Regino, nadie niega que haya habido esclavitud de negros en tierras hispánicas. Todo el mundo lo sabe. Aparte los casos individuales que pudiera haber, los negros, si bien no estaban sujetos, al menos en el principio, a una legislación que los protegiera, como en el caso de los indios, es innegable que en general eran objeto de un trato mucho más humano en la Península y en Indias, que con el tiempo fue indudablemente mejorando. Lo mismo que las Leyes de Indias, que no se dictaron todas de una vez, sino a lo largo de casi tres siglos. Y que no empezaron con las Leyes de Burgos, sino con el testamento de Isabel la Católica no lo olvidemos.

Vuelvo a insistir: en ningún momento se consideró que un indio o un negro no pudiera tener alma. Esto no tiene nada que ver con que unos estuvieran mejor o peor considerados que otros. Es de fe que todos somos criaturas de Dios, y por tanto dotados de alma. En el siglo XVI nadie habría podido sostener, ni se le habría pasado siquiera por la cabeza, que los negros pudieran ser descendientes de simios o algo por el estilo. Por supuesto que no lo son, pero Nietzsche ya los consideraba una especie de trogloditas inferiores a los hombres.

Es sabido que había eclesiásticos que tenían servidores negros, no nos descubre América. Pero incluso aunque se compraran y se les llamara por tanto esclavos, el trato era bastante más digno de lo que pudiera ser en otros casos, ya que al fin y al cabo era un fámulo, un familiar (la familia antiguamente incluía a los sirvientes que vivían en la casa).