Si yo sugiriera que entre la Tierra y Marte hay una tetera de porcelana que gira alrededor del Sol en una órbita elíptica, nadie podría refutar mi aseveración, siempre que me cuidara de añadir que la tetera es demasiado pequeña como para ser vista aún por los telescopios más potentes. Pero si yo dijera que, puesto que mi aseveración no puede ser refutada, dudar de ella es de una presuntuosidad intolerable por parte de la razón humana, se pensaría con toda razón que estoy diciendo tonterías. Sin embargo, si la existencia de tal tetera se afirmara en libros antiguos, si se enseñara cada domingo como verdad sagrada, si se instalara en la mente de los niños en la escuela, la vacilación para creer en su existencia sería un signo de excentricidad, y quien dudara merecería la atención de un psiquiatra en un tiempo iluminado, o la del inquisidor en tiempos anteriores.
Hay argumentos sólidos a favor de la existencia de Dios. Algunos de ellos son muy buenos. Pero supongamos que no fuese así, supongamos que todos los argumentos a favor de Dios fracasen y que no haya ninguna razón más para creer en Dios. ¿Qué sigue? ¿El ateísmo? Es muy importante darse cuenta de que la respuesta a esta pregunta es NO. Lo que sigue es, como más, el agnosticismo suave.
2. ¿Cuándo la Ausencia de evidencia = Evidencia de Ausencia? (O, cuando es la inferencia de “No veo ninguna” a “no hay ninguna” válida?)
Lo que he dicho hasta ahora plantea la pregunta: ¿Cuándo es que la ausencia de evidencia se vuelve evidencia de ausencia? Esta es una buena pregunta porque a veces (pero no siempre) la ausencia de evidencia implica la evidencia de ausencia. Vamos a empezar a trabajar con algunos ejemplos.
Ejemplo 1.
Elefantes en la Habitación (Ausencia de Evidencia = Evidencia de Ausencia). Alguien pregunta: “¿Hay algunos elefantes en la habitación?” Después de mirar alrededor y no ver ninguno, yo digo: “No, no veo ninguno. No hay elefantes en la habitación.”
La inferencia de “No veo ninguno” a “No hay ninguno” en este ejemplo está justificada. Con respecto a los elefantes en la habitación, yo no soy agnóstico, en lugar de positivamente afirmar: No hay elefantes en la habitación. En este caso, la ausencia de elefantes en la habitación es evidencia de su ausencia. Pero esta inferencia no es válida para el ejemplo 2.
Ejemplo 2. La mosca del Gran Cañón (Ausencia de evidencia ≠ Evidencia de Ausencia)
Estamos de pie en la cima del Gran Cañón y alguien pregunta a, “¿Hay una mosca allá abajo?” Después de una rápida mirada yo digo, “No, no veo ninguna. No hay mosca allá abajo.”
Al igual que en el último ejemplo que pasamos “No veo ninguna” a “No hay ninguna,” pero a diferencia del ejemplo anterior, la conclusión es injustificada. El agnosticismo con respecto a la mosca es la respuesta apropiada aquí. Así que en el ejemplo del Elefante, no tenemos que ser agnósticos. Sin embargo, en el ejemplo de la Mosca del Gran Cañón si tenemos que serlo. ¿Por qué? Tenga en cuenta que no es el tamaño relativo del objeto lo que crea la diferencia (El cuidador del zoológico le podría haber preguntado en su viaje al zoológico, “¿Cree usted que hay un elefante en la jaula en el sala del lado?” Para lo cual su respuesta podría ser el agnosticismo: “no tengo ni idea. Tal vez”.
