Un pobre hombre que dice eso ya ha quedado calificado.
La explotación capitalista, que vino a España de la mano del liberalismo, no llegó a alcanzar en España los extremos obscenos de los países protestantes (incluyo a Francia). Fue mala, fue pésima. Pero hace bien en sorprenderse Godofredo: ciertos excesos de represión como los que al parecer cuenta esa serie sólo se dieron en Huelva, a costa de la concesión inglesa de las Minas de Río Tinto, cuyo máximo accionista en España era el antirrey Alfonso, alias XIII (el de la no-consagración no-conmemorada ayer,
"Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes").
El entramado social que al parecer pinta esa serie, supuestamente en Asturias, no es creíble. Tampoco lo es ignorar la existencia de un vigoroso sindicalismo minero católico, en dos tendencias: una verdaderamente sindical, de raigambre carlista, cuyo máximo exponente en la época era el dominico Padre Gafo (luego asesinado por los rojos); otra patronal, paternalista, encarnada por el segundo "Marqués de Comillas" (título liberal, y por lo tanto falso), único supuesto marqués con importancia en aquel negocio y bien lejos de la figura del explotador sin escrúpulos.
Así que la serie parece preparar el terreno para presentar la "necesidad" de los socialistas, con su mafioso SOMA/UGT, implantado en la zona gracias a la protección del dictador General Miguel Primo de Rivera.
De lo que no había necesidad, ni hay recuerdo, es de alguien fascinado por el fascismo, esa escisión del patético socialismo italiano, encabezada por Benito Juárez Mussolini. Tampoco se entiende qué pinta la evocación del fascismo en un foro que se llama Hispanismo.
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