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Tema: Declaración conjunta del Papa Francisco y el imán Al-Tayyeb (Abu Dabi, 04/02/2019)

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    Declaración conjunta del Papa Francisco y el imán Al-Tayyeb (Abu Dabi, 04/02/2019)

    Ya van tres declaraciones de esta especie.

    Recordemos que la primera fue con el líder cismático ruso, Kiril, en Febrero de 2016, y la segunda con el presidente de la Federación Luterana Mundial, M. Younan, en Octubre de 2016.

    ----------------------------



    DOCUMENTO SOBRE LA

    FRATERNIDAD HUMANA


    POR LA PAZ MUNDIAL Y LA CONVIVENCIA COMÚN



    ---------------------------------------------------------------------


    Prefacio



    La fe lleva al creyente a ver en el otro a un hermano que debe sostener y amar. Por la fe en Dios, que ha creado el universo, las criaturas y todos los seres humanos —iguales por su misericordia—, el creyente está llamado a expresar esta fraternidad humana, protegiendo la creación y todo el universo y ayudando a todas las personas, especialmente las más necesitadas y pobres.

    Desde este valor trascendente, en distintos encuentros presididos por una atmósfera de fraternidad y amistad, hemos compartido las alegrías, las tristezas y los problemas del mundo contemporáneo, en el campo del progreso científico y técnico, de las conquistas terapéuticas, de la era digital, de los medios de comunicación de masas, de las comunicaciones; en el ámbito de la pobreza, de las guerras y de los padecimientos de muchos hermanos y hermanas de distintas partes del mundo, a causa de la carrera de armamento, de las injusticias sociales, de la corrupción, de las desigualdades, del degrado moral, del terrorismo, de la discriminación, del extremismo y de otros muchos motivos.

    De estos diálogos fraternos y sinceros que hemos tenido, y del encuentro lleno de esperanza en un futuro luminoso para todos los seres humanos, ha nacido la idea de este «Documento sobre la Fraternidad Humana». Un documento pensado con sinceridad y seriedad para que sea una declaración común de una voluntad buena y leal, de modo que invite a todas las personas que llevan en el corazón la fe en Dios y la fe en la fraternidad humana a unirse y a trabajar juntas, para que sea una guía para las nuevas generaciones hacia una cultura de respeto recíproco, en la comprensión de la inmensa gracia divina que hace hermanos a todos los seres humanos.



    Documento


    En el nombre de Dios que ha creado todos los seres humanos iguales en los derechos, en los deberes y en la dignidad, y los ha llamado a convivir como hermanos entre ellos, para poblar la tierra y difundir en ella los valores del bien, la caridad y la paz.

    En el nombre de la inocente alma humana que Dios ha prohibido matar, afirmando que quien mata a una persona es como si hubiese matado a toda la humanidad y quien salva a una es como si hubiese salvado a la humanidad entera.En el nombre de los pobres, de los desdichados, de los necesitados y de los marginados que Dios ha ordenado socorrer como un deber requerido a todos los hombres y en modo particular a cada hombre acaudalado y acomodado.

    En el nombre de los huérfanos, de las viudas, de los refugiados y de los exiliados de sus casas y de sus pueblos; de todas las víctimas de las guerras, las persecuciones y las injusticias; de los débiles, de cuantos viven en el miedo, de los prisioneros de guerra y de los torturados en cualquier parte del mundo, sin distinción alguna.

    En el nombre de los pueblos que han perdido la seguridad, la paz y la convivencia común, siendo víctimas de la destrucción, de la ruina y de las guerras.

    En nombre de la «fraternidad humana» que abraza a todos los hombres, los une y los hace iguales.

    En el nombre de esta fraternidad golpeada por las políticas de integrismo y división y por los sistemas de ganancia insaciable y las tendencias ideológicas odiosas, que manipulan las acciones y los destinos de los hombres.

