Me produce una pereza indescriptible, pero se acerca el centenario de Casariego y me molesta que ciertos sujetos quieran manchar su memoria. En este caso tanto la ignorancia como la mala intención son evidentes; pero la experiencia demuestra que por Internet anda mucha gente que no lee con atención.
En el hilo citado, antes de aburrirme, ya había contestado a algunas de estas tonterías. Como el forista "Alacran" entonces sólo había leído un par de cosas en una publicación reciente, intentó rellenar con imaginación lo que no sabía, que era casi todo.
J.E. Casariego tuvo una época apartado de la disciplina de la Comunión Tradicionalista. Aunque nunca dejase de considerarse carlista.
De la dirección del diario El Alcázar fue apartado por el gobierno de Franco, por no acatar sus directrices.
Antes de que terminase la II Guerra Mundial ya estaba Casariego alejado de cualquier instancia oficial. Y antes de esto había rechazado varios cargos de importancia.
Tras algo más de una década apartado de la política directa, dedicado a la enseñanza universitaria, al periodismo y a publicar varios libros, se reintegró plenamente en la Comunión Tradicionalista. Completamente al margen del franquismo. Década de 1950.
En dos actos de la Plaza de Oriente fue orador como representante de la Comunión Tradicionalista. Comunión en la que había nacido y en la que murió. Leal. No antifranquista, porque Franco ya había muerto. Pero con un profundo desprecio por aquello.
Casariego es recordado por todos los que le conocieron como un perfecto caballero, un hombre íntegro, de honor intachable. Sus enemigos políticos se lo reconocían también. Un hombre que cometió errores políticos en su juventud --creyendo ingenuamente que un régimen malo podía reconducirse a algo bueno-- sin buscar con ellos promoción personal: al contrario, rechazándola y creándose dificultades. El francofalangismo tuvo especial interés en evitar que volviera a dirigir periódicos; en sabotear su carrera como profesor universitario; incluso se recurrió al pucherazo para impedir su elección como concejal en Luarca. Siempre, como era la práctica habitual, ofreciéndole cargos y prebendas si quemaba incienso al "Caudillo". En lugar de eso, defendió tenazmente a la Familia Real legítima.
EDITADO POR ADMINISTRADOR: quito la última frase que era innecesaria.
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