Celebrada en Avilés la fiesta de la Santísima Virgen de los Dolores, Generalísima de los Reales Ejércitos carlistas
Avilés, 15 septiembre 2007. Como estaba previsto, el sábado 15 se celebró en Avilés la fiesta de la Santísima Virgen de los Dolores, Generalísima de los Reales Ejércitos carlistas, con una Santa Misa tradicional en la capilla de Jesús de Galiana de Avilés, seguida de una comida en una tradicional taberna de la villa del Adelantado.
A continuación reproducimos el sermón del celebrante, don Alfonso López.
Declarada por mí, Generalísima de mis tropas, la Santísima Virgen de los Dolores, no he podido menos, movido de mi devoción y religiosa piedad, de distinguir con el título de Generalísimo al Real Estandarte que lleva por lema aquella divina imagen, y, por lo tanto, he venido a resolver, como resuelvo y mando, que esta augusta y real imagen no se rinda a persona alguna, ni aun a la mía, ni haga más honores ni saludo que al Santísimo Sacramento.
S.M.C. Carlos V, Real Decreto sobre el Estandarte de la Generalísima. Estella, 2 de agosto de 1835
Celebramos en esta mañana esta fiesta entrañable de los Dolores de la Santísima Virgen María, en esta Capilla tan avilesina, donde se custodian las tres imágenes señeras de la Semana Santa avilesina: Jesusín de Galiana --Nazareno--, San Juan Evangelista, y Nuestra Señora de los Dolores, la Dolorosa, cuya fiesta seguimos celebrando en la Parroquia de la Villa el Viernes de Pasión o Viernes de Dolores.
Es hoy uno de los dos días que la Iglesia nos pone pues, en nuestro camino, los Dolores de Nuestra Señora.
En esta época en que vivimos es difícil ver una Cruz: Ha desaparecido de los hospitales --hasta esa mirada de auxilio, de amparo, se niega a los enfermos--, ha desaparecido de las escuelas --ahora se ha alzado como diosecillo el político de turno--, ha desaparecido incluso de las casas. "Queda mal" pensar en la Cruz. No es "políticamente correcto". Si se prescinde de Dios, palabras como mortificación, penitencia, incluso la propia muerte no tienen significado; lo mejor, por tanto, es ocultarlas. Y ocultar, claro, a los que nos las recuerdan.
Es la paradoja de una civilización que está olvidando sus raíces y que es incapaz de dar un nuevo sentido a la vida cotidiana. De tal manera que todo se adultera: todos quieren vivir bien, como se dice ahora: "óptima calidad de vida"; todos quieren pasarlo bien; pero la Cruz que no aparezca ni por asomo, porque eso no hay quien lo entienda.
En esta mañana nosotros proclamamos nuestra fe en Aquel que murió en la Cruz, en Aquella que permaneció firme al pie del suplicio --como hemos cantado en la Secuencia--. Proclamamos nuestra fe en un Dios vencedor de la muerte, en un Dios que concede su gracia para vivir dignamente. Por eso no creemos, ni queremos que suceda, en la vida lejos de Dios, no podemos aceptar que se quiten las cruces o que se pretenda dar otro significado a la cruz de cada día: necesitamos esa cruz para asociarnos a la Pasión de Cristo, para unirnos ahora al Sacrificio Redentor de Cristo que consumaremos en este Altar.
¡Qué diferente es la vida cuando se vive desde esta dimensión! Lo ridículo es pretender reducir a Dios a un estorbo o como el que impide el "progreso democrático" (al negarse a cursar una asignatura moralizante): ¡No! Dios es el que otorga el verdadero sentido a la existencia del hombre, a su realización: en la vida de la gracia. Negar este extremo es negar al hombre la realización de su propia existencia, peor todavía: es negarle la exigencia de salvar su alma.
Y como necesitamos la Cruz, creemos en la Santa Misa. Actualización del Sacrificio Redentor de Nuestro Señor, el acto más grande que podemos realizar en esta tierra. Por eso nos sentimos en esta capilla el centro del mundo, porque el mismo Dios se hará presente con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.
Presentémosle nuestra vida, nuestras mortificaciones. Aprendamos a no ser unos "quejones", sino a mirar la vida con la alegría de saberse vencedor. Sepamos morir cada día un poco por nuestros sacrificios para asemejarnos más a Él. Que sea Él nuestro Señor y no pasemos la vida como "señoritos": Omnis Terra Gloria Dei. ¡Seamos Luz en medio de nuestro mundo! ¡Seamos ese fuego que prenda la tierra! ¡Que no se nos pase la vida sin hacer algo grande por amor a Dios! "Nolite timere eos qui occidunt corpus, animam autem non possum occidere".
Subamos pues hoy al Calvario de la mano de Santa María, Dolorosa. Pongamos nuestras vidas ante el trono de Dios; y sepamos ser leales a nuestra Fe, en todos los momentos, todos nuestros días.
Comunión Tradicionalista del Principado de Asturias
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