    En el nombre de la libertad, que Dios ha dado a todos los seres humanos, creándolos libres y distinguiéndolos con ella.

    En el nombre de la justicia y de la misericordia, fundamentos de la prosperidad y quicios de la fe.

    En el nombre de todas las personas de buena voluntad, presentes en cada rincón de la tierra.

    En el nombre de Dios y de todo esto, Al-Azhar al-Sharif —con los musulmanes de Oriente y Occidente—, junto a la Iglesia Católica —con los católicos de Oriente y Occidente—, declaran asumir la cultura del diálogo como camino; la colaboración común como conducta; el conocimiento recíproco como método y criterio.

    Nosotros —creyentes en Dios, en el encuentro final con él y en su juicio—, desde nuestra responsabilidad religiosa y moral, y a través de este Documento, pedimos a nosotros mismos y a los líderes del mundo, a los artífices de la política internacional y de la economía mundial, comprometerse seriamente para difundir la cultura de la tolerancia, de la convivencia y de la paz; intervenir lo antes posible para parar el derramamiento de sangre inocente y poner fin a las guerras, a los conflictos, a la degradación ambiental y a la decadencia cultural y moral que el mundo vive actualmente.

    Nos dirigimos a los intelectuales, a los filósofos, a los hombres de religión, a los artistas, a los trabajadores de los medios de comunicación y a los hombres de cultura de cada parte del mundo, para que redescubran los valores de la paz, de la justicia, del bien, de la belleza, de la fraternidad humana y de la convivencia común, con vistas a confirmar la importancia de tales valores como ancla de salvación para todos y buscar difundirlos en todas partes.

    Esta Declaración, partiendo de una reflexión profunda sobre nuestra realidad contemporánea, valorando sus éxitos y viviendo sus dolores, sus catástrofes y calamidades, cree firmemente que entre las causas más importantes de la crisis del mundo moderno están una conciencia humana anestesiada y un alejamiento de los valores religiosos, además del predominio del individualismo y de las filosofías materialistas que divinizan al hombre y ponen los valores mundanos y materiales en el lugar de los principios supremos y trascendentes.

    Nosotros, aun reconociendo los pasos positivos que nuestra civilización moderna ha realizado en los campos de la ciencia, la tecnología, la medicina, la industria y del bienestar, en particular en los países desarrollados, subrayamos que, junto a tales progresos históricos, grandes y valiosos, se constata un deterioro de la ética, que condiciona la acción internacional, y un debilitamiento de los valores espirituales y del sentido de responsabilidad. Todo eso contribuye a que se difunda una sensación general de frustración, de soledad y de desesperación, llevando a muchos a caer o en la vorágine del extremismo ateo o agnóstico, o bien en el fundamentalismo religioso, en el extremismo o en el integrismo ciego, llevando así a otras personas a ceder a formas de dependencia y de autodestrucción individual y colectiva.

    La historia afirma que el extremismo religioso y nacional y la intolerancia han producido en el mundo, tanto en Occidente como en Oriente, lo que podrían llamarse los signos de una «tercera guerra mundial a trozos», signos que, en diversas partes del mundo y en distintas condiciones trágicas, han comenzado a mostrar su rostro cruel; situaciones de las que no se conoce con precisión cuántas víctimas, viudas y huérfanos hayan producido. Asimismo, hay otras zonas que se preparan a convertirse en escenario de nuevos conflictos, donde nacen focos de tensión y se acumulan armas y municiones, en una situación mundial dominada por la incertidumbre, la desilusión y el miedo al futuro y controlada por intereses económicos miopes.

    También afirmamos que las fuertes crisis políticas, la injusticia y la falta de una distribución equitativa de los recursos naturales —de los que se beneficia solo una minoría de ricos, en detrimento de la mayoría de los pueblos de la tierra— han causado, y continúan haciéndolo, gran número de enfermos, necesitados y muertos, provocando crisis letales de las que son víctimas diversos países, no obstante las riquezas naturales y los recursos que caracterizan a las jóvenes generaciones. Con respecto a las crisis que llevan a la muerte a millones de niños, reducidos ya a esqueletos humanos —a causa de la pobreza y del hambre—, reina un silencio internacional inaceptable.

