Vosotros -dijo Jesús- soy hijos del Diablo y hacéis las obras de vuestro padre. ¡ Pueblo duro de cerviz ! La persistencia en el odio al Cristianismo les hace acreedores de un severo castigo y solo por amor a su Palabra -no por las obras de este pueblo deicida y pérfido- el Señor guardará un resto de Israel para la salvación, pues la mayoría de ellos negaron y niegan la única gloria de su nación: El Cristo Jesús.
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