero ellos nunca fueron capaces de hacer una biblia de esa categoría y características. Por supuesto, nosotros ya teníamos la Biblia en español antes que nadie: En el siglo XIII apareció la Biblia Alfonsí (de Alfonso X el Sabio) y la Fazienda de Ultramar, destinada a los que peregrinaban a Jerusalén, por lo que iba acompañada de mapas, explicaciones y otros consejos para los viajeros. Ah, me olvidaba de otro mal fruto del protestantismo al poner la Palabra de Dios en manos de personas sin preparación: ya hay más de 30.000 iglesias y sectas, porque claro, cada una quiere llevar el agua a su molino y no todas se ponen de acuerdo en la interpretación.
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