    En este contexto, es evidente que la familia es esencial, como núcleo fundamental de la sociedad y de la humanidad, para engendrar hijos, criarlos, educarlos, ofrecerles una moral sólida y la protección familiar. Atacar la institución familiar, despreciándola o dudando de la importancia de su rol, representa uno de los males más peligrosos de nuestra época.

    Declaramos también la importancia de reavivar el sentido religioso y la necesidad de reanimarlo en los corazones de las nuevas generaciones, a través de la educación sana y la adhesión a los valores morales y a las enseñanzas religiosas adecuadas, para que se afronten las tendencias individualistas, egoístas, conflictivas, el radicalismo y el extremismo ciego en todas sus formas y manifestaciones.

    El primer y más importante objetivo de las religiones es el de creer en Dios, honrarlo y llamar a todos los hombres a creer que este universo depende de un Dios que lo gobierna, es el Creador que nos ha plasmado con su sabiduría divina y nos ha concedido el don de la vida para conservarlo. Un don que nadie tiene el derecho de quitar, amenazar o manipular a su antojo, al contrario, todos deben proteger el don de la vida desde su inicio hasta su muerte natural. Por eso, condenamos todas las prácticas que amenazan la vida como los genocidios, los actos terroristas, las migraciones forzosas, el tráfico de órganos humanos, el aborto y la eutanasia, y las políticas que sostienen todo esto.

    Además, declaramos —firmemente— que las religiones no incitan nunca a la guerra y no instan a sentimientos de odio, hostilidad, extremismo, ni invitan a la violencia o al derramamiento de sangre. Estas desgracias son fruto de la desviación de las enseñanzas religiosas, del uso político de las religiones y también de las interpretaciones de grupos religiosos que han abusado —en algunas fases de la historia— de la influencia del sentimiento religioso en los corazones de los hombres para llevarlos a realizar algo que no tiene nada que ver con la verdad de la religión, para alcanzar fines políticos y económicos mundanos y miopes. Por esto, nosotros pedimos a todos que cese la instrumentalización de las religiones para incitar al odio, a la violencia, al extremismo o al fanatismo ciego y que se deje de usar el nombre de Dios para justificar actos de homicidio, exilio, terrorismo y opresión. Lo pedimos por nuestra fe común en Dios, que no ha creado a los hombres para que sean torturados o humillados en su vida y durante su existencia. En efecto, Dios, el Omnipotente, no necesita ser defendido por nadie y no desea que su nombre sea usado para aterrorizar a la gente.

    Este Documento, siguiendo los Documentos Internacionales precedentes que han destacado la importancia del rol de las religiones en la construcción de la paz mundial, declara lo siguiente:

    - La fuerte convicción de que las enseñanzas verdaderas de las religiones invitan a permanecer anclados en los valores de la paz; a sostener los valores del conocimiento recíproco, de la fraternidad humana y de la convivencia común; a restablecer la sabiduría, la justicia y la caridad y a despertar el sentido de la religiosidad entre los jóvenes, para defender a las nuevas generaciones del dominio del pensamiento materialista, del peligro de las políticas de la codicia de la ganancia insaciable y de la indiferencia, basadas en la ley de la fuerza y no en la fuerza de la ley.

    - La libertad es un derecho de toda persona: todos disfrutan de la libertad de credo, de pensamiento, de expresión y de acción. El pluralismo y la diversidad de religión, color, sexo, raza y lengua son expresión de una sabia voluntad divina, con la que Dios creó a los seres humanos. Esta Sabiduría Divina es la fuente de la que proviene el derecho a la libertad de credo y a la libertad de ser diferente. Por esto se condena el hecho de que se obligue a la gente a adherir a una religión o cultura determinada, como también de que se imponga un estilo de civilización que los demás no aceptan.

