La Comprensión Católica de la Historia
17 de enero de 2020
Por Carlos FERRI
"Jesucristo es, pues, el eje de la historia. La historia no tiene más que una ley: "Es preciso que el Reine" (I Cor. 15, 25). Si Él reina, reinan también el progreso verdadero y la prosperidad que son los bienes más espirituales que materiales. Si El no reina, es la desobediencia, la caducidad, la esclavitud en todas sus formas y el reino del Maligno. Esto es lo que profetiza la Sagrada Escritura: "Porque la nación y el reino que no te sirvan perecerán, esas naciones serán completamente destruidas"[1]
Cuando se estudia la historia, aparecen distintas corrientes historiográficas las cuales sostienen que la historia es cíclica, pero en ese razonamiento no logran establecer una lógica a los procesos que se darían de ésta concepción, y no logran explicar la historia desde el comienzo hasta nuestros días.
Lo primero que un católico debe comprender es, que la historia es lineal, tiene un principio y final, el α y el ω, Dios Nuestro Señor es el principio y el final de la historia. La Creación es el comienzo, y la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo marcará el fin de los tiempos. Lo que sí es posible, es establecer una similitud entre los sucesos ocurridos antes de la Primera Venida de Nuestro Señor Jesucristo, y los hechos que ocurrirán antes de la Segunda Venida. Así lo explican exégetas como el Padre Castellani y el Card. Newman a través de la técnica del tipo y el anti tipo, y la figura y la prefigura.
En ese sentido, Mons. Newman, en sus sermones publicados bajo el nombre "Cuatro Sermones sobre el Anticristo", expone que el Rey Antíoco protagonizó una feroz persecución contra el pueblo judío, intentó paganizar la religión, obligándoles a colocar ídolos en los altares (me recuerda a Francisco poniendo una pelota de fútbol sobre el Altar en Brasil, verdaderamente vomitivo). Los acusó de sectarios y los obligaba a abrirse a los paganos. Estas circunstancias, señala el Cardenal Newman, precedieron a la primera venida de Nuestro Señor Jesucristo. En función de ello, el Cardenal, afirma que el Pueblo Católico sufrirá una gran persecución al fin de los tiempos.
De acuerdo con estas premisas y a la luz de algunas profecías harto conocidas, es posible realizar una comprensión católica de la historia.
En el misal de Don Lefebvre, Ed 1958, Pág 761, en la exposición histórica del tiempo después de Pentecostés, se realiza una analogía entre la vida de Cristo Nuestro Señor con la vida de su Cuerpo Místico, la Santa Iglesia Católica, y señala que:
"Por fin, Jesús termina su vida con el sacrificio del Gólgota, seguido muy pronto del triunfo de su resurrección; y la Iglesia, lo mismo que su divina cabeza se verá vencida y clavada en la cruz, aunque ella ganará la victoria decisiva"
En el sentido del misal de Don Lefebvre, se puede profundizar un poco más la comparación de la vida de Nuestro Señor Jesucristo, con su cuerpo Místico.
Jesucristo nació en la persecución, que trajo como consecuencia, el exilio y la Natividad y por otro lado el martirio de los Santos Inocentes. Así también la Iglesia, desde el comienzo fue perseguida, generando el Ágape en las catacumbas y el martirio de muchos cristianos y de la mayoría de los mismos apóstoles.
Jesús creció entre su pueblo sin ser identificado como el hijo de Dios, permaneciendo oculto. También la Iglesia, creció y se propagó en las catacumbas y en la clandestinidad de un estado laico que proscribía al Catolicismo. A partir del milagro de las tinajas de agua convertidas en vino de las Bodas de Caná, Jesús comienza su vida pública. A partir de allí, lentamente, comenzó la vida con los apóstoles y con las muchedumbres que lo seguían en búsqueda de prédica y milagros, creciendo rápidamente su fama. Entonces, la Iglesia luego de la batalla de Puerto Milvio, abandonó la clandestinidad y comenzó a expandirse por el mundo bajo el amparo del estado romano con la ayuda de Constantino.
El momento cumbre de la vida pública de Nuestro Señor Jesucristo llegó con su entrada a Jerusalén entre ramos de olivos. La Iglesia Católica comenzó lentamente a expandirse en el imperio de Bizantino (Imperio Romano de Oriente), y tuvo su cumbre durante el período de la edad media, llegando a su máxima expresión en el siglo XIII, llamado de Oro.
Al ver los judíos el apogeo de Jesús Nazareno, en vez de humildemente reconocer en él el cumplimiento de las profecías de la venida del Mesías, comenzaron a perseguirlo y a atacarlo cegados por el orgullo, allí inició la persecución al Hijo de Dios. Fue entonces a partir de comienzos del siglo XIV con Unam Sanctam[2], cuando en forma incipiente, comienza la Iglesia a ser perseguida en algún modo por los mismos reyes católicos europeos, dónde entre otros hechos, no se puede pasar por alto la caída de Constantinopla y el saqueo a Roma en 1527. El cáncer en la doctrina se verá patente cuando aparece el humanismo católico con el Padre Francisco Vitoria como el gran precursor de ésta doctrina, la cual irá creciendo en forma ascendente durante casi tres siglos. El mismo Padre Francisco Vitoria terminaría negando que Cristo sea Rey de reyes[3].