La destacada diferencia entre esos dos ejemplos tiene todo que ver con su situación epistémica—que es, aproximadamente, la extensión y los límites de su capacidad de conocer algo a través de sus fuentes principales de conocimiento (la percepción, memoria, introspección, testimonios, etc.)—y el hecho de que sólo en una situación (los elefantes en la habitación) es que esperamos tener el conocimiento, el cual nos falta. Mi situación epistémica con respecto a saber si un elefante esta en la habitación es bastante buena, aunque mi situación epistémica con respecto a saber si una mosca vive en el fondo del Gran Cañón es bastante pobre. ¿Por qué? Cuando estamos en una situación epistémica
buena para poder decir, “No hay X”? ¿Cuáles condiciones se deben cumplir? Por lo menos dos. En ausencia de evidencia de un objeto O, usted puede negar que O existe ,em>sólo si estos criterios se cumplen:
Criterio de Expectativa de Evidencia. Si un objeto O existiera, entonces podemos
esperar que haya evidencia para ello.
Criterio de Expectativa de Conocimiento. Si hubiera evidencia de un objeto O, entonces esperaríamos tener un
conocimiento de las evidencias.
En resumen, en ausencia de evidencias, podemos negar la existencia de algo O sólo si deberíamos esperar tener evidencias suficientes para saber que O existe, pero en realidad carecemos de ellas.
(Dos observaciones técnicas. En primer lugar, cuando digo “evidencia” sólo quiero decir cualquier tipo de
consideraciones epistémicas positivas a favor del objeto O. De este modo, tener consideraciones no-preposicionales para algo podría, muy bien, contar como “
consideraciones epistémicas positivas.” Ese punto se vuelve importante en vista de la Epistemología Reformada y del hecho de que la creencia en Dios puede ser “propiamente básica,” lo cual puede contar como “
consideraciones epistémicas positivas. Ese tipo de consideraciones
epistémicos positivas también incluyen una noción de ser lógicamente incoherente. Si la idea de algo es lógicamente incoherente—como un “soltero casado” o un “círculo cuadrado” – entonces realmente no tenemos un ejemplo relacionado con la ausencia de evidencia, ya que tenemos las consideraciones epistémicas positivas máximas para su no-existencia. (Este punto también refuta la objeción que a veces se hace de que “Dios existe” no es falsable. Ignoro esto para nuestros propósitos, ya que ningún ateo ha sido capaz de demostrar que la idea de Dios es lógicamente incoherente). En segundo lugar, estas son condiciones necesarias para estar en una buena situación epistémica para negar la existencia de algo, pero no son condiciones suficientes. En otras palabras, sólo porque (aún si) alguien cumple con ambos criterios, eso de ninguna manera le obliga a negar la existencia de O).
Para demostrar su posición, el ateo tiene su tarea cortada: Lo que debe hacer es demostrar que (a) la situación epistémica en que nos encontramos con respecto a la creencia en la existencia de Dios satisface los Criterios citados arriba, y (b) demostrar que no tenemos suficientes evidencias para saber que Dios existe. De manera equivalente, él debe demostrar que todos los argumentos a favor de Dios no son sólidos y luego discutir que si Dios existiera, entonces podemos esperar estar en una posición de saber si Dios existe. Pero, como veremos, hay una buena razón para pensar que (a) es falso porque nuestra situación epistémica en la que nos encontramos con respecto a la creencia en la existencia de Dios no satisface el criterio anterior.
3. Problemas Satisfaciendo los Criterios para la Pregunta de Dios.
Vamos a aplicar estos criterios a Dios y a la distinción del ateísmo/agnosticismo. En cuanto a Dios, si cualquiera de esas condiciones no se cumplen, incluso si una de ellas falla — el ateísmo no puede ser concluso en la ausencia de un argumento sólido a favor del ateísmo.
Los ateos dicen que ambos criterios se cumplen en lo que respecta a la pregunta de Dios, y ellos dicen que no tienen evidencia suficiente para saber si Dios existe. Ahora, ya que muchos ateos reconocen con frecuencia (como lo hizo Russell) que no hay argumentos sólidos para el ateísmo, esto deja el caso del ateo dependiendo por completo de los criterios.