    - La justicia basada en la misericordia es el camino para lograr una vida digna a la que todo ser humano tiene derecho.

    - El diálogo, la comprensión, la difusión de la cultura de la tolerancia, de la aceptación del otro y de la convivencia entre los seres humanos contribuirían notablemente a que se reduzcan muchos problemas económicos, sociales, políticos y ambientales que asedian a gran parte del género humano.

    - El diálogo entre los creyentes significa encontrarse en el enorme espacio de los valores espirituales, humanos y sociales comunes, e invertirlo en la difusión de las virtudes morales más altas, pedidas por las religiones; significa también evitar las discusiones inútiles.

    - La protección de lugares de culto —templos, iglesias y mezquitas— es un deber garantizado por las religiones, los valores humanos, las leyes y las convenciones internacionales. Cualquier intento de atacar los lugares de culto o amenazarlos con atentados, explosiones o demoliciones es una desviación de las enseñanzas de las religiones, como también una clara violación del derecho internacional.

    - El terrorismo execrable que amenaza la seguridad de las personas, tanto en Oriente como en Occidente, tanto en el Norte como en el Sur, propagando el pánico, el terror y el pesimismo no es a causa de la religión —aun cuando los terroristas la utilizan—, sino de las interpretaciones equivocadas de los textos religiosos, políticas de hambre, pobreza, injusticia, opresión, arrogancia; por esto es necesario interrumpir el apoyo a los movimientos terroristas a través del suministro de dinero, armas, planes o justificaciones y también la cobertura de los medios, y considerar esto como crímenes internacionales que amenazan la seguridad y la paz mundiales. Tal terrorismo debe ser condenado en todas sus formas y manifestaciones.

    - El concepto de ciudadanía se basa en la igualdad de derechos y deberes bajo cuya protección todos disfrutan de la justicia. Por esta razón, es necesario comprometernos para establecer en nuestra sociedad el concepto de plena ciudadanía y renunciar al uso discriminatorio de la palabra minorías, que trae consigo las semillas de sentirse aislado e inferior; prepara el terreno para la hostilidad y la discordia y quita los logros y los derechos religiosos y civiles de algunos ciudadanos al discriminarlos.

    - La relación entre Occidente y Oriente es una necesidad mutua indiscutible, que no puede ser sustituida ni descuidada, de modo que ambos puedan enriquecerse mutuamente a través del intercambio y el diálogo de las culturas. El Occidente podría encontrar en la civilización del Oriente los remedios para algunas de sus enfermedades espirituales y religiosas causadas por la dominación del materialismo. Y el Oriente podría encontrar en la civilización del Occidente tantos elementos que pueden ayudarlo a salvarse de la debilidad, la división, el conflicto y el declive científico, técnico y cultural. Es importante prestar atención a las diferencias religiosas, culturales e históricas que son un componente esencial en la formación de la personalidad, la cultura y la civilización oriental; y es importante consolidar los derechos humanos generales y comunes, para ayudar a garantizar una vida digna para todos los hombres en Oriente y en Occidente, evitando el uso de políticas de doble medida.

    - Es una necesidad indispensable reconocer el derecho de las mujeres a la educación, al trabajo y al ejercicio de sus derechos políticos. Además, se debe trabajar para liberarla de presiones históricas y sociales contrarias a los principios de la propia fe y dignidad. También es necesario protegerla de la explotación sexual y tratarla como una mercancía o un medio de placer o ganancia económica. Por esta razón, deben detenerse todas las prácticas inhumanas y las costumbres vulgares que humillan la dignidad de las mujeres y trabajar para cambiar las leyes que impiden a las mujeres disfrutar plenamente de sus derechos.

