Con tal noticia me he conectado a Internet. Pensando inicialmente que pudiera tratarse de una noticia escandalosa de la prensa amarilla, he consultado en varias páginas de diferentes medios y, en efecto, parece ser real. Su renuncia por razones de salud está prevista para el 28 de febrero próximo, y no se había producido una renuncia semejante desde 1415, si no me equivoco.

Ahora se abren toda una serie de interrogantes: una vez que haya un nuevo Santo Padre ¿cuál será el estatus de Benedicto XVI? ¿el proceso que ahora se inicia es igual que cuando fallece un Santo Padre, o se contemplan algunas variantes? ¿intervendrá él mismo en la elección del nuevo Papa?... No cabe duda de que estamos ante un hecho extraordinario en nuestra Iglesia que no se había dado en casi 600 años.