Mientras aquí se habla de si es más apropiado no decir nada a decir verdades con palabras duras, en las últimas semanas han ocurrido hechos realmente escandolosos que nadie comenta:

- El director de prensa del Vaticano, Lombardi, afirma que "negar el holocausto es como negar a Dios", una blasmefia pública escandalosa que ha pasado incomentada en todos los medios "conservadores". Otros obispos han definido la crítica a la Shoah como "sacrílega" (Resenburg).

- La Curia vaticana e incontables obispos y sacerdotes por todo el mundo han condenado el revisionismo con más dureza, firmeza, decisión y claridad de lo que jamás han condenado nada en los últimos 50 años. NADA. Ni siquiera el aborto ha tenido tanta oposición, a juzgar por todos los políticos abortistas que comulgan habitualmente y todas las asocaciones y teólogos abortistas que campean alegremente sin ser molestados. Pero la unanimidad en defensa de los mitos democráticos es superior a la que goza cualquier dogma católico, si es que tienen alguna.

- Los ataques contra la autoridad del Papa se han expresado con claridad por parte de cardenales y obispos, algunos próximos a la abierta rebeldía. La raíz de esa crítica no es otra que la oposición a cualquier avance de la ortodoxia católica, y nada más.

- Se han igualado no, se han puesto por encima de toda doctrina católica los mitos fundacionales de la democracia postmoderna y del sionismo, hasta el punto que cabe deducir que no hay salvación para el católico que no comulgue con ellos.

Todo esto ha ocurrido estos días. Eso es lo gravísimo, no las palabras de Caponetto. Yo quiero pensar que Benedicto XVI no se ve capaz de entrar en esta batalla porque a día de hoy perdería contra las masas modernistas, y que se retira para continuar por otro lado. Eso me hace evitar que haga comentarios negativos sobre lo que pudo hacer en estas semanas. Pero si Caponetto cree que debe expresarse así, razones no le faltan, no voy a ser el que le diga que no puede hacerlo. Le comprendo perfectamente. Hemos asistido a un espectáculo de completa sumisión de la Iglesia a los poderes mediáticos, a las directrices sionistas, a los dogmas democráticos y al espíritu modernista. La disolución de lo católico en el mundo moderno es absoluta y ha sido una demostración clara. Y nadie ha dicho ni hecho nada.

¿Y los conservadores, mientras tanto, en su foros, sus webs, sus blogs? De Cruzada contra... los nazis. Eso es valor.