    - La protección de los derechos fundamentales de los niños a crecer en un entorno familiar, a la alimentación, a la educación y al cuidado es un deber de la familia y de la sociedad. Estos derechos deben garantizarse y protegerse para que no falten ni se nieguen a ningún niño en ninguna parte del mundo. Debe ser condenada cualquier práctica que viole la dignidad de los niños o sus derechos. También es importante estar alerta contra los peligros a los que están expuestos — especialmente en el ámbito digital—, y considerar como delito el tráfico de su inocencia y cualquier violación de su infancia.

    - La protección de los derechos de los ancianos, de los débiles, los discapacitados y los oprimidos es una necesidad religiosa y social que debe garantizarse y protegerse a través de legislaciones rigurosas y la aplicación de las convenciones internacionales al respecto.

    Con este fin, la Iglesia Católica y al-Azhar, a través de la cooperación conjunta, anuncian y prometen llevar este Documento a las Autoridades, a los líderes influyentes, a los hombres de religión de todo el mundo, a las organizaciones regionales e internacionales competentes, a las organizaciones de la sociedad civil, a las instituciones religiosas y a los exponentes del pensamiento; y participar en la difusión de los principios de esta Declaración a todos los niveles regionales e internacionales, instándolos a convertirlos en políticas, decisiones, textos legislativos, planes de estudio y materiales de comunicación.

    Al-Azhar y la Iglesia Católica piden que este Documento sea objeto de investigación y reflexión en todas las escuelas, universidades e institutos de educación y formación, para que se ayude a crear nuevas generaciones que traigan el bien y la paz, y defiendan en todas partes los derechos de los oprimidos y de los últimos.

    En conclusión, deseamos que:

    esta Declaración sea una invitación a la reconciliación y a la fraternidad entre todos los creyentes, incluso entre creyentes y no creyentes, y entre todas las personas de buena voluntad;


    sea un llamamiento a toda conciencia viva que repudia la violencia aberrante y el extremismo ciego; llamamiento a quien ama los valores de la tolerancia y la fraternidad, promovidos y alentados por las religiones;

    sea un testimonio de la grandeza de la fe en Dios que une los corazones divididos y eleva el espíritu humano;

    sea un símbolo del abrazo entre Oriente y Occidente, entre el Norte y el Sur y entre todos los que creen que Dios nos ha creado para conocernos, para cooperar entre nosotros y para vivir como hermanos que se aman.

    Esto es lo que esperamos e intentamos realizar para alcanzar una paz universal que disfruten todas las personas en esta vida.


    Abu Dabi, 4 de febrero de 2019


    Su Santidad
    Papa Francisco
    Gran Imán de Al-Azhar
    Ahmad Al-Tayyeb







    Fuente: VATICAN.VA
    Última edición por Martin Ant; 06/02/2019 a las 00:33

  2. #2
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    Re: Declaración conjunta del Papa Francisco y el imán Al-Tayyeb (Abu Dabi, 04/02/2019

    El imán que firmó el documento de ‘fraternidad humana’ con el Papa, partidario de matar a los apóstatas

    Por
    Corrispondenza Romana -

    06/02/2019





    “La libertad es un derecho de toda persona: todos disfrutan de la libertad de credo, de pensamiento, de expresión y de acción…. Por esto se condena el hecho de que se obligue a la gente a adherir a una religión o cultura determinada, como también de que se imponga un estilo de civilización que los demás no aceptan”.
    Este párrafo citado forma parte del Documento sobre la Fraternidad Humana y por la Paz Mundial y la Convivencia Común firmado ayer con gran fanfarria en Abu Dabi por el Papa con quien está considerado máxima autoridad del Islam suní, el Gran Imán de la mezquita egipcia de Al Azhar. Pero es difícil que un musulmán pueda aceptar estas palabras y pretender que los suyos le sigan en esto.

    Lo escribíamos ayer: el Islam es una religión real, con textos sagrados, una doctrina concreta y una historia que contradicen lo que está escrito en esa elevada declaración de intenciones, y es poco menos que imposible que semejante documento tenga eco entre los seguidores de Mahoma en el mundo real.

