El castillo de Arteaga es de una belleza impresionante, Don Cosme.

Mi torreón de la infancia todavía se yergue sobre olivares del Reino de Jaén. Antes se alzaba sobre campos de pan llevar, pero el monocultivo olivero hizo que también se rodeara de olivos.

Te he dado pistas, Don Cosme: a ver si encontramos la torre en la que me quiero meter como un ermitaño.

Esto no será objeto de la SGAE, ¿verdad? Jajaja... qué bueno, Don Cosme.