Re: Sobre el escudo del Reino de España

Iniciado por
Rodrigo
Totalmente de acuerdo y como he dicho no tengo ningún problema con el escudo franquista (digo franquista sin ánimo despectivo alguno) pero no creo que ese sea el único escudo que pueda lucir la bandera rojigualda y nos guste o no quedará siempre ligado a la figura y el régimen del General Franco, a diferencia del actual, que es más similar a los de épocas anteriores y yo particularmente no lo identifico exclusivamente con Juan Carlos ni su régimen.
Como he dicho antes el escudo franquista se inspira en los Reyes Católicos, cierto, pero también en la Gloriosa y en José Bonaparte.
Más bien el "escudín" se inspira en el de la Restauración (creo que es idéntico), que se inspira en el de "la Gloriosa", que se inspira en el bonapartista. Pero repito, el escudo franquista también se inspira en el de la restauración, el de "la Gloriosa" y el de Bonaparte salvo por el águila de San Juan, la corona (diferente tanto de la monárquica como de la republicana), las flores de lis y la posición de los cuarteles, aunque en la versión anterior a 1938 ni eso.

No acabo de entender a qué te refieres. El Escudo del Águila de San Juan usado durante el régimen de Franco está inspirado directamente en el de Los Reyes Católicos, y ya me dirás en qué se parece al de "Pepe Botella", un usurpador, hermano de un invasor y no español por más señas. Tampoco sé dónde lo dices en lo que va de este hilo --en otro a lo mejor sí--, y en esta cuestión la disparidad que hay es tal que suele resultar complicado encontrar dos especialistas que se pongan de acuerdo al respecto.
Por otro lado, hay que hacer una disociación ya, tal como ha sucedido en los otros hilos abiertos al respecto. Una cuestión es la bandera y otra el escudo que se le asocia. Yo sí hago una identificación del actual escudo institucional con este régimen, y es que el relativo a Alfonso con el numeral XIII era ovalado, y no puedo evitar recordar el de la II República, demasiado parecido al actual, excepto por pequeños cambios y así sucesivamente. Al tiempo no veo inconveniente en usar una bandera con una corona real "a secas", pero ya dije que como tradicionalista no puedo seguir lo que representa este escudo de hoy.
Luego, por mi edad, yo hice el servicio militar y juré la Bandera que portaba el Águila de San Juan con una fórmula que empezaba con "Juráis a Dios y prometéis a España, besando con unción su Bandera...", "JURÁIS A DIOS" ¿y tú piensas que yo voy a aceptar un escudo que representa a esta ex-paña? Los que sois más jóvenes nos conocéis poco. Yo uso cuatro Banderas: la de Borgoña; la de Borgoña con Águila Bicéfala; la Roja y Gualda; y la Roja y Gualda con el Águila de San Juan.
Y en cierto modo, no estoy particularmente interesado en si un determinado cuartel aparece a la izquierda o la derecha en un determinado escudo en una época concreta. Yo no soy vexilólogo y nunca me he sentido atraído especialmente hacia dicha disciplina. Y una muestra de lo que digo la tienes en que no encontrarás intervenciones mías en hilos que tratan sobre banderas imaginarias o deseables para una comunidad hispana, por ejemplo, ni sobre banderas de antiguos territorios. Yo sólo sigo las banderas mencionadas arriba, que son a las que yo tengo prestada mi fidelidad de por vida. ¿Que el Águila de San Juan va a quedar asociada a Franco para siempre? Bueno, yo no tengo la culpa de la ignorancia supina de la gente de este país. Pero el tiempo se encarga de "curar" esa enfermedad, así una alumna que tuve hace unos años me preguntó un día en clase: "¡Oiga! ¿ese Franco no fue un político muy importante de los Reyes Católicos?" (sic), textual. Creo que la pregunta de la chica ya lo dice todo, pero añadamos que cuando no quede nadie con vida que haya tenido relación más o menos directa o próxima con el Régimen de Franco, la historia se contará de otra manera y los sentimientos también serán distintos.
La simbología como disciplina no es sólo muy compleja, dicho además en sentido amplio, sino también excesivamente interpretable y escasamente concluyente, pues afecta a muchos aspectos del ser humano --emocional o psicológico, histórico y patriótico, económico y social..., etc.--, en el caso de interpretaciones culturales, y también porque hay códigos simbólicos hasta en la Naturaleza como, por ejemplo, los colores en el dimorfismo sexual de determinadas especies. Y la verdad, me resulta más interesante el estudio del origen del uso de la simbología en el ser humano, que las consecuencias derivadas posteriores por política o por vanidades.
Última edición por Valmadian; 06/09/2012 a las 02:26
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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