Israel, Gaza, paridas de la izquierda y hemiplejia de la derecha

El conflicto que sacude la franja de Gaza tiene asuntos políticamente incorrectos en los que ni unos ni otros quieren, por ignorancia o por propósito, entrar. Pasen y vean unos cuantos.

España tiene una densidad de población de 91 habitantes por kilómetro cuadrado; la franja de Gaza tiene 4.118, una densidad 45 veces superior a la española. Del millón y medio de habitantes que vive en esa región, el 40% está en paro y se supone que en breve lo estará el 50%, pese a ello el crecimiento de la población se aproxima al 4% anual. A fecha de hoy, el 80% de la población de Gaza depende de la ayuda humanitaria, frente al 63% que dependía en 2006 y que entra a través de la frontera con Israel, esa misma que Israel bloquea con mucha frecuencia.

No quiero aburrir al lector relatándole la dramática realidad de Gaza, pero sí quiero indicarle que pese a ello, la ofensiva lanzada contra las milicias de Hamas está castigando principalmente a la población civil ante el aplauso del mundo occidental y la inoperancia de los países árabes. La excusa es que Hamas, que guste o no es quien obtuvo mayoría absoluta en las elecciones generales democráticas de 2006, es una "organización terrorista" que lanza cohetes contra territorio israelí. Los israelíes se preguntan el por qué de la agresión de Hamas, después del plan de retirada israelí de agosto de 2005. La respuesta es bien sencilla: porque no basta con irse; se les ha condenado a la miseria y se les ha negado un futuro. En estas condiciones Hamas es la única organización que se preocupa de aliviar a los presos palestinos en las cárceles israelíes y de llevar ayuda a las familias que no tienen ni siquiera el consuelo de una lúgubre esperanza.

Esta situación y este terror son silenciados por los equívocos, la tibieza y la complicidad de unos y otros: "las izquierdas", históricamente expertas en genocidios y deportaciones, atacan a Israel por considerarlo títere de los EEUU, y en virtud de su tradicional histeria anti-americana, vocean sus consignas ocultando el secuestro que el lobby likudnik de Washington mantiene sobre la política exterior estadounidense. En la "derecha" o "centro-derecha", los informativos de Telemadrid y los periódicos dentro de la órbita de esta opción política sostienen una propaganda abierta de signo contrario, tan unilateral a favor de Israel que a veces uno se pregunta si es eso lo que realmente creen o se trata de una broma. Unos y otros ejercen un verdadero terrorismo informativo, lleno de confusiones y medias verdades, que impide pensar la situación y del que la primera víctima es el principal pueblo mártir de la última posguerra mundial: los palestinos.

En nuestro país la histeria está tan avanzada que incluso entre los críticos del gobierno Zapatero ha prendido la llama de la confusión y se evalúa la situación en Gaza mediante el absurdo de utilizar los parámetros del terrorismo etarra, algo que satisface profundamente a los botarates abertzales. Las consecuencias son tan ridículas como cuando los irlandeses acababan apoyando a ETA porque analizaban la situación vasca bajo los parámetros del problema irlandés. Al final, los críticos conservadores de Zapatero hacen igual que Arnaldo Otegui, que equipara arteramente el "conflicto vasco" con la situación en Irlanda del Norte. El resultado no puede ser más absurdo: Israel "tiene derecho a defenderse" y, si hace explotar bombas de racimo en la zona más poblada del planeta, es porque Hamas utiliza escudos humanos. De aquí se sigue que, en el caso que nos ocupa, los civiles palestinos muertos están plenamente justificados mientras que, por ejemplo, en caso de secuestro de un banco en Castellón no se admitiría que se dinamitara el banco con asaltantes y rehenes todos juntos.

En este pandemonium informativo nadie es capaz de pensar con claridad y en nuestro país, donde el bipartidismo ha afectado definitivamente a la cordura mental de nuestros "analistas", se considera que la muerte de 10 israelíes es equiparable a 800 palestinos muertos y que el lanzamiento de cohetes "Kassam" es terrorismo pero lanzar un misil desde un helicóptero Apache contra una escuela, sin embargo, se justifica.

No obstante hay quien piensa por sí solo y, sorprendentemente, en un verdadero periódico "neo-con" como La Razón, ha sido el columnista Toni Bolaño quién en su brillante artículo "Tres errores" ha señalado con mayor agudeza importantes claves de esta guerra cuya primera víctima es la población civil palestina.

Primero, fue Israel quién creó y alimentó a Hamas durante los últimos años 70 y primeros 80. El conflicto palestino, que nunca fue de carácter religioso, ha derivado en integrismo a causa de la política israelí de dividir a los palestinos; por entonces la OLP de Yasser Arafat. Ahora ya no hay interlocutor con quien negociar salvo Abbas, al que nadie eligió. "La Yihad gana adeptos porque los palestinos están privados de sus más elementales derechos, humanos o sociales", dice Bolaño.

