Olvídese de decepcionarme, y mis expresiones han obedecido a su continua insistencia en el tema de la confederación. Mire, para mi es un trabajo que lleva tiempo y esfuerzo que quito de otras ocupaciones el estar debatiendo aquí. Podría muy bien pasar de todo esto y en paz, ocuparme de mi correo electrónico, de hablar por teléfono, de participar con mensajes breves en redes sociales o de atender un blog personal. Pero no, opto por estar aquí, a veces aguantando impertinencias y descalificaciones de gente que ni sabe respetar ni sabe estar, y mi paciencia tiene un límite. Si hago por aportar información, elaborar mensajes desarrollados, buscar fuentes, etc., lo que no es de recibo es que se me trate o califique como a cualquiera le dé la gana y eso sin conocerme de nada, sin saber cómo soy, cómo actúo en el día a día, de qué me ocupo, o de los esfuerzos que hay que hacer cada día. Por supuesto, para saber qué es el Carlismo basta con leer textos sobre él, pero es una cuestión y otra muy diferente vivirlo en casa desde pequeño y profundizar a base del contacto personal y su estudio constante. Y el carlismo tiene unas peculiaridades que no son tan sencillas de entender, y es que hay que partir de un hecho: no es estrictamente un movimiento político, sino una forma del ver el mundo y los carlistas se autodefinen como "pueblo carlista". Desde esa base, y con todas las precauciones doctrinales que se quieran, se puede afirmar que hay tantos carlismos como carlistas. O sea, cada carlista tiene una visión personal suya sobre el Carlismo. Y en este sentido, cuando usted ha hecho afirmaciones sobre que yo le hacía daño al Carlismo diciendo España en lugar de las Españas, debe usted entender que puedo hasta reírme. Supongo que el enlace que le puse sobre esa cuestión le habrá dejado más claro el asunto.
Mire, le digo mi paciencia también tiene un limite, y es usted el que se afana e insiste en admitir cosas que no fueron. Piense lo que quiera. Bastante he leído del Carlismo, y no es lo que usted afirma, por más que se empeñe, y quiera añadir documentaciones, artículos, que NO EVIDENCIAN NADA, respecto de sus planteamientos.
relee lo que dije verá que yo no le quito su sentir, pero si se lo he delimitado sin hacer alusión alguna a documento acreditativo alguno.
En definitiva, me he rendido, usted simplemente no quiere entender nada. La nacionalidad no la da un documento, por más que usted se empeñe en pensar eso. Tranquilo, piense lo que quiera.
Con los doctrinarios carlistas le va a pasar como con las Sagradas Escrituras, que por cada afirmación hay la contraria y todas son válidas, pues con el Carlismo igual y en parte es lógico porque 187 años de existencia (unas 9 generaciones más o menos) dan para muchos cambios, añadidos, interpretaciones, divisiones (el Carlismo también se caracteriza por la eterna división entre sus gentes y las corrientes doctrinales) con lo que es normal que usted pueda encontrar lo que comenta, pero ello no cambia nada.
Ya lo veo, y por los planteamientos que usted expone, persigue un fin muy distinto a la Reunificación de la Hispanidad.
¿Acerca de qué no he aportado documentación, sobre el cantonalismo de Cartagena? ¿qué quiere que aporte ahí? ya le han dado una explicación directa y bien documentada, la de alguien natural de allí mismo, vamos testigo directo no de aquellos acontecimientos, pero si de la memoria colectiva que sobrevivirá en la región. Ese es uno de los argumentos de mayor peso acerca de eso de que a mi me parece que soy..., que si, que vale, que es muy bonito, pero muy irreal en muchos aspectos
¿Quién ha hablado del Cantón de Cartagena? Dios mío!
Como le dije al comienzo la posición geográfica, la historia "local", el clima, las costumbres, etc., marcan la cosmovisión que se tiene de uno mismo (hablo del pueblo español) y de los demás. Tenga presente que, además, llevamos separados ya mucho tiempo, con Puerto Rico casi 120 años ( unas seis generaciones) y con otros mucho más, distancia acortada hoy gracias a la facilidad de las comunicaciones. Pero no deja de ser comparable a esas situaciones personales en las que uno se reencuentra con aquél pariente o amigo al que no ve desde hace 20 o 30 años y se da cuenta de que son unos extraños. Recuperar el momento de la separación y volver a conectar suele ser complicado y difícil
Mire qué equivocado está usted, la separación no han pasado ni 4 generaciones. Sus expresiones me ofenden. Ya no continuaré debatiendo, esto no es Hispanismo, sino prepotencia y arrogancia que usted una y otra vez lanza contra mi persona, y mi pueblo, que siempre ha sido leal a España. Recogeré mi información y me iré. Me he hartado de su prepotencia. Y si América se perdió fue por personas como usted. Menos mal que son más los que piensan diferente. Bien, pues entonces el Carlismo no es la solución al problema que aqueja a la Hispanidad.
Saludos en Cristo. Hasta luego.
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