Luego de la última cena, comienza la Pasión de Nuestro Señor en el Huerto de los Olivos con la traición de Judas Iscariote, iniciando así la más terrible y dolorosa pasión que un hombre jamás haya sufrido. La Pasión finalizó con la muerte de cruz, momento en el cuál quedaron instituidos todos los sacramentos. Será al tercer día con la Resurrección, que nos donó el fundamento más grande de nuestra Fe.
El inicio de la pasión de la Iglesia, podría identificarse con el proceso surgido de las consecuencias del humanismo en la doctrina de la Iglesia, ese proceso es la Revolución, que inició en lo doctrinal con el Humanismo como ya hemos dicho, siguió en lo cultural con el renacimiento, eclosionó en lo político con la Revolución Francesa en 1789 apoyado por un clero prácticamente apóstata del Magisterio Tradicional, continuando con las otras revoluciones políticas subsiguientes como las funestas de Hispanoamérica y la Revolución Bolchevique en Rusia, y finalmente terminará por excomulgar la Tradición de la Iglesia para erigirse como novedad en el Concilio Vaticano II. Quedará por ver en qué momento de la pasión de la Iglesia estaremos, si más cerca del inicio o, más cerca de su cruz. Yo pienso que el Concilio Vaticano II puede ser comparable con el momento en que Jesús era sometido a los viciados juicios, Jesús es condenado, al igual que la Tradición fue condenada. La elección entre Jesús y Barrabás, podría compararse con la elección entre la tradición y el modernismo, o con la elección entre la Misa de siempre y la misa nueva. ¿Habrá empezado ya el Viacrucis la Iglesia? ¿Será Asís una de las caídas con la Cruz?...Dios dirá...
Finalmente resta realizar una consideración particular al respecto de un momento de la historia, las Revoluciones Hispanoamericanas.
Por revelación, en función del último libro profético de la Santa Biblia, el Apocalipsis, sabemos que antes de la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo, en el mundo reinará el Anticristo. Para comprender mejor ello es pertinente volver al siglo XIII, cumbre de la Cristiandad, momento en que se puede decir hubo un Reinado Social de Cristo, y la sociedades, en su mayoría, estaban ordenadas a la Iglesia y a Dios Nuestro Señor. Los reinos y la Iglesia estaban perfectamente armonizados en casi una misma realidad, y las leyes eran legisladas en función de la ley divina. El orden social entonces, procuraba contribuir con la finalidad sobrenatural de la Iglesia que es la salvación de las almas. Inmediatamente después del siglo de oro de la cristiandad, a partir de Unam Sactam, comienza lentamente el mundo y la Iglesia a desordenarse de Cristo, para recorrer lentamente también el camino de orden hacia el Anticristo.
Para que el Anticristo llegue a reinar, el Demonio debe ir generando las condiciones para que este hecho se consume. A la luz de los expuesto más arriba, prácticamente queda claro que el mundo inició su marcha decidida para ordenarse al Anticristo, a partir de la Revolución Francesa.
Lo que buscó el Demonio desde 1789, o mejor desde el inicio del humanismo en la Iglesia, fue como dijo Monseñor Lefebvre "Esa emancipación que presentan como un progreso, no es más que un divorcio ruinoso y blasfemo entre la ciudad y Jesucristo. Fue necesaria toda la desvergüenza de Dignitatis Humanae para canonizar ese divorcio y, suprema impostura, ¡esto en nombre de la verdad revelada!". De esta manera el maligno, ocuparía en los estados el influjo que antes tenía Dios y la Iglesia. Clive S. Lewis, describía en uno de sus grandes cuentos[4] que Lucifer empezó a tomar el control del mundo a través de un delicado trabajo de los filólogos cambiando y haciendo confuso el significado de las palabras, y especifica puntualmente el uso de la palabra "democracia", explicando que ella comienza a ser utilizada como símbolo de lucha, para subvertir los valores. Se podría decir que con ella logró establecer una lógica hegeliana en las sociedades.
Ahora bien, abierta la caja de pandora en 1789, sólo quedaba expandirla por el mundo. Pero aún había una gran dificultad, todavía quedaban, a pesar de sus errores y dificultades, dos grandes reinos católicos, uno de ellos el Imperio Germánico, luego devenido en Imperio Austrohúngaro que más tarde sería finalmente destruido sufriendo el denominado proceso de balcanización como consecuencia de la Primera Guerra Mundial. El otro era el Reino más grande de la historia de la humanidad, al cual bien se le podrían aplicar las palabras de León XIII que decía que la Iglesia sin estado era como un alma sin cuerpo, España fue una de las partes más importantes de los Estados que podrían distinguirse como Cuerpo de la Iglesia según la metáfora del citado Papa.
