viernes 10 de abril de 2009



Pascua de Resurrección en el Santo Sepulcro



Hoy sábado, a las 7.30 de la mañana, he celebrado la Pascua de Resurrección en el Santo Sepulcro. La ceremonia del fuego ha tenido lugar en la entrada -en la parte de dentro- de la Basílica. Después en procesión nos hemos dirigido al lugar de la tumba. Ahí estaba dispuesto el altar - como se puede ver en la fotografía- y los sacerdotes nos pusimos en bancos que había rodeando la parte central de la estructura que rodea la Tumba del Señor. Especialmente emocionante ha sido el pregón pascual -como siempre- y de manera particular el gloria. Para introducirlo el órgano ha emitido un sonido ensordecedor, para luego introducir las notas primeras de la canción. Era fácil imaginar en ese mismo sitio al Señor Resucitando con su cuerpo ya glorificado en ese mismo sitio. La ceremonia ha sido larga, con todas las lecturas y los salmos cantados, pero muy bonita. Ayudaba mucho la liturgia, muy bien cuidada por los franciscanos y los sacerdotes del Patriarcado. También en la Consagración he pensado que en ese momento, sobre el altar, aparecía Jesucristo Resucitado, que -desde ese instante- estaba con nosotros con su Cuerpo glorioso, como en aquel día.
Un poco de historia. La aedicula donde se encuentra el sepulcro tiene 8 m de largo por 6 de ancho y otros 6 de altura. La principal conclusión de las investigaciones arqueológicas ha consistido en demostrar que el actual lugar de la Tumba del Señor, aunque data de principios del siglo XIX (1809 y 1810) es sólo la primera capa y, a medida que se profundiza, va dejando lugar a otras. Decía Martin Biddle, catedrático de Arqueología Medieval de la Universidad de Oxford y director del equipo internacional de investigadores: "Eso es, en efecto, lo que hemos podido comprobar: que en el interior del edículo hay otras estructuras antiguas, otras capas de cebolla de los siglos XVI, XII, XI, IV que han ido cubriendo la roca original, cuyos restos de uno o dos metros de altura, no intactos obviamente, permanecen en el corazón de dicho templete". El sepulcro tiene dos estancias. La primera se llama Capilla del ángel. El relicario de mármol en forma de columna que hay en el medio de la antesala contiene un fragmento de la piedra del ángel, llamada así por haberse sentado sobre ella la mañana de Pascua. Es un trozo de lo que quedó de la tumba después de su profanación en el año 1009. En la segunda estancia, donde está la Tumba, arden 44 lámparas de plata día y noche sobre la losa del sepulcro, y todas tienen su intención particular. Una de ellas lo hace por el Rey de España. La losa de mármol que hay allí es del antiguo templo de Adriano, año 130, y protege desde hace siglos la piedra original del Sepulcro.
Termino con unas palabras que el Papa Juan Pablo II dijo en la homilía que predicó allí en el año 2000: "La tumba está vacía. Es un testigo silencioso del acontecimiento central de la historia humana: la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Durante casi dos mil años la tumba vacía ha dado testimonio de la victoria de la Vida sobre la muerte”.


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Etiquetas: Historia, Iglesia en Tierra Santa, Santo Sepulcro







Viernes Santo en el Calvario y Via Crucis

Hoy he celebrado los oficios en el Calvario. Por el status quo, también se celebran por la mañana temprano. Para poder entrar en el Santo Sepulcro he salido en procesión desde el Patriarcado, con el Patriarca, los sacerdotes y los franciscanos. Desde allí -también en procesión- hemos subido al Calvario y, en ese lugar tan impresionante, donde murió el Señor, he podido revivir la Pasión y adorar la Cruz. En esta imagen se ven las dos zonas del Calvario. La de la derecha con un mosaico de Jesús mientras es clavado en la Cruz. En el medio la Virgen dolorosa, con una espada que le traspasa el alma. A la izquierda el lugar de la Cruz, donde está el altar debajo del cual se encuentra el agujero donde estuvo metida la Cruz de nuestro Señor.
No cabía un alfiler. Cuando llegamos los sacerdotes, nos dejaron pasar primero. Había mucha gente esperando en la parte de abajo a que subiéramos. Una vez lo hicimos todos los sacerdotes y franciscanos, lo intentaron muchas personas, pero sólo dejaron subir a algunas. Ya casi no cabía nadie más. Mucha gente se ha tenido que conformar con seguir la ceremonia desde abajo. El Evangelio cantado de la Pasión del Señor impresionante. El coro muy bien preparado ayudaba mucho. Se te ponía la piel de gallina pensando en lo que estábamos viviendo y el sitio donde lo rememorábamos. Especialmente emocionante fue el momento de la muerte del Señor cuando todos nos pusimos de rodillas. El silencio se cortaba, se podía oír la respiración de la gente. El sacerdote que cantaba la Pasión haciendo de Jesucristo, en el momento en que se dijo que Jesús expiró, se acercó al altar -debajo del cual está el agujero donde metieron la Cruz- se metió debajo y lo besó. La ceremonia prosiguió con la adoración de la Cruz. Pudimos besar una Cruz que tenía en el centro un lignum Crucis. No eran fáciles los movimientos, pero todo se llevaba bien pensando lo que estábamos reviviendo y dónde nos encontrábamos. En total fueron más de dos horas en ese reducido espacio. Acabamos cansados, pero muy contentos por lo que habíamos vivido.
Después fui a hacer el Via Crucis por la via Dolorosa con el Patriarca y los seminaristas. Íbamos haciéndolo justo antes del tradicional Via Crucis tienen los franciscanos. Hacíamos paradas en las estaciones, y el Patriarca leía la que correspondía. Seguíamos por las calles atestadas de Jerusalén rezando después de cada estación y cantando. Terminamos las últimas estaciones en el Calvario de nuevo y en la Tumba del Señor.
Muchas impresiones para un mismo día. Mañana, si Dios quiere, contaré la Vigilia Pascual, que en el Santo Sepulcro -también por el status quo- tiene lugar por la mañana temprano. Hay que prepararse para concelebrar nada menos que los oficios de la Pascua de Resurrección en mismo lugar desde donde Resucitó el cuerpo del Señor.