Pero se puede argumentar que la situación epistémica de alguien con respecto a la creencia en Dios no siempre cumple esos criterios y por lo tanto uno no puede concluir que el ateísmo es verdadero al frente de la (aparente) falta de evidencia para Dios. Aquí hay otra manera de pensar acerca de esto: Supongamos, por amor al argumento, que no hay buenos argumentos o evidencia para Dios, luego, en cuanto a los ejemplos dados mas arriba, la propia situación epistémica para Dios está más cerca al ejemplo de la Mosca en el Gran Cañón que a la del ejemplo de los elefantes en la habitación—y por lo tanto, la mayoría de los casos, el agnosticismo (suave) es la postura que debe ser tomada, no el ateísmo, en frente a la (aparente) falta de evidencia para Dios.
A. ¿Por qué el “Criterio de Expectativa de Evidencia” No siempre se Cumple?
El Criterio de Expectativa de Evidencia—el cual usted recordará dice que si un objeto O existe, entonces podemos esperar que haya evidencia para él—no siempre se cumple en nuestra situación epistémica en cuanto a saber si Dios existe.
Se puede poner en duda de que Dios cumpla con el Criterio de Expectativa de Evidencia si usted piensa por un momento sobre la naturaleza fugaz de las evidencias. Sólo en los últimos 20 años hemos descubierto el increíble e incalculable ajuste fino de nuestro universo para la vida inteligente (véase la discusión del Argumento Teleológico en el capítulo 4 de
Reasonable Faith(Fe Racional), 3ra edición), y sólo en los últimos 80 años hemos aprendido científicamente que el universo se está expandiendo y que debió haber empezado a existir (véase el análisis del Argumento Cosmológico Kalam – capítulo 3 de
Reasonable Faith (Fe Racional), 3ra edición).
Por siglos y siglos de la historia, esta evidencia simplemente no estaba disponible para nuestros antepasados. Pero ya que el progreso futuro en el conocimiento requiere de la ignorancia del presente, esto significa que nuestro entendimiento actual será incompleto o falso. Por lo tanto, no siempre es el caso de que “Si hubiera evidencia para Dios, entonces esperaríamos tener evidencias de eso.” Una objeción y una réplica.
Pero podemos imaginar al ateo objetando:
Cierto, cierto, la evidencia y los buenos argumentos, a favor del teísmo y muchas otras cosas, fluctúan de acuerdo al tiempo y lugar. Pero si Dios existe, entonces él tiene un deber moral de revelarse a sí mismo con claridad a todas las personas independientemente del tiempo y lugar. Ya que no ha hecho eso – ya que él ha desobedecido su deber moral en revelarse con claridad a todas las personas – podemos decir de manera segura que Dios no existe.
Tuve un profesor ateo que estaba de acuerdo con ese sentimiento. Él decía que si Dios quería que nosotros creyéramos en él, estaría por ahí en el cielo saludando con las manos y diciendo adiós a todos, separando más los mares y elevando objetos masivos.
El problema con este razonamiento es que Dios no está interesado en realizar trucos de fiestas para que podamos decir: ¡Ah! eso es realmente algo” y continuar adelante y vivir una vida sin cambios, continuando en nuestros caminos pecaminosos centrados en nosotros mismos. Dios tendría una obligación moral de realizar más acciones milagrosas sólo si, al hacerlos, más personas entran en una relación de salvación, personal con él. ¿Pero lo harían ellos?
