Re: Promulgada la ley con la que Aragón se proclama «país» y «nacionalidad»
Hace tiempo que yo me autoproclamé Emperador de Occidente, ¿y de qué me sirve? Ahora bien, si me siento feliz con ello no creo que a nadie le moleste. Antaño a quienes se creían Napoleón, Julio César o la bruja Morgana, los metían en ciertas instituciones. Hoy no, por ello esa mal llamada "clase política", que ni son clase social alguna, ni son políticos de verdad, está cuajada de napoleones que quieren pasar a la Historia del Cómic (por cómica y esperpéntica), ideando copiosamente chorradas mil, inutilidades absurdas, e imbecilidades diversas. No se han de escatimar reconocimientos al permanente empeño en querer ser más idiotas que ayer, pero menos que mañana. Lo peculiar y llamativo del asunto es que reivindican algunas cuestiones con las que cualquier carlista podría llegar a estar de acuerdo, podría siempre y cuando nada tuviese que ver con la impresentable tabla de sandeces aprobadas en esas cortes aragonesas devaluadas a patio de bufones.
Sin embargo, una duda me asalta, ¿van a reclamar también Cataluña como parte de la Corona de Aragón? Si yo fuese un "indepe" catalán estaría hondamente preocupado.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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