Re: La verdad de garabandal
Siguiendo con el hilo, y buscando darle una cierta intención de que quien lea tenga los elementos necesarios para hacerse una idea propia, procedo a transcribir un texto entresacado del siguiente libro: El gran portento de Garabandal, José María de DIOS, Editorial CÍRCULO, Zaragoza 1969 (Dep. Legal Z. 22- 1969), 431 PÁGS., hay que especificar que el autor es teólogo.
LA TEOLOGÍA Y LA PSICOLOGÍA.
Entorno a algunos hechos o fenómenos habidos en Garabandal.
14. Visiones.
Físicamente hablando, visión es la percepción de algún objeto por medio de los ojos corporales. Místicamente, es la percepción sobrenatural de un objeto que es invisible de manera natural para los hombres.
Pueden ser corporales, espirituales (imaginarias) e intelectuales. Corporal, si se percibe y se muestra a nuestros sentidos corporales. Espiritual, si se percibe mediante el espíritu o mediante imágenes del cuerpo ausente. Intelectual, si mediante el entendimiento y como propio de él. Las más excelentes son las intelectuales; luego las imaginarias y, por último, las corporales, que son las que más se prestan a ilusiones y engaños.
1.- En las corporales o apariciones el sentido de la vista percibe una realidad objetiva que es invisible de modo natural; no hace falta que sea un cuerpo real el objeto, basta que sea una forma sensible o luminosa y exterior. Se produce la visión corporal ya directamente por la aparición real, ya mediante la acción inmediata ejercida por un agente externo que obra sobre la retina para producir la misma impresión que lo haría la visión real de un objeto.
2.- En las imaginarias la representación es exclusivamente obra de la imaginación, es decir, se representa en la imaginación de forma sensible y sobrenaturalmente al espíritu con tanta y más vivacidad que las realidades físicas exteriores. Esta representación puede hacerse:
2.1 Mediante la representación o excitación de las imágenes que ya tenemos recibidas por los sentidos.
2.2 Por combinación de estas imágenes ya adquiridas y conservadas en nuestra imaginación.
2.3 Y por nuevas imágenes infusas.
Las dos primeras puede hacerlas el demonio; la última no.
Suelen hacerse de forma representativa v. gr. la aparición del ángel o de la Virgen, y de manera simbólica, v. gr. los sueños de José.
3.- En las intelectuales el entendimiento por medio de un conocimiento sobrenatural ve sin ayuda de representación o imagen sensible aquello que Dios quiere que vea. El conocimiento intelectual, por tanto, no es el natural, sino uno sobrenaturalmente proporcionado, ya por el objeto que suele estar sobre las fuerzas naturales de él, aunque caiga tal vez dentro de su esfera, pero con una luz que rebasa las claridades más evidentes de la razón, de manera súbita e inmediata; ya por la duración, pues perseveran largo tiempo las visiones intelectuales (Moradas, VIII, nº 3); ya por sus efectos de luz, amor, paz, anhelo de lo celestial, disgusto de lo que no sea Dios.
Notemos que la visión intelectual puede producirse en éxtasis, en vigilia, o durante el sueño. Habrá que analizar el objeto y la luz que lo esclarece.. No suelen explicarlo las almas que la tienen por no encontrar palabras para ello. Pero tienen plena certeza de la visión y de que es de Dios.
Generalmente las apariciones del Señor y de la Virgen no suelen ser personales con su presencia personal, sino representativas, realizadas mediante el ministerio de los ángeles. Así que no es la Virgen que baja del Cielo para aparecerse a las videntes, sino una representación de Ella hecha por ministerio de los ángeles.
Estas visiones o apariciones son gracias llamadas en teología gratis dadas, y no son normales, sino más bien extraordinarias en la economía de la gracia divina, aunque se den en la Iglesia a través de los siglos con una constancia moral.
Para discernirlas bastará aplicar las reglas de discernimiento espiritual. Las corporales e imaginarias admiten injerencia del demonioo de la imaginación de quien las tiene. Las intelectivas no.