No tenemos ninguna buena razón para pensar que lo harían, el ateo no nos ha proporcionado una razón para pensar que si Dios se revela más abiertamente, entonces más personas vendrían a disfrutar de una relación salvadora con él de las que lo harían de otro modo (si Dios no lo hubiera hecho). Mientras que los entretenimientos y los trucos de magia posiblemente resultarían en que gente llegue a creer la proposición “Dios existe,” ¿cómo podríamos saber que resulte en el cambio del corazón de uno (cf. Lucas 16:30-31)? El Nuevo Testamento dice: “¿Tú crees que hay un solo Dios? ¡Magnífico! También los demonios lo creen, y tiemblan” (Santiago 2:19), y es simple que los demonios carecen de una relación personal con Dios. Por otra parte, el Antiguo Testamento describe a Dios revelándose a través de varios prodigios milagrosos—a través de las plagas sobre Egipto, la columna de fuego y humo, la separación del Mar Rojo, entre otros—sin embargo, esos acontecimientos, tan milagrosos que fueron, no propusieron a largo plazo un cambio en el corazón de los israelitas. Una y otra vez cayeron en la apostasía.
Por lo tanto, incluso si Dios fuera abrir más el mar o levantar objetos masivos, no hay ninguna razón para pensar que la mera producción de conocimiento proposicional de Dios (como creer la afirmación de que la población de China supera un billón) daría como resultado una relación personal con él que transforma la vida. El ateo no ha demostrado que Dios tiene la obligación moral de revelarse de manera para todas las personas, el hacer eso podría ser un mero entretenimiento.
B. ¿Por qué el “Criterio de Expectativa de Conocimiento” No siempre se cumple?
Considere el segundo criterio, el Criterio de Expectativa de Conocimiento, que dice que si hubiera evidencia de algo, entonces podemos esperar tener conocimiento de dicha evidencia. Se pueden dar por lo menos tres razones del por qué nuestra situación epistémica sobre saber si Dios existe, no puede satisfacer este criterio, esto es porque hay veces en que no debemos esperar a conocer la evidencia de la existencia de Dios. Decir esto es probable que suene ilógico, al principio, pero escúcheme.
En primer lugar, dada la universalidad del pecado y su efecto en nuestra situación epistémica, no es en lo absoluto sorprendente que la existencia de Dios no sea evidente y que no siempre cumplamos con el Criterio de Expectativa de Conocimiento. Según el Cristianismo tradicional, uno de los efectos de nuestra pecaminosidad humana es el mal funcionamiento de la facultades cognitivas: ellas no siempre funcionan como para conducirnos a las conclusiones no auto-centralizadas.
Esto significa que ellas no siempre pueden ser útiles en la interpretación de la evidencia a una luz favorable y verdadera porque muchas verdades tienen conflicto con nuestro egoísmo. (Jesús dijo: “El mundo… me aborrece porque yo testifico que sus obras son malas” (Juan 7:7)). Estos efectos sobre nuestras facultades cognitivas son llamados “efectos de notificación” del pecado y pueden distorsionar la evidencia de Dios, incluyendo el testimonio del Espíritu Santo, así como otras cosas mucho más mundanas en la vida (por ejemplo, es más fácil tergiversar nuestros oponentes que tomar tiempo para entenderlos). Profesor Plantinga describe muy bien estos efectos noéticos:
Los efectos noéticos del pecado están concentrados con respecto a nuestro conocimiento de otras personas, de nosotros mismos y de Dios…el pecado afecta mi conocimiento de otras personas de muchas formas. Debido al odio o disgusto de algún grupo de seres humanos, yo podría pensar de ellos como inferiores, de menos valor que yo y que mis amigos que han obtenido más logros. Por causa de la hostilidad y resentimiento, yo puedo subestimar o completamente mal entender la actitud a alguien más hacia mí…debido a ese básico y primitivo orgullo de pecado, yo puedo sin pensar y casi sin notar asumir que yo soy el centro del universo (por supuesto si usted me pregunta, yo le voy a negar pensar dicha cosa), exagerando bastantemente la importancia de que me sucede como opuesto de lo que le sucede con los otros…
Además, Plantinga añade que:
El efecto noético más serio del pecado tiene que ver con nuestro conocimiento de Dios. Si no fuese por el pecado y sus efectos, la presencia y la gloria de Dios serían obvias y no controversiales para todos nosotros como la presencia de otras mentes, objetos físicos y el pasado…Nuestro conocimiento de su de su carácter y su amor hacia nosotros puede ser apagado: hasta puede ser transformado en un pensamiento resentido de que Dios tiene que ser temido y desconfiado; podría verle como indiferente y hasta malévolo.
