La infancia de Jesús
Alfonso Llano Escobar, S. J.
Así se titula el tercer volumen de la trilogía sobre Jesús de Nazaret del teólogo Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI. Ha sido editado en nueve idiomas, entre ellos el español, y sale con una primera edición global de un millón de ejemplares.
Con una serie de artículos de prensa y de entrevistas por radio y televisión, quiero orientar a los lectores de este libro del Papa, que ofrece una dificultad especial, la virginidad de María, que va a dar mucho que hablar a los teólogos y a los medios.
Para empezar, estos últimos se preguntan: ¿por qué vuelve el Papa sobre un punto que parecía ya superado, a saber, la virginidad de María?
Respondo: por tres razones, una obvia, y es que el teólogo Ratzinger se propuso escribir una trilogía sobre Jesús de Nazaret. Ya se había ocupado de la vida pública de Jesús y de su Pasión, muerte y Resurrección. Le faltaba este tercer volumen, ya anunciado, sobre la infancia de Jesús. Y ahora lo hace, tema que lo lleva a hablar necesariamente de la virginidad de María. Segunda, porque Jesús es el personaje central de la fe católica, y es deber del Papa predicar a Jesús opportune et importune, a tiempo y a destiempo, como aconseja san Pablo a Timoteo (II Tim 4,2). Tercera: porque el tema de la virginidad de María está siendo revisado por algunos teólogos católicos y requiere aclaración.
Hablar de Jesús no es fácil, porque es un misterio, el misterio central de la fe católica, que confiesa que Jesús es verdadero (hijo del) hombre y verdadero (hijo de) Dios. Esta doble realidad supone un doble nacimiento. San Pablo, en la carta a los filipenses 2,6 nos dice que Jesús fue un hombre común y corriente (Fil 2,7). San Mateo, el mismo que nos habla de la concepción divina de Jesús (1,26), nos presenta a Jesús como el hijo de María y de José ( 13,53 y ss.) y con varios hermanos hombres y varias mujeres. Conviene aclarar que, a juicio del biblista católico norteamericano John Meier, quien estudia a fondo el problema, en los cuatro Evangelios se trata de verdaderos hermanos carnales de Jesús (Un Judío Marginal, I, 341). Es hora de dejar el cuento de que son primos hermanos de Jesús. Tal supuesto se aducía para poner a salvo la virginidad corporal de María. El Papa cita varias veces en su trilogía la obra de este gran biblista, sin oponerse a su interpretación de la no virginidad corporal de María.
Para que se entienda la posición del Papa en este volumen tercero, conviene tener en cuenta que en teología hay dos maneras complementarias de acceder a Jesús: una vía descendente, que es la que sigue el Papa, y siguieron los cuatro primeros concilios, que se apoya en san Juan I,14: "El Verbo se hizo hombre", vía que hace énfasis en la divinidad de Jesús, como lo hace el Papa, y la otra vía que es ascendente, que fue la histórica, que comienza con el hombre Jesús y termina con su exaltación como Hijo de Dios, según la cual María tuvo una familia numerosa.
Resumiendo: el lector de esta obra de Ratzinger se va a encontrar con la afirmación de la virginidad de María. Dado que el Papa sigue en esta obra la vía descendente, hace énfasis en su divinidad, que da pie a la virginidad teológica de María (Mt 1,26) y silencia su humanidad, cuyo origen no es virginal (Mt 13,53 y ss.). En otras palabras: María engendra al Hijo de Dios virginalmente, en sentido teológico, sin la intervención de José, tal como lo relata Mateo 1,26, por obra y gracia del Espíritu Santo. En cambio, como madre del hombre Jesús, igual a nosotros, lo engendra con un acto de amor con su legítimo esposo, José, del cual tuvo cuatro hijos varones y varias mujeres (Mt 13,53 y ss.).
Esperemos el libro y hablaremos con mayor conocimiento de causa.
Alfonso Llano Escobar, S. J.
cenalbe@javeriana.edu.co
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