Extractos de El Nacimiento De Andalucia, de Manuel González Jiménez, catedrático de Historia Medieval por la Universidad de Sevilla.

...Efectivamente, si exceptuamos ciudades como Jaén, Sevilla y Jerez, donde debieron instalarse efectivos humanos de cierta importancia, el resto de los grandes núcleos de población de la zona (Ecija, Carmona, Marchena, Andújar, Niebla, Vejer...) recibieron contingentes de pobladores que con dificultad superaban la cifra de 200 vecinos. Es posible que otras localidades, como Baeza, Ubeda o Cádiz, superasen la cota de los 300 vecinos. Muy pocos, en cualquier caso.

Y si eso sucede con los núcleos de crácter urbano, piénsese en lo que pasó on las aldeas y las numerosas alquerías de la época musulmana. En el caso improbable de haber sido repobladas, recibieron grupos muy reducidos de repobladores cristianos. Ello, unido al éxodo casi masivo de los mudéjares, explica que casi todos los núcleos aldeanos se vaciasen de población, convirtiéndose, muchos de ellos para siempre en despobaldos.

En una palabra: la repoblación de Andalucía en el siglo XII se caracteriza y se ve condicionada por la falta de hombres. Más aún, dada su condición de frontera, amenazada permanentemente por granadinos y benimerines desde 1275, la región ejercía un escaso atractivo sobre sus potenciales repobladores.

Ello obliga a hablar de una situación de subpoblamiento, de un hambre permanente de hombres, como rasgo fundamental de la región durente los siglos XIII y XIV.

...La conquista de la Andalucía Bética por los castellanos se produce en su casi totalidad durante el siglo XIII. Es, en gran medida, resultado del desmoronamiento del imperio almohade, carcomido en su interior, tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212), por las discordias civiles.
En pleno proceso de descomposición interna, afectado además por la reacción antialmohade de la población hispanomusulmana, se producen las primeras campañas de Fernando III en las tierras altas del Guadalquivír (1224-1227), que culminaría con la conquista de Baeza.

Proporción en la que se produjo la participación de las distintas zonas de la Península en la repoblación de Andalucía.

Reino de Castilla (Castilla la Vieja, Castilla la nueva, Señorío de Vizcaya y la propia Andalucía ya repoblada): 54'51

Reino de León (León, Asturias, Galicia, y actual Extremadura): 30'65

Corona de Aragón (Aragón, Cataluña y Valencia): 7'38

Reino de Navarra: 3'35

Reino de Portugal: 2'95

Otros paises (Italia, Francia e Inglaterra): 1'07

Junto a estos contingentes, que a partir de 1264 constituyen la mayoría de la población de Andalucía, hay que registrar la existencia de minorias: los judios, y los mudéjares, que consiguieron permanecer en la región.

Los primeros debían formar una minoría relativamente numerosa, distribuída por todo el valle del Guadalquivir, y asentada en los principales nucleos urbanos: Evija, Niebla, Jerez y, probablemente en Alcalá de Guadaira y Carmona.

Los mudéjares, por el contrario, fueron desde 1264 una minoría en franco retroceso. Subsistieron, sin embargo, en algunos enclaves dispersos de la región: en Cordoba, Ecija, Sevilla Lla Algaba, que fueron las únicas aljamas o morerías que llegaron al siglo XV.

El proceso repoblador


Gracias a la conservación de varios libros de repartimiento y de una documentación abundante y expresiva, conocemos en sus grandes líneas el proceso repoblador que siguió a las conquistas, proceso que, alo largo del siglo XIII, adoptó dos modalidades diferentes: En un promer momento, antes de la revuelta mudéjar de 1264, se intentó la puesta en práctica de un sistema de ocupación del territorio que hiciera compatible el control militar del mismo -a través de la concentración de efectivos humanos de origen castellano-leonés en los enclaves de valor estratégico- con la permanencia de las aldeas y distritos rurales de una gran parte de la población musulmana sometida.

Esta situación, de de haberse consolidado, hubiera dado origen a una Andalucía predominantemente mudéjar en sus extructuras demográficas o, en expresión de de R. I. Burns, a un tipo de colonialismo, similar al que surgió en Valencia por estos mismos años. Y la história de la región hubiese sido, en gran medida, diferente de lo que fué.

Sin embargo, a pesar de los pactos firmados por Fernando III, la situación de los mudéjares andaluces se vió profundamente alterada por la política practicada por Alfonso X durante los primeros años de su reinado (traslados masivos de moros, éxodos forzados de poblaciones enteras, instalación de guarniciones en las zonas de protectorado de la comarca de Guadalete).

Tras la sublevación de 1264, que no fué ajena a estos incumplimientos de lo pactado, Alfonso X Cambia por completo de política. Se entra así en la segunda fase del proceso de poblamiento de la Andalucía Bétcia, caracterizado por la renuncia deliberada de Castilla y a los nuevos andaluces a la coexistencia entre vencedores y vencidos, a los que se expulsa sistemáticamente o se les fuerza a emigrar, o en el mejor de los casos, se les reduce a la condición de minorías cada vez mas irrelevantes desde el punto de vista numérico.

Esta nueva situación tuvo una extraordinaria importancia para el futuro de la región, ya que es indudable que la casi total extinción de la población mudéjar andaluza significó una clara ruptura con el pasado musulmaán y permitió crear ex novo unas extructuras de base que nada o muy poco debían al pasado inmediato de la región.

La repoblación de Andalucía fué una gigantesca operación de instalaciones de pobladores y de reparto de tierras y otros bienes inmuelbles, de la que surge la nueva Andalucía. Vamos a considerar, por tanto, como aspectos esenciales del proceso, los aspectos demográficos, económicos y sociales del fenómeno repoblador.

La repoblación del siglo XIII

Por Manuel González Jiménez

Catedrático de Historia Medieval, Universidad de Sevilla.