En la taxonomía tradicional de los siete pecados capitales, hay una que es la pereza. La pereza no es simplemente estar ocioso, como la inclinación de acostarse y mirar televisión en lugar de salir y hacer los ejercicios que uno necesita; al contrario es un tipo de muerte, ceguera, imperceptibilidad, acedia, torpor espiritual y una falta de estar conciente de a presencia, de su amor y de los requisitos de Dios.
2
Plantinga pasa a explicar cómo las deliberaciones de la instigación interior del Espíritu Santo (con lo que el Espíritu Santo obra convenciéndonos de la existencia de Dios, entre otras verdades) pueden ser suprimidas o impedidas al cambiar el enfoque lejos de Dios, por ejemplo, el deseo de vivir una vida que Dios no aprueba. Esta fue la razón auto-admitida por Aldous Huxley por su incredulidad. Él dice que él tenía “motivos” para no querer creer en Dios y por lo que “asumió” que Él no existía y que “pudo sin ninguna dificultad de encontrar razones satisfactorias para esta suposición.” Él confesó:
La mayoría de la ignorancia es ignorancia vencible. No sabemos porque no queremos saber. Es nuestra voluntad que decide cómo y en qué asuntos usaremos nuestra inteligencia. Aquellos que no detectan ningún significado en el mundo en generalmente lo hacen porque, por una u otra razón, encaja sus ideas (libros) de que mundo no debería tener sentido.
3
Más recientemente, el Profesor de la Universidad de Nueva York Thomas Nagel ha dijo algo similar: “Yo quiero que el ateísmo sea verdadero y me incomoda por el hecho de que algunas de las personas más inteligentes y bien informadas que conozco son creyentes religiosos.” Y continúa: “¡no es sólo que yo no crea en Dios y, por supuesto, espero tener la razón en mi creencia. Es que espero que no haya Dios! Yo no quiero que haya un Dios, yo no quiero un universo como ese.”
En segundo lugar problema surge con el Criterio de Expectativa de Conocimiento, ya que los ateos a menudo aplican inadecuadamente los altos patrones epistémicos—patrones que no tendrían en otros contextos “normales”—a la hora de evaluar la racionalidad de la creencia teísta, insistiendo en que la premisa del argumento teísta no se conoce. Por ejemplo, las intuiciones cotidianas y comunes de todo el mundo no nos llevarían a pensar que los objetos podrían surgir a la existencia de la nada, no causados—sin embargo, cuando se trata del argumento cosmológico
Kalam, la existencia de Dios, por ejemplo, es afirmada por muchos ateos. Así que cuando se trata de los argumentos a favor del teísmo, muchos ateos cavan en sus talones, elevan el listón de la evidencia y dicen no saber si las premisas son verdaderas.
En tercer lugar, porque Dios no está interesado en inculcar mera
creencia proposicional en él (por ejemplo, creer en la proposición de que Dios existe), pero en un
conocimiento filial, o personal de El, algunos filósofos piensan que Dios puede “esconderse” de los seres humanos cuando tratamos de divorciar la creencia proposicional en Dios de una relación personal con Dios. Cuando Dios hace eso, nuestra situación epistémica con respecto a Él no va a cumplir con el Criterio de Expectativa de Conocimiento.