En segundo lugar, sigue diciendo Bolaño, es la política israelí quién hace que la Yihad sea la única salida. Nosotros puntualizaríamos que el terrorismo suicida es generalmente la consecuencia de la ocupación, como muy bien ha demostrado el profesor Robert A. Pape en su libro Dying to win, comentado en esta misma columna con motivo de la posguerra de Irak. Pape, profesor de ciencia política de la Universidad de Chicago, ha reunido la información de los 315 ataques suicidas ocurridos en el mundo entre 1980 y 2003 para concluir que los datos demuestran que el terrorismo suicida es mayormente una consecuencia de una política fracasada de ocupación y mucho menos, como se cree, del fenómeno religioso integrista.

Por último, Bolaño señala acertadamente que la actual guerra equivale a "apagar el fuego con gasolina" y que la guerra de Gaza "agudizará más la miseria y el odio" de una población que tiene cada vez menos que perder. El fenómeno señalado por Bolaño es real como la vida misma: la política israelí dará alas al terrorismo. Michael Scheuer, el responsable designado por la CIA para perseguir a Osama Bin Laden allá por los años 90 acaba de escribir un artículo en el que coincide plenamente con las tesis de Bolaño, si bien Sheuer lo hace desde la óptica de un patriota estadounidense, impotente ante el secuestro de la política exterior de su país por los que él denomina Israel-firsters ("Israel primero").

La coincidencia de Scheuer con el columnista español se produce en el sentido de que es la política occidental la que acaba promoviendo el terrorismo. Para Scheuer, el escenario que el terrorismo islámico necesita se está haciendo realidad gracias a una política exterior estadounidense hecha en clave sionista y a una política antipalestina diseñada por la "teocracia israelí". Sin estos ingredientes el conflicto jamás se hubiera enquistado. Así, tenemos que, primero, un gobierno Obama, plagado de asesores del lobby likudnik en Washington, permitirá a Israel hacer lo que le dé la gana con la población palestina. Haga lo que haga Israel, estará bien.

En segundo lugar, los líderes árabes pro-occidentales han trasladado al mundo una imagen de corruptos e inoperantes, incapaces de ponerse de acuerdo para impedir la masacre, tal y como siempre ha sostenido Osama Bin Laden en sus comunicados. Lo que Occidente aplaude y promueve ayuda a crecer al odio antioccidental en la población. Por último, nos encontramos con que 800 palestinos muertos y más de 2.500 heridos son equiparables en los media occidentales a apenas 10 soldados muertos, transmitiendo al mundo árabe la idea de que en Occidente los musulmanes son poco menos que infrahumanos. Este clima es un caldo de cultivo idóneo para el fanatismo. Osama Bin Laden jamás soñó con un clima tan proclive a sus tesis y con una situación tan favorable para reclutar gente dispuesta a sacrificarse en la lucha contra Occidente.

Y sin duda ese sacrificio puede resultarnos muy caro, toda vez que en Occidente, como ya se vio en los atentados de Londres, hay 30 millones de musulmanes que han introducido aquí nuestros gobiernos. Curiosamente, esos mismos gobiernos solo ven el "peligro islámico" cuando se trata de defender las guerras de agresión israelíes, pero consideran "xenofobia" la oposición, por ejemplo, a las regularizaciones masivas que introdujeron en España medio millón de marroquíes propiciadas por el gobierno de José María Aznar o las posteriores realizadas por Jesús Caldera. No es de extrañar que, bajo la óptica de la sensatez y del sentido crítico, el brillante artículo del mencionado experto norteamericano en terrorismo islámico se titulase Bringing the Arab-Israeli War Home ("Trayendo a casa la guerra árabe-israelí").

En resumen, la defensa de la guerra israelí sobre Gaza es no solamente inmoral, sino también profundamente antioccidental –y a medio plazo anti-israelí- en sus consecuencias. Para aquellos que piensan al margen del delirio partidista y que consideran que la última sandez de José Blanco no debe tomarse en consideración ni siquiera durante treinta segundos, es necesario repensar la política exterior occidental en base a los mismos intereses occidentales, nunca en función de foráneos. La alternativa puede ser desastrosa.

Como termina Scheuer diciendo: "una vez que la guerra religiosa entre árabes e israelíes haya sido trasladada a los Estados Unidos y traiga sangre a las calles de América, los Israel-firsters (Israel primero) dirán que la matanza demuestra que la América secular y el Israel teocrático están en el mismo barco y enfrentándose a los mismos enemigos. Vendiendo esta plausible pero palpable mentira, los líderes americanos comprados por el AIPAC (American Israel Public Affaire Committee) conducirán a este país a una guerra interminable con el Islam, la misma catástrofe que es el destino de Israel". Nosotros añadiríamos, en consonancia con el mensaje cristiano, que existen primero, antes que razones de praxis política, motivos morales por los que nunca se puede justificar la muerte de inocentes. Pero de momento el fanatismo y el odio es consecuencia de una política que no deja opciones. Que no se le olvide esto a nadie.

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