A raiz de una discusión en el foro la última vez (y del éxito que ha tenido cuando lo han enviado el meneame) lo copio aquí:
Existe de manera bastante generalizada fuera del País Vasco (o incluso a veces dentro) de culpar absolutamente de todo a Sabino Arana. Incluso más de uno aun lo considera el único responsable del "nacionalismo vasco", el origen de todo mal (como si Larramendi, Garat, Chaho, Campión y otros tanto no hubieran existido jamás). Se podría decir que es más mitificado fuera que dentro, donde es un absoluto desconocido en la modesta opinión del que escribe.
Ya quedó claro la última vez que Sabino Arana poco o nada tuvo que ver con la unificación del euskera literario (principalmente porque hacía casi 60 años que había fallecido, sus tesis eran contrarias a las unificación y la mayoría de los académicos contrarios a sus extravagancias lingüísticas), posteriormente normativizado por la Real Academia de la Lengua Vasca. Ahora nos embarcamos en un proyecto algo más ambicioso, ir deshaciendo uno a uno algunos de los mitos que se escuchan sobre el euskera en general.
¿Si no es a Sabino Arana a quien se le debe entonces la utilización de la K en euskera? es difícil afirmar que tenga un solo padre, pero si tuviéramos que elegir a uno ese sería el labortano Martin Duhalde (1753-18o4), quien tal y comos no recuerda el académico Koldo Zuazo en su An overview of the external history of the Basque language fue uno de los primeros en proponer la adaptación de la ortografía y distintas grafías a las características propias del euskera. Escribió un único libro Meditazioneac gei premiatsuen gainean (Meditaciones sobre las materias fundamentales) que se publicó a los cinco años de su muerte donde aparecen ya algunas innovaciones según Onaindia (Euskal literatura II, 1973):
- da el mismo valor a la letra G, sin que importe que vocal le siga a continuación
- no utiliza ninguna V, siempre recurre a la B
- tampoco gusta de la C ni la Q, solo hay Z y K
En pocas palabras podríamos decir que el sistema b, g, z y k se lo debemos a él, que posteriormente otras obras como Andre Dena Mariaren ilhabethea (Baiona, 1838) seguirían (Onaindia). Pero a pesar del prestigio del profesor y luego director del Seminario de Larresoro, los otros dos innovadores en temas ortográficos (Añibarro y Moguel) no siguieron sus pasos. Es aparentemente a través del gramático Darrigol que llega la K a Jose Frantzisko Aizkibel y por ende a la Vasconia peninsular.
Este sacerdote de Azkoitia que aprendió latín en Roma antes que el castellano reflexionó largo y tendido sobre la unificación del euskera escrito, así como de la necesidad de un diccionario, pues aun habiendo habido más de 5 intentos distintos para aquel entonces, solo el de Larramendi había visto la luz. Parece ser que llegó a estas conclusiones después de una larga charla en Roma con Ramon Diosdado:
Desgracia es sin duda ninguna la de la nación Euskalduna, que desde remotos tiempos no ha podido conseguir se imprima un diccionario bascongado, cuando por otra parte se está haciendo los mayores esfuerzos para conservar sus antiguos fueros y libertades, usos y costumbres; cuya antigüedad es inmemorial, como la de la lengua Euskara
Y como buen larramendista, dicho y hecho. ¿Y como empezar el diccionario? con unas normas ortográficas, claro está:
Yo uso de la k en ka, ke, ki, ko, ku, porque esta letra por sí sólo llena mis necesidades, desterrando la c y la q, que tienen usos diferentes. En cuanto á la g dándole el valor del gamma griego satisface enteramente su cometido
De esta manera la reforma ortográfica iniciada en el País Vasco francés empezó a extender por los territorios forales, ¿fue una transición tranquila? podríamos decir que si, no hubo grandes fracturas ¿pero sin polémica? no! ¿como nos íbamos a abstener los vascos a opinar de lingüística? casi resulta ofensivo plantearlo siendo la etimología disparatada uno de nuestros deportes nacionales. Ahí están Intxauspe y Harriet (XIX), firmes seguidores de las grafías de las lenguas neolatinas frente a Hiribarren y sus seguidores que apostaban por estas "innovaciones".
Poco a poco fue ganando la K su lugar entre los ilustres literatos y académicos como el navarro Arturo Campión o el padre Resurreción de María Azcue. Y a pesar del enorme fiasco que supusieron las reuniones de Fuenterrabia (1902) que aspiraban a unificar entre otras cosas la grafía, es con el primer Congreso de Estudios Vascos en Oñati (1918) que se funda la Academia de la Lengua Vasca-Euskaltzaindia. Ya desde sus comienzos, bajo la presidencia de Azcue el uso de la K y la Z quedan ratificados, y aun a pesar de los intentos de Menéndez Pidal de torpedear la unificación literaria con su famoso discurso de Bilbao (1921) o de Krutwig de convertirlo en un experimento hipercultista, la unificación siguió su camino.
El guipuzcoano completado de Azcue cae en el olvido, Krutwig y Villasantes intentan el labortano clásico, pero son ya los años sesenta y los vientos que soplan son distintos. Las ikastolas se empiezan a propagar en la clandestinidad y exigen que se ponga fin a la anarquía ortográfica, así pues se Mitxelena tira de erudición y sentido práctico, y en 1964 se toman las primeras decisiones sobre la ortografía. Posteriormente el citado las recogerá en su famosa ponencia (actualmente "norma cero") que presentará a las jornadas sobre la unificación organizadas por Euskaltzaindia a petición de Gabriel Aresti en 1968.
El debate es encarnizado, pero no sobre la K, ni la G, o la B, sino sobre una letra que había pasado desapercibida hasta el momento, la H. Y aun a pesar de ello el informe pasa el trámite y es aprobado la academia, la K es finalmente una letra oficial del alfabeto en euskera.
Bibliografía:
Acerca de la normativización de la lengua vasca. Enrique Knör.
Hendai-Hondarribietako biltzarrak: XX. mendeko hizkuntz plangintzaren iturburu. Mikel Zalbide.
Historia_externa_del_euskera. es.wikipedia
K jauna. Iñigo Aranbarri, Jose Luis Otamendi
Juan Antonio Mogeli omenaldia. Euskaltzaindia.
SEMINARIO MENOR DE LARRESSORE :: Auñamendi Entziklopedia :: Euskomedia
Literaturaren Zubitegia - Idazleen aipamenak
Siglos XVIII y XIX. Portal Literatura Vasca
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