Déjeme explicar este último punto con más detalle. El Dios cristiano no quiere ser sólo algún “Fundamento de Ser” abstracto o sólo la “mejor explicación para el cosmos”—él quiere tanto ser el Señor de nuestras vidas como también un padre amoroso. El profesor Paul Moser, un eminente filósofo que ha realizado un trabajo considerable en el área del Ocultamiento Divino, describe este conocimiento filial:
En el conocimiento filial de Dios, tenemos el conocimiento del sujeto supremo personal, no de un mero objeto para reflexión casual. Este no es conocimiento vago de una “primera causa,” “poder supremo”, “fundamento del ser,” o incluso “una mejor explicación.” Al contrario, es el conocimiento de convicción de un Señor y comunicador personal quien espera un compromiso de gratitud a medida que nosotros apropiemos la gracia redentora de Dios. Ese conocimiento de convicción incluye el que somos juzgado y encontrado culpables por el estándar de amor moralmente supremo de Dios. La voluntad de Dios de encontrar, convencer y de cambiar de dirección nuestra voluntad. Ambos lados de esta relación son personales…El conocimiento filial de Dios está reconciliando el conocimiento personal y de ese modo entramos en una relación apropiada de hijo-padre con Dios. Dicho conocimiento es personalmente transformador y no impersonalmente abstracto o moralmente impotente. Es comunicado por el Espíritu personal de Dios en una forma que demanda compromiso total.
6
¿Por qué se puede, a veces, Dios esconderse de nosotros? Varias razones se han propuesto para responder a esta importante pregunta y no se le puede hacer justicia mediante la reducción de las respuestas a una o dos citas jugosas. Yo sólo puedo esbozar un par de respuestas aquí.
Una primera razón se deriva de la observación de que si Dios se hiciera evidente o obvio a todos—tan obvio como las palabras en esta página—entonces para muchos, esto destruiría la posibilidad de desarrollar una
libertad moralmente significativa (poder elegir libremente y con frecuencia entre un curso de acción el bien o el mal) porque el que estamos poderosamente conscientes de Dios nos obliga a obedecer sus mandamientos morales. (Compare a un niño que se le ha dicho que no coma de la lata de galletas, pero nunca se le ha dado la oportunidad de dejar de comer las galletas porque sus padres están siempre en la sala observando). El resultado global sería un carácter moral subdesarrollado.
Una segunda razón para que Dios pudiera retirar la evidencia de sí mismo podría ser debido a la pecaminosidad humana, el orgullo, el egocentrismo y el desprendimiento personal. Esto nos lleva de nuevo al problema mencionados en la sección 3, “Una objeción y una respuesta”, es decir, si hay una buena razón para pensar que si Dios llevara a cabo más acontecimientos milagrosos (abriendo los mares para que el público mire, levantar objetos masivos), entonces más corazones de personas cambiarían a querer disfrutar de una relación personal con Dios que transforma vidas. Y aquí creo que las citas de Aldous Huxley y de Thomas Nagel son muy instructivas, ya que sus corazones parecen haber resuelto la pregunta de la evidencia y los argumentos de antemano. ¿Qué uso tiene más evidencia si uno, en las palabras de Nagel, “¡espera que Dios no exista!?” ¿Por qué él “no quiere un universo como ese?”
Objeción: Algunos podrían preocuparse de que los que “van a ser” creyentes obtienen insuficiente evidencia mientras que los complacientes con Dios obtienen la evidencia “buena.” Del mismo modo, se podría pensar que Dios proveería tal evidencia con la esperanza y la posibilidad de que el ateo tenga un cambio de corazón.
Respuesta: pero estas objeciones se cumplen si Dios posee “conocimiento medio.” La doctrina del conocimiento medio (divino) implica no sólo que Dios sabe si la gente respondería a más evidencias si Él se las diese, sino que también sabe si las evidencias serían ineficaces o talvez perjudiciales. Por lo tanto, Dios providencialmente podría arreglar el mundo para que los que “van a ser” creyentes se les de las evidencias, el argumento y los dones de la gracia suficiente para la creencia racional y libre. Y si Dios lo sabe todo eso, él no está bajo ninguna obligación de proporcionar más evidencias que esas que él ya ha dado.
