Lo cierto es que más de uno de los que nos encontramos en estos foros, hemos atravesado alguna vez nuestro propio desierto de "ateísmo o herejía"

De joven, aún teniendo una formación familiar crisitiana, no era yo muy dado a las Misas.

La cosa estaba clara. Entre una sacerdote hablando de Dios..., y una buena juerga con los amigotes..., ganaban los amigotes por goleada.

Al cabo de mucho tiempo, gracias a Dios y a otros factores (entre los que se encuentra un sacerdote) uno fue volviendo al redil.

Hoy sólo pido una cosa. Para ir a Misa "Nuovo Ordo", lo mejor es no "hacerte" amigo del sacerdote.

Escuchar la Misa, la lectura de los Evangelios, y sobre todo Comulgar. Después, mejor que el sacerdote y la parroquia (con sus feligreses) se quede en su sitio, que yo acudiré a los mios. Si empiezo a mezclarme con unos y con otros, lo más seguro es que termine despotricando de más de uno, poniéndole faltas y reproches (como si yo no los tuviese a montones y me considerase el más puro, listo y perfecto del mundo) y me enfadaría tanto que terminaría por dejar de ir a Misa mandando a más de uno a ese sitio turístico llamado mie... junto a todos los concurrentes.

Es por ello que me alejo de participar en actividades parroquiales (ya tuve una frenética afición hace unos años y sólo me sirvió para pelearme con varios curas y sus respectivas feligresías) o de ir a "charlar" de teología con el sacerdote, para luego terminar por descubrir que sus gustos y los míos son como la noche y el día.

Yo a mi casa con mis lecturas, y el a la suya con las propias.

Por lo demás, estoy con lo que se dice en le hilo. Prefiero a los santos con dos pistolas.

Y con trabuco y navaja albaceteña o toledana en el refajo, por si las pistolas se quedan sin munición, ya que aquí en la península, somos muy dados a eso de lanzar estocadas a corta distancia con navajas afiladas.