Iniciado por
Bruixot
En lugar de aceptar como verdades absolutas las pseudo-teorías del nonocentismo ignorantista, sería más digno investigar en los libros de historia antes de sentenciar algunas salvajadas. Por partes y sin ningún orden específico:
La separación entre los pueblos bárabaros y romanos (o romanizados) fue impuesta por emperadores romanos (creo que Valens y Valente, no recuerdo bien ahora). No por los godos. Esta decisión data de una época en la que los godos, refugiados dentro del Imperio Romano, llegaban incluso a vender a sus propios hijos a oficiales corruptos romanos para poder comer. Más tarde Alarico levantaría en armas al pueblo visigodo.
El godo deseaba subir al nivel del romano. No al revés. Esto es patente en Ataúlfo, rey visigodo en la Narbonense y en la Aquitania, y eventualmente en Hispania. Y también en Teodorico El Grande, rey ostrogodo de Italia y regente de Hispania. Pero ambos reconocen sus limitaciones, como pueblo bárbaro.
Lo que tú llamas la "élite goda", son los guerreros godos que son élite para los propios godos. En Hispania se asientan como feudatarios del Imperio Romano, y son aceptados como tal y bajo el régimen de la Hospitalitas por la aristocracia senatorial hispano-romana, aunque éstos continúan viéndolos como bárbaros inferiores.
La mayoría del pueblo godo se asienta inicialmente en lo que ahora se conoce como Tierra de Campos, en las crónicas Campos Gothicos, que es una tierra dura y poco fértil de la Submeseta Norte peninsular. Sin intención de menospreciar esa bella tierra, no es ni por asomo el asentamiento que se esperaría para una "élite". Más bien parece que se les relega a ella.
Los godos empiezan a asumir la administración romana, aunque en ningún momento parece que lo hacen con eficacia. Esta aristocracia guerrera goda coexiste con la aristocracia senatorial hispano-romana, que continúa sin mezclarse con los godos. Exactamente al revés de como tú lo mencionas.
Tras una larga serie de desgobiernos, caos administrativo y guerras civiles, Leovigildo resuelve unificar Hispania y lo hace derrogando las leyes que separaban a godos e hispano-romanos y que prohibían los matrimonios mixtos, sometiendo a suevos y vascones, y expulsando a bizantinos. También pretende unificar la religión, convirtiendo a los hispano-romanos en arrianos. Pero éstos se resisten a esta unificación, rechazando la conversión.
Su hijo, Recaredo, finalmente se convierte al Catolicismo oficialmente junto a un número de obispos godos arrianos. Da la impresión de que pudo ser su propio padre, Leovigildo, quien le podría haber aconsejado que lo hiciera para poder unificar a godos e hispano-romanos.
Anteriormente a eso, el arrianismo, como doctrina unitarista, no sólo es más al fin al Islam sino que también al Judaísmo. Los matrimonios mixtos entre godos y judías no son extraños, antes de la conversión al Catolicismo de los godos (y, presumiblemente, incluso más tarde). A modo de curiosidad, hace unos años en Canarias conocí una pelirroja que se ganaba la vida con una de las más tradicionales profesiones entre las judías, la de alcahueta. O, en su versión moderna, regenta de un lupanar. Tras sugerirle si era posible que fuera de origen judío, admitió que su abuela era Marrana y que le había transmitido la fe hebraica, y que venían de un pequeño pueblo de León cerca de la frontera con Portugal.
En cuanto a la afinidad de los godos arrianos con el Islam, como ya ha comentado Ordóñez, ésta es cierta y en efecto fue en gran parte causa de la islamización de España. Aunque no es necesario conocer este hecho por medio de Olagüe, ya que don Ramón Menéndez Pelayo lo deja bien claro.
La otra parte de la causa fue la aceptación del Islam por una sustanciosa parte del pueblo, como escape de la caótica administración hispano-gótica (en este momento ya se debe hablar de godos mezclados con hispano-romanos) y del régimen proto-feudal que se estaba cociendo.
Aquí también, como curiosidades, cabría mencionar que las fuentes arábigas mencionan el hecho de que Sara, la hija de Witiza, viajara a Damasco para pedir al califa que se le diera a su familia los títulos y tierras que les correspondían por su sangre real goda. Mucho más tarde, un poeta de la aristocracia andalusí conocido como Al Qutiyya, escribe enorgulleciéndose del linaje real de su familia así como de la lealtad de su familia al Islam. Al Qutiyya es la arabización de "hijo de la goda".
Y así sucesivamente. Tal vez también valdría la pena recordar que las figuras intelectuales del periodo visigodo fueron San Isidoro, Obispo de Sevilla, y San Leandro. Ambos obispos, lo que indican que eran de una familia de la alta nobleza. Y ambos nominalmente godos..... a pesar de que sólo lo fueran por parte de madre, ya que su padre era hispano-romano.
Más interesante son los orígenes de Castilla, de sus reyes y de cómo los castellanos rompen con las leyes romano-visigóticas y con el incipiente feudalismo que se había gestado en el neo-gótico Reino de Léon, y resuelven regirse por los Fueros del Libre Albedrío. La tan cacareada "gótica" Castilla no lo es ni tanto ni mucho menos. Pero eso ya es otra historia.
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