Así que realmente no tenemos ninguna razón para pensar que si Dios existiera entonces siempre tendríamos conocimiento de él y por lo tanto, no tenemos buenas razones para pensar que nuestra situación epistémica con respecto a si Dios existe siempre satisface el Criterio de Expectativa de Conocimiento. Y de esto se deduce que no se puede negar la existencia de Dios sin un argumento para su no-existencia a favor del ateísmo. Es por eso que Craig puede exigir a Hitchens un argumento a favor del ateísmo.
4. Algunos ejemplos: Las Hadas de los Dientes, los Duendes, Papa Noel, Tetaras, y los Objetos Invisibles.
Déjeme ver si puedo poner todo esto junto para responder a su pregunta con algunos ejemplos que se creen que representan un problema para la línea de pensamiento defendida hasta ahora. Su pregunta básicamente era que cuando la ausencia de evidencia cuenta como evidencia de ausencia. Responder a esto dependerá de que si nuestra situación epistémica satisface los Criterios de Expectativa de Evidencia y el de Expectativa de Conocimiento para el objeto en cuestión: ¿Deberíamos esperar tener suficientes evidencias para saber que el objeto O existe? Si un rinoceronte estuviera en la habitación, entonces la respuesta es “Sí”. Por lo tanto, cuando miro alrededor y no veo el rinoceronte, eso en sí es evidencia de que ninguno rinoceronte está presente.
Pero ¿qué pasa con cosas como las Hadas de los Dientes, duendes y Papa Noel? Los ateos dicen que no es necesario refutar a Dios por la misma razón que no es necesario refutar la existencia de las Hadas de los Dientes, los duendes y a Papa Noel. El problema con la comparación con los dos últimos puntos es que, mientras nuestra situación epistémica en relación con Dios no siempre satisface los Criterios de Expectativa de Evidencia y Expectativa de Conocimiento, nuestra situación epistémica con respecto a los duendes y Papa Noel—podemos (y lo hacemos) refutarlos todo el tiempo, es sólo que hay pocas personas, si alguna, argumentando a favor de sus existencias, por lo que nunca se nos llama a dar esas razones. Si Papa Noel existiera debemos esperar ver, pero no las vemos, mucha de la evidencia de ese hecho, incluyendo los almacenes en el Polo Norte, un trineo grande, y así sucesivamente. También debería haber allí seres humanos biológicamente pequeños en ese planeta, pero no lo vemos, su evidencia sería: los pueblos en miniatura, los productos de desecho, los huesos de sus muertos—evidencia similar a lo que tenemos para los ratones, hámsters y otros bichos pequeños. Si hubiera más gente hoy que formara un caso a favor de los duendes y de Papa Noel, entonces sería totalmente apropiado para nosotros entrar en un diálogo con ellos, dando razones para su no-existencia.
En este punto, un ateo podría objetar de que el hada de los dientes es diferente de los duendes y Papa Noel, porque es invisible. (¿Es ella invisible en los cuentos?) Supongamos que ella sea invisible. Según el relato, ella recoge los dientes dejados debajo la almohada de los niños. Ella deja atrás una recompensa (generalmente dinero). Evidencias que deberíamos esperar ver, si existiera, sería el dinero que deja, dientes robados, etc. ¿Encontramos tal evidencia? Bueno, no lo hacemos, pero deberíamos esperarlo si existiera. Así que hasta el hada de los dientes cumple con los criterios de la Expectativa de Evidencia y Expectativa de Conocimiento. Así que porque no tenemos evidencias de ella, decimos que ella no existe (lo siento niños).
Supongamos que el ateo esté de acuerdo que la razón por la que negamos las Hadas de los Dientes, los duendes y Papa Noel se debe a que tenemos la evidencia de su ausencia. Él, sin embargo, podría insistir en que la situación es muy diferente de otros objetos que están causalmente aislado de nosotros. Un ejemplo de ellos es la famosa tetera de Russell, que circula alrededor del sol, un objeto que está (en su mayor parte) causalmente aislado de nosotros. ¿Tenemos que ser agnóstico al respecto? ¿Podemos decir que no existe? Creo que sabemos que no existe porque no fue puesto allí por los astronautas Rusos o Norteamericanos y sabemos que la materia en el universo no se auto-organiza en forma de tetera. Así que en realidad, tenemos una gran cantidad de evidencias de que la tetera de Russell no existe y puesto que nuestra discusión está limitada a los casos que se infieren la no existencia de algo simplemente sobre la base de la ausencia de evidencia de ello, el ejemplo es irrelevante.