España con la providencia del descubrimiento y la donación del Papa Alejando VI de América a la Corona de Castilla, y a través del sacramento del matrimonio, expandió su imperio alrededor del mundo, y por ello pudo decir "A sois ortu usque ad occasum", y gracias a España el sol tampoco se escondió en la Iglesia. Por esa razón el Padre Castellani dijo que ya se habría cumplido uno de los signos del fin de los tiempos, el cual dice que la Evangelización debía llegar a toda la faz de la tierra.
Esta nota universal de la Corona Católica de España, constituía un enorme obstáculo para que el maligno pueda generar las circunstancias favorables para establecer el reinado del Anticristo. Por eso mandó el coletazo de la Revolución Francesa, y metió el cáncer de las revoluciones en Hispanoamérica, balcanizando el territorio más grande de las Españas de ultramar, derribando así el último obstáculo político de gran importancia en el mundo, allanando más el camino hacia el gobierno del Anticristo.
La Revolución de Mayo, y todas las revoluciones ocurridas en Hispanoamerica, deben entenderse en mencionado proceso revolucionario que en definitiva contribuye al gobierno del Anticristo. Volviendo al epígrafe del comienzo, Monseñor Marcel Lefebvre decía que si Cristo no Reina en la sociedad, Reina el maligno. En los Reinos de las Indias, reinaba Cristo, ¿Quién reina después de las revoluciones en los estados de origen ilegítimo de Hispanoamérica?
Con todo esto, no quiero afirmar que realmente estemos "muy cerca" del fin de los tiempos, eso no lo sabe. Pero muchos exégetas como el Padre Castellani, Mons. Straubinger o el Cardenal Newman, coincidían que el final se acerca. Aunque claro, incluso varios Papas como Inocencio III, Gegorio Magno, Clemente I y algunos más pensaban que estaban en el fin de los tiempos. El tiempo pasó, y quedó demostrado que los tiempos son de Dios.
Para cerrar, una última reflexión, si no podemos participar de estos regímenes viciados donde Cristo no reina, si las democracias luego de 1789 son malas intrínsecamente y el católico no puede involucrarse en ese juego perverso, ¿Qué puede hacer un católico en el orden político?
En lo personal, creo que es muy poco lo que se puede hacer. Lo mínimo que se puede hacer es ser fiel a la verdad histórica. Y no creo que haya mucho más para hacer, que lo mismo que hace la Tradición Católica, algo que a veces no le prestamos atención, ¿Que hace la Tradición Católica?: vida de comunidad[5] (Cristocéntrica), forma familias, trasmite el legado y se multiplica. Es algo formidable que parece mágico, pero no es mágico,es Gracia y es obediencia al mandato divino. Es la estrategia que el maligno usa con el Islam para invadir Europa. Así, increíblemente la Fraternidad Sacerdotal San Pío X se ha multiplicado en el mundo en muy pocos años, por Tradición familiar y por cumplir el mandato divino de "Creced y multiplicaos". Trasmitiendo así la Verdad de Dios Nuestro Señor, como así también la verdad histórica y política, tal vez en el futuro se pueda restaurar algo de, como dijimos más arriba y en el sentido que enseña Gambra, comunidad. Pero no creo que pueda ser mucho más que pequeñas comunidades en torno a los restos de Iglesia Tradicional, muy parecido a lo que hoy sucede de alguna manera en torno a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X.
Pero por lo pronto no debemos olvidar aquel bello salmo que dice: "Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vela la guardia". ¿Uds. creen que el Señor edifica en estos días, o cuida la ciudad?
[1] Mons. Marcel Lefebvre. "Le Destronaron". Ed Voz en el desierto, México, D.F. 2002. P 167.
[2] R.P. Álvaro Calderón. "Prometeo: La Religión del Hombre - Un ensayo sobre la hermenéutica del Concilio Vaticano II". P 159-164.
[3] R.P. Álvaro Calderón. "Prometeo: La Religión del Hombre - Un ensayo sobre la hermenéutica del Concilio Vaticano II". P 170.
[4] Clive S. Lewis. "El Diablo propone un brindis"
[5] Rafael Gambra. "La unidad religiosa y el derrotísmo Católico. Nueva Hispanidad, Buenos Aires, 2001. P 61. "Nos corresponde ahora determinar cómo esa mutua relación entre el hecho religioso y el político-social cristaliza en lo que podríamos llamar la <<sociedad radical humana>>, base y fundamento de las restantes y más superficiales formas de convivencia humana. Llamaré a esta forma radical de relación <<comunidad>> apoyándome en la conocida distinción que el sociólogo F. Tönnies presentó ya en 1887 entre ese concepto (gemeinschaft) y sociedad (Gesellschaft), distinción que se ha hecho clásica en sociología y en filosofía de la sociedad".
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