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Lugar de la Encarnación

"En el sexto mes fue enviado el ángel Gabriel, de parte de Dios, a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David. La virgen se llamaba María". (Lucas 1, 26) El día 25 de marzo, 9 meses antes del día de Navidad, celebramos la solemnidad de la Encarnación del Hijo de Dios. El punto del mundo elegido para que Dios asuma nuestra carne es un pueblecito pequeñísimo y desconocido, situado en Galilea. La Nazaret evangélica no tenía más de 30.000 m. cuadrados (200 por 150 m), con medio centenar de grutas-vivienda. La ciudad actual asciende a 71.500 habitantes: 25.000 árabes musulmanes, 22.500 árabes cristianos y 24.000 hebreos. Aunque pertenece al estado de Israel, es la comunidad árabe más importante del país fuera de Jerusalén. Musulmanes y cristianos ocupan las laderas y el valle, mientras los judíos viven en el barrio alto (Nazaret Illit) de nueva construcción. Nazaret es hoy el centro administrativo de toda la Galilea. En tiempos antiguos, este papel lo ejercieron Hazor, Séforis y Tiberiades. Entre los siglos II-VII dC, abundan los testimonios de peregrinos. Egeria (381-384) dice que "la gruta en que habitó Santa María es grande y clarísima; allí había un altar". El peregrino de Piacenza (570) precisa: "la casa de María es ahora una basílica". Y Arculfo (670) vio "la iglesia construida sobre la casa en la que el ángel Gabriel entró y saludó a María". La primera invasión musulmana fue tolerante y respetuosa con los santuarios, pero las cosas empeoraron en los siglos VIII-XI, como acreditan los peregrinos Wilibaldo y otros.
Los cruzados (Tancredo, 1109) restauran Nazaret y sus santuarios. El de la Anunciación se convierte en catedral (52 por 30 m.) al trasladar el obispado de Escitópolis (Bet Sheán) a Nazaret, que duró hasta 1187. Pero, en 1263, Bibars la arrasó y asesinó a los cristianos. Siguió un abandono de cuatro siglos (s. XIII-XVII), hasta que el emir Druso de Saida, Fakhr ed-Din, devolvió a los franciscanos (1620) los solares que ocultaban la Gruta y los terrenos adyacentes. En 1730, levantan la una pobre iglesia sobre la Gruta. La Iglesia cruzada había sido destruída. En 1871 se amplía. En 1955, este templo fue demolido.
La nueva basílica de la Anunciación se alzó en los años 1960-1969 y se inauguró en 1969. Durante el transcurso de las obras, recibió la visita del Papa Pablo VI (1964). En el año 2000 pudo visitarla Juan Pablo II, y esperamos que Benedicto XVI lo haga este año. Las excavaciones de un franciscano, el P. Bagati, demuestran que la Nazaret evangélica, no sobrepasaba la colina que es actualmente propiedad de la Custodia. Incluso podemos señalar el lugar del precipicio (Lc. 4, 29) a unos 300 m de la sinagoga.
La Basílica actual tiene dos plantas. En la más baja encontramos los restos de la casa de María. Delante de la gruta de la Anunciación aparecieron restos de una construcción en cuyos sillares, se leían inscripciones en diversos idiomas, del estilo: alégrate María. En 1964 se acabó de construir la actual Basílica por Giovanni Muzio. La fachada sur está dedicada al misterio de María. Se la ve jovencísima. Según normas rabínicas de la época, convenía que las jóvenes se desposaran a la edad de once a trece años.
Me decía un peregrino que era el sitio donde más a gusto había rezado. Realmente, en ese lugar tan encantador, es fácil hacer oración, imaginándose a la Virgen hablando con el ángel, contemplando la gruta y el marmol -debajo del altar- donde se leen las palabras hic Verbo Caro hic factum est, "El Verbo aquí se hizo carne". Ahora no se puede rezar dentro de la gruta por problemas en la estructura. Sólo se ve desde detrás de una reja. Hace un año -cuando todavía se podía- me gustaron mucho unas rosas azules y blancas que había en el lugar, y quise sacar una foto con mi pobre movil, que sale borrosa. Cuánto ayuda rezar aquí para ser generosos con Dios, y decirle que sí -como hizo nuestra Madre- en todo lo que nos pida.

Publicado por Santiago en 20:11 3 comentarios
Etiquetas: Historia, Nazaret


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