La mejor regla para conocerlas será atender a sus frutos, pues "por sus frutos los conoceréis (Mt., VII, 16).
Las de Dios producen al principio temor, pero luego dejan el alma llena de amor, humildad, suavidad y paz; se entrega el alma con redoblada energía a la práctica de las virtudes heroicas.
Las del diablo comienzan con gusto y suavidad, pero luego dan frutos malos, el alma se llena de inquietud y turbación, orgullo, presunción y soberbia.
Las producidas por la propia imaginación se conocen por la vanidad, curiosidad, superficialidad, inconstancia y contradicción en su relato.
15. LOCUCIONES
Se distinguen claramente de las visiones, las locuciones, porque las visiones se dan mediante las imágenes, mientras que las locuciones es mediante afirmaciones o deseos, sin imágenes o realidades. Aunque suelen producirse juntas ambas cosas, pueden darse aisladas. Pueden ser auditivas, imaginarias e intelectuales, según se den en el oído, imaginación o entendimiento.
1.- Auditivas, se producen mediante vibraciones acústicas en el aire mediante el ministerio de los ángeles o los demonios; a veces da la sensación que salen de la imagen que sed aparece, o de la Sagrada Eucaristía cuando se comulga.
2.- Imaginarias, que se perciben en la imaginación ya estando despiertos o durante el sueño. Pueden proceder de Dios y de los ángeles buenos y malos, excitando las imaginaciones ya habidas en otras ocasiones. No pueden dejarse de percibir aunque uno lo quiera, y por esto se diferencian de las imaginaciones personales, fruto de nuestra propia imaginación. Atendiendo a sus frutos, se logra saber si son de Dios o no.
3.- Intelectuales, se producen directamente en el entendimiento sin concurso de los sentidos externos e internos, como lo hacen los ángeles cuando se comunican sus pensamientos, mediante las especies inteligibles ya existentes en la persona o también con las infusas y la luz sobrenatural, que las ilumina con luz inefable. Tienen afinidad con las visiones intelectuales. Sólo Dios puede causarlas si son verdaderas.
Quien quiera más explicaciones vea a San Juan de la Cruz, Subida, II, 29, 1-3
17. Revelaciones
Entendemos por revelación la manifestación sobrenatural de una verdad oculta o un secreto divino que Dios hace para el bien general de la Iglesia o para utilidad particular de la persona a quien algo se la revela. Puede hacerse mediante visión, locución o instinto profético. Supone, si es perfecta, el don de la profecía, y para interpretarla hay que aplicar las reglas de discreción de espíritus.
Pueden ser públicas o privadas, según que se dirijan a toda la Iglesia, como lo es la revelación oficial, o sólo a una persona particular.
Aquí sólo estudiamos las revelaciones particulares. Pueden clasificarse en absolutas, condicionadas y conminatorias, según que no dependan de condición alguna, o dependan de ella, o se den con la amenaza o anuncio de algún castigo. Las conminatorias suelen ser condicionadas.
Las revelaciones privadas son un carisma constante en la Iglesia con constancia moral y pertenecen, si refieren acontecimientos futuros, al profetismo o don de profecía (...) no tienen el valor de las revelaciones públicas, ni pertenecen a la fe católica.
Los que reciben estas revelaciones particulares, y después del juicio favorable de la Iglesia sobre ellas, están obligados a aceptarlas con el debido respeto.
Las demás, aunque estén aprobadas por la Iglesia, no están obligados a creerlas con asentimiento de fe divina, ya que la Iglesia no intenta al aprobarlas garantizar su autenticidad, sino declarar simplemente que no son contrarias a la fe y a la doctrina católica, y que pueden creerse piadosamente por los fieles. Es excesivamente temerario ponerlas en ridículo si están aprobadas por la Iglesia.
Sobre su interpretación recomendamos a los lectores que lean a San Juan de la Cruz, Subida, II, 18-20
No se deben rechazar sólo porque alguna de sus partes o algún detalle de ellas sean falsos; pues esto no impide que el resto sea verdadero.
FUENTE: Op. cit., páginas 30-36
Última edición por Valmadian; 30/06/2017 a las 20:56
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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