La verdad de garabandal
Aunque ya hay algún hilo abierto sobre lo que aconteció en una aldea de Santander, "San Sebastián de Garabandal" entre 1961 y 1965, lo cierto es que a día de hoy sigue habiendo gente que niega los hechos. Se trató de una serie de apariciones marianas para la devoción privada y sobre esto ya se hablará, que fueron pronto catalogadas de superchería y fraude, llamando a los que sostenían que allí hubo algo sobrenatural (también se hablará en qué consisten los criterios de discernimiento, como "garabandalistas", algo así como partidarios de una facción, o un grupo de fanáticos, en cualquier caso como descalificación (claro ejemplo de caridad con el prójimo y de amor al mismo), cuando aquella gente que estuvo allí entonces, y la misma que hoy sigue acudiendo a la aldea cada 15 de agosto con motivo de la Asunción de Nuestra Señora.
Garabandal
Desde un primer momento, hubo una manifiesta hostilidad del Obispado de Santander contra los acontecimientos de Garabandal, demasiada para ser sana, demasiada para ser verdad, demasiado separada del Evangelio. Hay quienes han hecho notar cosas raras, tales como estos cabalismos:
Las supuestas apariciones comenzaron en San Sebastián de Garabandal, el 18 de junio de 1961 (FC: la fecha 18 de junio, es igual a tres veces seis, del sexto mes y según los testimonios la primera visión fue a las 18 horas, otra vez, tres veces seis)...
Que más suenan a Enciclopedia del Zohar https://es.wikipedia.org/wiki/Zohar que a otra cosa, pero del mismo modo también hay quienes se han fijado en otra circunstancia sumamente significativa, así como en una frase terrible comunicada a las niñas por la Virgen que se les aparecía.
En 1961 empezaron las apariciones, al más de un año más tarde comenzó el Concilio Vaticano II. En 1965 las apariciones acabaron, y a final de ese mismo año finalizó el Concilio.
Era el mes de junio de 1965, Conchita la principal niña entre las cuatro videntes estaba con fiebre alta, al parecer 39º, y aún así afirmó que vería al ángel San Miguel. Como es lógico la gente no terminaba de creérselo, pero esa inseguridad siempre fue una constante. Así se comunicó que había un último mensaje y el día 19 (sábado), a la puerta de la casa de sus padres, a eso de las 11'40 de la noche fue leído el mensaje, en español y en francés, y éste es el texto:
"El mensaje que la Santísima Virgen ha dado al mundo por la intercesión de San Miguel.
El ángel ha dicho:
Como no se ha cumplido, y no se ha dado mucho a conocer mi mensaje del 18 de octubre, os diré que éste es el último.
Antes la copa se estaba llenando;ahora está rebosando.
Los sacerdotes van muchos por el camino de la perdición, y con ellos llevan a muchas más almas.
La Eucaristía: cada vez se le da menos importancia.
Debéis evitar la ira del Buen Dios sobre vosotros con vuestros esfuerzos. Si le pedís perdón con alma sincera, Él os perdonará.
Yo, vuestra Madre, por intercesión del ángel San Miguel, os quiero decir que os enmendéis.
¡Ya estáis en los últimos avisos! Os quiero mucho, y no quiero vuestra condenación. Pedidnos sinceramente, y nosotros os lo daremos.
Debéis sacrificaros más. Pensad en la Pasión de Jesús."
FUENTE: Se fue con prisas a la montaña. P.Eusebio GARCÍA DE PESQUERA. 1979 (Pascua de Resurección), pág., 528
Todo un peculiar texto para ser "falseado" por una niña de aldea en 1965. Todos las indicaciones son de una importancia capital, representan el aviso de que hay que reflexionar y arrepentirse, se avisaba que el mundo iba a peor. Pues al Obispado de entonces lo único que le importó fue afirmar que allí no había nada, que todo era mentira, claro, como no iba a serlo si:
"Los sacerdotes: van muchos por el camino de la perdición, y con ellos llevan a muchas más almas."
Una inscripción en bronce sobre una columna de piedra, ubicada en el camino hacia los pinos, hoy reza:
]"Muchos cardenales, obispos y sacerdotes van por el camino de la perdición y arrastran a muchas almas."
Había que hundir, acabar y enterrar a Garabandal. Lo peculiar del asunto es que hoy en día muchos que se las dan de católicos verdaderos dan crédito a las farsantes maniobras de cuatro obispos. Obispos muy segundovaticanistas, con lo que tales católicos que se las dan de pre-CVII resulta que les hacen el caldo gordo.
https://forocatolico.wordpress.com/2...erios-de-roma/
En este hilo pienso ir desmontando esta farsa. No voy a reproducir libros enteros, de los que dispongo en un buen número, aunque me basaré en tres de ellos. Y no los voy a reproducir por la sencilla razón de que sólo ocupan 1435 páginas.
Última edición por Valmadian; 27/06/2017 a las 03:53
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Marcadores