Publicado en Conocereisdeverdad.org
EL GRAN PROBLEMA DE LA HUMANIDAD
Nuestro Presidente del Gobierno, con su fino y genial instinto geopolítico, ya ha determinado la procedencia de todos los males que afligen a la humanidad. En una reunión celebrada en Las Rozas (Madrid) ante un selecto auditorio, José Luis Rodríguez Zapatero sentenció que “el cristianismo es uno de los grandes problemas de la humanidad”. No contento con realizar tan dura aseveración, se permitió el lujo de añadir que la religión católica “históricamente, no ha hecho más que recortar libertades”.
Sólo nos queda, por tanto, descubrirse ante nuestro Presidente. No hace falta continuar divagando ni estrujándose el cerebro para buscar al culpable de los problemas de nuestro planeta. ZP ya ha pensado por nosotros. Y ha concluido que es, sin duda, el cristianismo. Hemos de dar gracias al Altísimo de haber cruzado a Zapatero en los caminos de España.
Es difícil determinar de donde procede esa manía persecutoria que padece Zapatero hacia todo lo que sea catolicismo. De hecho, si asumimos que ZP es un socialista, lo lógico y razonable sería que odiase, no sólo al catolicismo, sino a todas las religiones. A fin de cuentas, tampoco se debe esperar otra actitud, ya que el socialismo nace y bebe de las fuentes del ateísmo y del jacobinismo antirreligioso. Pero no. Zapatero sólo coloca al catolicismo en su punto de mira. Parece que el Islam, religión que constituye en este momento uno de los mayores peligros para la humanidad, no está a la altura, en cuanto a maldad y problemática se refiere, que la religión católica. Al menos, así lo debe creer José Luis Rodríguez Zapatero.
Desde que accedió a la Moncloa, nuestro Presidente del Gobierno ha señalado su firme voluntad y decisión de respetar las mayorías populares. Según las últimas encuestas, alrededor de un 80 % de la población española se declara como católica. Por tanto, España es un país católico. Empero, ZP no sólo es que no respete a la mayoría de españoles, sino que se permite el lujo y la osadía de insinuar que, la religión y creencias de los habitantes de esta nación, son “un gran problema para la humanidad”. Un curioso y extraño modo de respetar las mayorías y voluntades de la ciudadanía.
Hilando fino, es probable que el visceral odio de Zapatero a todo lo que suponga la religión tradicional de España, venga de familia. Es de común conocimiento que el abuelo de ZP era, además de Juez titular de un Tribunal de Orden Público durante el franquismo, un destacado masón en sus ratos libres. De casta le viene al galgo, que diría aquel. Y es que la práctica totalidad de nuestros furibundos anticatólicos patrios, han practicado los ritos de la masonería, ese culto que es discreto, pero no secreto, además de militar destacadamente en las filas de partidos como el Socialista o el Comunista.
Siendo honestos y realizando una autocrítica, los católicos, especialmente la Iglesia como institución, hemos de reconocer que, a lo largo de la historia, hemos cometido fallos. Los católicos, hasta que se demuestre lo contrario, somos humanos, y como tales, erramos. Si al error, le sigue un sincero arrepentimiento y una reforma de nuestros actos, el perdón nos llegará, Dios mediante. En efecto, la Santa Iglesia ha pedido perdón por los errores, que en su nombre, se han cometido. Y tras entonar un sincero “mea culpa”, la Iglesia se ha convertido en una institución respetada no sólo por los creyentes, sino por gentes y gobiernos de buena voluntad. Actualmente, la Iglesia está en la vanguardia mundial en defensa de la paz, del diálogo y de la solidaridad. Un clara muestra de ello, fueron los funerales por el Santo Padre Juan Pablo II, con visibles muestras de dolor entre católicos y no católicos a lo largo del orbe.
En cambio, Zapatero, como máximo adalid del socialismo hispano, nunca ha sido escuchado realizando autocrítica de los numerosos y repetidos errores cometidos por su partido. Las matanzas indiscriminadas de católicos antes y durante la Guerra Civil no son motivo de revisión ni de perdón. La quema de templos de Culto y la destrucción de reliquias tampoco deben serlo. El socialismo no ha traído más que guerras, muerte y desolación al mundo. El egocentrismo, la pérdida de valores espirituales, el materialismo y la supeditación del hombre a la ciencia y a la máquina, pasando a ser parte de el engranaje productivo socialista. ¿No será esta ideología uno de los grandes problemas de la humanidad? ¿No es, por tanto, nuestro Presidente Zapatero una parte intrínseca del problema?
España 2005-08-05
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