En términos globales estoy de acuerdo con lo que habéis expresado tras mi comentario. A mí el sistema autonómico actual me parece abominable. Pero volver al centralismo de provincias y Estado creo que es la peor de las opciones. Ese centralismo liberal, implantado tras 1833, lo único que ha llevado a las provincias de Castilla (hablo por lo que me toca) es despoblación, ruina y abandono. ¿Acaso no se recuerda como estaban estas provincias a finales de la dictadura? Burgos, Segovia, Ávila, Soria, Guadalajara, Cuenca... a punto de morir biológicamente. No es que ahora estemos mucho mejor, desde luego, pero lo que se vivió en el siglo pasado fue la muerte absoluta del medio rural, todo ello planificado muy bien desde El Pardo (y luego desde la Moncloa) para llevar ingentes masas de campesinos castellanos, aragoneses, leoneses, extremeños y andaluces a los suburbios de Barcelona y Bilbao para "españolizar" aquellas zonas. Algo que no me invento yo, sino que lo reconoció el presidente Calvo Sotelo. El proceso de ingeniería demográfica que han llevado a cabo los gobiernos centrales en España ha sido letal, ya que de lo único que se preocupa el centralismo es de hinchar a las zonas periféricas para mantener la unidad del Estado.
¿Por qué no se crearon polos industriales fuertes en el centro? ¿Por qué no se establecieron las industrias aquí, en una época donde la intervención del Gobierno en este tema era absoluta? Los distintos gobiernos de España desde Isabel II, Alfonso XII, Alfonso XIII hasta la dictadura se han dedicado a engordar a las regiones periféricas hasta provocar el dislate de reclamaciones que vivimos hoy. ¿Cuál era el reparto de la población y riqueza por regiones en 1800 y cuál es hoy en día? Ahí está el nudo gordiano de los problemas de España.
Y yo desde luego no quiero un régimen centralista ni regalado. Otro más, ni hablar. Mejoremos lo que tenemos, quitemos lo que no sirva, pero no cometamos errores pasados.
Ya he comentado que, en este sentido, estoy totalmente en contra de que las Cortes regionales tengan potestad legislativa en asuntos que afecten a intereses comunes, como son los impuestos, el empleo, la vivienda u otras materias. No podemos tener las leyes multiplicadas por 17. Pero para empezar, tampoco podemos tener 17 regiones. Con 12-14 sería más que suficiente, y siendo históricas todas ellas. Nada de engendros o demarcaciones para beneficiar a burguesías económicas (que es lo que hay ahora).
En cuanto a las Diputaciones, creo sinceramente que su única justificación es la prestación de servicios a los municipios pequeños (algo imprescindible en Castilla), pero del mismo modo es una función que puede realizar perfectamente la Región, planificando y distribuyendo los recursos atendiendo a las especificidades y problemas de cada comarca. Esto no se hace (al menos en Castilla, ya que sí se ha llevado a cabo en Aragón, pero al no eliminar las Diputaciones se ha creado una duplicidad) porque las burguesías capitalinas de las provincias no quieren de ninguna manera que los pueblos agrupados en comarcas tengan interlocución directa con la Región sin pasar por el filtro de la Diputación (esto es, de la burguesía provincial organizada).
Las Diputaciones son principalmente un elemento fundamental para que las burguesías de las capitales de provincia extiendan su control absoluto a las áreas rurales con las que nunca se han entendido y donde no quieren que haya problemas. Tratando a los municipios de forma individual y asegurando que deban ir cada uno por separado a mendigar subvenciones a la capital provincial garantizan el servilismo de los alcaldes y la falta de unión de las comarcas.
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