    Pero parece que ni siquiera el signatario musulmán está de acuerdo con lo que ha firmado, salvo que haya cambiado de opinión sin decírselo a nadie. ¿Puede creer una autoridad islámica juzgar ilícito que se ejecute a los fieles que se convierten al cristianismo (o a cualquier otra religión)?

    El Tayeb tiene fama de moderado, y Su Santidad mantiene con él una amistad de años que se ha concretado en varios encuentros. Es para Francisco una pieza fundamental en su estrategia de acercamiento entre el cristianismo y el Islam en la que lleva trabajando desde el inicio de su pontificado. Se ha posicionado contra la violencia del terrorismo yahidista y a favor de los derechos humanos en varias ocasiones, e incluso a principios de 2016 declaró ante el Bundestag alemán que el Corán garantiza la libertad religiosa.

    Pero según el especialista en el Islam y Oriente Medio Raymond Ibrahim, El Tayeb tiene una larga historia de jugar con dos barajas, empleando un lenguaje cuando se dirige a los ‘kafirun’ de Occidente y otro muy distinto cuando habla para su parroquia. Durante el Ramadán de ese mismo año en que tranquilizaba a los legisladores occidentales, en su propio programa de televisión, confirmó la nunca disputada doctrina islámica de la obligación de matar a los apóstatas:

    “Los doctores del Islam y los imanes de las cuatro escuelas de jurisprudencia consideran la apostasía un crimen y coinciden en que el apóstata debe renuncia a su apostasía o ser ejecutado”, afirma en un segmento que no se tradujo a ningún idioma occidental en la web del programa.

    Nada que reprochar aquí al imán, ni significa esto que El Tayeb tenga un especial deseo de matar a nadie: sencillamente, una autoridad musulmana no puede contradecir por su cuenta lo que afirma la palabra de Dios increada, el Corán, los ahadith, las cuatro escuelas coránicas y toda la historia del Islam. Por otra parte, las grandes demoscópicas confirman que en el mundo islámico el respaldo popular a la ejecución de los apóstatas es abrumador.

    Pero si la ejecución de los musulmanes que se convierten a otra religión es obligada, también le es lícito al fiel seguidor de Mahoma ocultar al infiel la verdad en provecho de la comunidad musulmana, la ‘taqiyya’. El dilema es evidente: o El Tayeb miente ahora, o miente cuando defiende lo que la doctrina musulmana deja meridianamente claro, en cuyo caso su firma no vale nada porque no representa a nadie más que a sí mismo. En cualquier de los dos casos, el documento es papel mojado.

    Por la parte católica, el documento sorprende en un Papa por su total ausencia de referencia a Cristo, comprensible pero ignoramos si justificable, y por, al menos, una afirmación que ha provocado la perplejidad de muchos comentaristas: “El pluralismo y la diversidad de religión, color, sexo, raza y lengua son expresión de una sabia voluntad divina, con la que Dios creó a los seres humanos”.

    Ahora bien, Dios no creó al ser humano con toda esa diversidad, al menos no en religión y lengua. Pero asombra aún más la idea de que la ‘diversidad de religiones’ sea algo activamente querido por Dios. Las religiones reales se contradicen, de modo que no pueden ser todas verdaderas; de hecho, solo podría serlo una de ellas. ¿Puede querer Dios que amplios grupos humanos vivan en el error? Una humanidad finalmente convertida a Cristo y formando una sola Iglesia, ¿estaría contradiciendo la Voluntad Divina?


    Carlos Esteban, Info Vaticana – 05 febrero 2019


    https://adelantelafe.com/el-iman-que-firmo-el-documento-de-fraternidad-humana-con-el-papa-partidario-de-matar-a-los-apostatas/



  3. #3
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    Re: Declaración conjunta del Papa Francisco y el imán Al-Tayyeb (Abu Dabi, 04/02/2019

    A falta de un comentario más constructivo e inteligente diré que estoy hasta la coronilla de Bergoglio y sus herejías.
    Patriota Sevillano dio el Víctor.