Otra Objeción y una Respuesta.
Pero ahora imaginemos a una ateo objetando:
Pues, muy bien, le concedo todo lo que usted ha dicho hasta ahora sobre Papa Noel y todos los demás, pero no tenemos que cumplir con sus Criterios cuando se trata de objetos que son ambos invisibles (como el Hada de los Dientes) causalmente indetectables (como la tetera). Por ejemplo, un elefante color rosa invisible flotante sobre mi cabeza. No hay tal cosa.
El teísta podría responder:
Su ejemplo es encantador y retóricamente inteligente, pero es incoherente. ¿Puede algo que sea invisible ser aún un elefante? Si es así, entonces seguramente no es muy parecido a un elefante normal—un objeto masivo, material el cual exhibe todos los tipos de propiedades físicas. Su pregunta del “elefante invisible” es en realidad sólo un truco retórico de mano inteligente: la pregunta no tiene mucho sentido en el primer lugar y talvez debería reformularse como algo así: “¿Sabemos que no hay cosas
inmaterialesalrededor nuestro?” Para lo que la respuesta debería ser “No” en uno de dos sentidos: (i) No, porque no tenemos ninguna evidencia de que existan cosas inmateriales, o No (ii) porque hay cosas inmateriales alrededor de nosotros, por ejemplo, Dios, los ángeles, mentes inmateriales, conciencia o experiencia, objetos abstractos como los números o proposiciones, etc.
5. Resumen y Conclusión
Su pregunta es una muy buena, Steven. He tratado de explicar todos los antecedentes y hacerla lo más accesible posible. Usted pidió pruebas de la no existencia de Papá Noel, las Hadas de los Dientes y así sucesivamente y el pensamiento de que era injusto por parte de Dr. Craig de pedir evidencias a Christopher Hitchens a favor del ateísmo. Yo argumenté que eso no fue así. Si Hitchens o cualquier otra persona trata de establecer el ateísmo, él o ella necesita proporcionar un argumento.
Después de contestar una pregunta más amplia que se planteaba en el fondo—es decir, cuales condiciones son necesarias para negar algo en ausencia de evidencias—encontramos que todo se reducía a si su situación epistémica cumple con los criterios de Expectativa de Evidencia y Expectativa de Conocimiento. En resumen: en la ausencia de evidencias, podemos negar la existencia de algún O sólo si esperamos poseer suficiente evidencia para saber que O existe, pero que de hecho no la tenemos.
Cuatro razones fueron dadas de por qué nuestra situación epistémica no nos permite pensar que, si Dios existe, entonces podemos esperar tener evidencia suficiente para saber que él existe: (1) la naturaleza efímera de la evidencia demuestra que nuestra situación epistémica es volátil de acuerdo al tiempo y lugar (contra el Criterio de Expectativa de Evidencia); y (contra el Criterio de Expectativa del Conocimiento) (2) los efectos noéticos del pecado distorsionan la evidencia hacia nuestros fines egoístas; (3) los irrazonable altos estándares ateos epistémicos aplican hacia las pruebas teístas, y (4) Dios podría esconderse en respuesta a los intentos de divorciar el conocimiento proporcional de Dios con una relación personal transformadora de vida con Él. Después de hacer todo esto, finalmente respondo a su pregunta y le dio algunos ejemplos de lo que debe parecer la evidencia para los objetos no-existentes.
Fuente:
http://www.reasonablefaith.org/spani...#ixzz3dbsyn2Dt
Marcadores