Hola Valmadian: ante todo, gracias por tu interesante y extensa respuesta, que paso a comentar.
Cierto, pero si el capitalismo se va al traste -cosa buena en sí misma-, que más lo sufrirá será la mayoría de expoliados por los propios capitalistas –eso mismo, junto a una obsesión estatalista- es lo que ha decidido a los gobiernos a invertir dineros públicos en los bancos en quiebra.
Además, como apuntó el propio Belloc, si régimen capitalista naufraga, lo más probable es que, de entrada, se imponga un régimen todavía más totalitario –lo que Belloc llama estado servil y que en lo económico se caracteriza por impedir la propiedad privada de personas y familias, mientras se fuerza a la ciudadanía a trabajar en condiciones esclavistas (cuyos estándares podrían parecerse –o estar incluso por debajo- del proletariado industrial de países como la URSS o China).
El coste humano del colapso del capitalismo sería enorme, sin contar ya con lo que vedrá después. El problema consiste en que el “después” es cuestión de tiempo: si no por la vía del colapso, llegaremos al estado servil por la acción conjunta del Mercado y el Estado –en detrimento de la sociedad o, si se me permite el término de Husserl, en detrimento del “mundo de la vida”.
Por eso hablo de crisis del estado-nación, porque tanto al Mercado como al Estado les conviene substituirlo por algo más eficiente para sus intereses.
Sí señor, aunque yo llamo Sistema a la “confabulación” de Mercado y Estado –que van tan bien de la mano, cada vez más.
No somos gurús ni pretendemos serlo. Yo no creo en el espadón, acompañado o no de 18 Brumario –la última vez no salió bien. Tampoco creo que el electoralismo solo se baste, aunque a nivel local puede ser una fuerza social y propagandística de primer orden.
Creo dos cosas: creo que la solución pasa por proponer una España alternativa y convertir ese mensaje en una fuerza social; en segundo lugar –y más polémico, seguramente- creo que no debemos luchar hoy tanto por conquistar las ruinas del estado-nación, sino por constituir las fuerzas sociales que impulsen la España de mañana.
Confieso que este modelo tiene un poco de revolución burguesa dieciochesca en tanto que creo necesario generar un mensaje alternativo y difundirlo hasta que impregne la sociedad a diferentes niveles, especialmente ante lo que se avecina. Los burgueses liberales usaron primero la falacia, el libelo y la diatriba (todo el XVIII), y sólo después de que una parte de la sociedad creía en sus propuestas tomaron el sable y la pistola: 1789 en adelante, 1820, 1830, 1833/36, 1848, etc.
El Sistema es algo muy curioso: permite la existencia de una República Islamica de Irán y de un Emirato de Waziristán, de Transnistria, de un Chipre turco, de Mongolia, Corea del Norte, etc., etc., etc. En pocas palabras: si no te metes con todos a la vez y tienes medios de disuasión te puedes hacer un hueco.
Somos capaces, desde luego. Hay que aprender a luchar por la Tradición en los nuevos tiempos. Monseñor Lefebvre cuenta que primero iba a Gabón en barco y a partir de los 1960 iba en avión; empero, su mensaje seguía siendo el mismo. De lo que debemos olvidarnos es de los modelos del siglo XX, pues no tenemos los medios de esa época, ni la sociedad es la misma (acceso más difícil a la propiedad, lavado de cerebro, medios de masas no impresos, etc.)
Yo lo veo como un barco, porque España se hunde poco a poco pero sin remisión. El caso es que mientras el casco podrido que tiene la nao en este momento se va sumergiendo, deberíamos empezar a construir estructuras que permitan a la nación ponerse a flote cuando llegue el diluvio.
Muy cierto. Ahí estaremos, espero.
Un saludo
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