  4. #4
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    Re: Declaración conjunta del Papa Francisco y el imán Al-Tayyeb (Abu Dabi, 04/02/2019

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Comunicado del Superior General de la Fraternidad San Pío X

    Febrero 28, 2019 Origen: fsspx.news






    El 4 de febrero de 2019, el Papa Francisco firmó con el Gran Imán de la mezquita de El Cairo un Documento sobre la Fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común.



    La verdadera fraternidad existe sólo en Jesucristo



    Un Cristo ecuménico no puede ser el verdadero Cristo. Desde hace más de cincuenta años, el ecumenismo moderno y el diálogo interreligioso vienen presentando al mundo un Cristo disminuido, irreconocible y desfigurado.

    El Verbo de Dios, el Hijo unigénito del Padre, la Sabiduría increada y eterna se encarnó, se hizo hombre; ante este hecho histórico, nadie puede quedar indiferente: "El que no está conmigo está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama" (Mt. 12, 30). Por el hecho de la Encarnación, Cristo se convirtió en el Sumo Sacerdote de la nueva y única alianza y en el Doctor que nos anuncia la verdad; se convirtió en el Rey de los corazones y de las sociedades y en "el primogénito entre muchos hermanos" (Romanos 8, 29). Por lo tanto, la verdadera fraternidad existe sólo en Jesucristo, y únicamente en Él: "Pues no se ha dado a los hombres otro nombre bajo el cielo, por el cual debamos salvarnos" (Act. 4, 12).

    Es una verdad de fe que Cristo es Rey de todos los hombres, y que quiere reunirlos en su Iglesia, su única Esposa, su único Cuerpo Místico. El reino que Él establece es un reino de verdad y gracia, de santidad, justicia y caridad y, por consiguiente, pacífico. No puede haber verdadera paz fuera de nuestro Señor. Por lo tanto, es imposible encontrar la paz fuera del reino de Cristo y de la religión que Él fundó. Olvidar esta verdad es construir sobre arena, y Cristo mismo nos advierte que tal empresa está destinada a perecer (cf. Mt. 7, 26-27).

    El Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común, firmado por el Papa Francisco y el gran Imán de Al-Azhar, es sólo una casa construida sobre arena. Es, además, una impiedad que desprecia el primer mandamiento de Dios, y que hace decir a la Sabiduría de Dios, encarnada en Jesucristo que murió por nosotros en la Cruz, que el "pluralismo y la diversidad de las religiones" es "una sabia voluntad divina".

    Tales afirmaciones se oponen al dogma que afirma que la religión católica es la única religión verdadera (cf. Syllabus, proposición 21). Se trata de un dogma, y lo que se le opone se llama herejía. Dios no puede contradecirse a sí mismo.

    Siguiendo a San Pablo y a nuestro venerado fundador, Mons. Marcel Lefebvre, bajo la protección de Nuestra Señora, Reina de la Paz, continuaremos transmitiendo la fe católica que hemos recibido (1 Corintios 11, 23), trabajando con todas nuestras fuerzas por la salvación de las almas y de las naciones, mediante la predicación de la verdadera fe y de la verdadera religión.

    "Id, enseñad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo lo que os he mandado" (Mt. 28, 19-20). "El que creyere y se bautizare, se salvará; el que no creyere, será condenado" (Mc. 16, 16).

    24 de febrero de 2019


    R. P. Davide Pagliarani, Superior General

    Mons. Alfonso de Galarreta, Primer Asistente

    R. P. Christian Bouchacourt, Segundo Asistente




    Fuente: HSSPX

    .
    Última edición por Martin Ant; 07/03/2019 a las 20:42
    juan vergara dio el Víctor.

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