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Tema: El siniestro pasado del "honorable president” Tarradellas durante la Guerra Civil

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    Re: El siniestro pasado del "honorable president” Tarradellas durante la Guerra Civil

    Sobre la cara oculta del “honorable” Tarradellas


    Revista FUERZA NUEVA, nº 583, 11-Mar-1978

    LA CARA OCULTA DEL HONORABLE

    José Tarradellas presidente, por real decreto, de la Generalidad de Cataluña, ya se dedica al deporte de las ruedas de prensa. Cuanto contribuya a dilucidar posiciones nos parece sano. Y si esto se puede atribuir a un sujeto con una historia muy concreta, que merecería enjuiciamientos y responsabilidades de mucha envergadura si se tratara de un político nazi, todavía la perspectiva adquiere mayor relieve.

    Por otra parte, conviene que José Tarradellas confirme o deniegue que el Banco de España libró 80 millones de pesetas (de 1977), a título personal al “honorable” en concepto de “atrasos como presidente de la Generalidad (información de “El Alcázar”, 30-XI-1977).

    Entendemos que un político como Tarradellas no puede limitarse a declarar lo que él quiere. Esto se tiene que dejar para los poderes totalitarios, a lo Fidel Castro, a lo Idi Amin, o a personas más próximas a Tarradellas, como sus antiguos colaboradores Juan Comorera -¡qué recuerdos, Santiago Carrillo!- o Jaime Miravitlles, especialista en propaganda de la causa roja. Por esto, reiterativamente, interesa a España entera que José Tarradellas, que hoy (1978) ocupa el sillón de la presidencia de esta Generalidad, aclare unos interrogantes que ignoramos nunca haya contestado, a pesar de que tenemos un dossier muy abultado de sus “dichos” y referencia larga de sus hechos.

    Sería de evidente eficacia que José Tarradellas contara con pelos y señales el origen del dinero que le permitió adquirir la finca de Saint Martin-le-Beau (Francia). Eliseo Bayo, en “Interviú”, del 15-21 de septiembre (1977) acusaba así a Tarradellas:

    La finca de Josep Tarradellas en Saint Martin-le-Beau ha sido objeto de suspicaces comentarios. Aunque en deficiente estado de conservación, no es precisamente una sencilla masía. La propiedad de Tarradellas, “Mosny”, consta de un poco más de quince hectáreas de viñedos. La casa principal tiene una planta y dos pisos, con doce piezas en total, sin contar la cocina, los lavabos y las cavas. Hay también una casa de jardinero, una casa de granjero y otra de viñatero. Preguntado por el origen de la propiedad, Tarradellas ha respondido que fue comprada por sus padres, aquellos más que modestos trabajadores de Cervelló. Sin embargo, el Registro de la Propiedad revela que fue adquirida por la señora de Tarradellas, Antonia Maciá Gómez, ante el notario de Athee, M. Corbin, el 9 de agosto de 1939, y pagada no en pesetas, que carecían de cotización entonces, sino en divisas. Es decir, fue comprada pocos meses después de acabada la guerra española, cuando tantos centenares de millares de españoles se disecaban en los campos de concentración, y cinco años antes de que llegaran a la finca los padres de Tarradellas. En 1973, vendió la finca a la Compagnie Générale Viticole, con sede social en París, sociedad anónima dominada por la familia Taittinger, propietaria del célebre champán del mismo nombre. Tarradellas se reservó el derecho de habitar la casa donde tiene sus famosos archivos, hasta 1976, en que terminó de cobrar la suma de 1.100.000 francos (unos 18.000.000 de pesetas) a que ascendió la venta”.

    Una denuncia tan grave no puede quedar suelta en el aire. José Tarradellas, para su propio prestigio personal, debe puntualizar algo que corresponde a lo más elemental para actuar en la vida pública. De no hacerlo, el juicio que hay que formar parece irreprochable.


    Más enigmas

    No solamente en cuestión de fondos económicos hay preguntas delirantes para plantear. La cosa se complica si se tiene en cuenta lo que el propio Eliseo Bayo, en el mismo artículo, pone de manifiesto. Helo aquí:

    A principios de la década del 60, apareció en Cataluña, como en el resto del país, una nueva generación dispuesta a actuar abiertamente contra el Régimen. Hubo un resurgimiento de grupos que antepusieron la defensa de las libertades catalanas y florecieron las más diversas iniciativas. Tarradellas, ausente de esos movimientos, fue puesto en cuestión. En enero de 1965, diez asociaciones catalanas en Méjico… firmaron un documento explosivo en contra de Tarradellas, dirigido a los diputados del último Parlamento de Cataluña. Se revelaba en esa carta que Josep Tarradellas había boicoteado los Juegos Florales de Perpiñán, verdadera manifestación de la cultura catalana, y se había comportado como un VULGAR DELATOR a la policía francesa… La carta abierta de las diez organizaciones catalanas ofrecía un dossier sobre la actividad delatora de Tarradellas a las autoridades francesas. Especial mención merecía una carta dirigida por Josep Tarradellas al prefecto de los Pirineos Orientales, que provocó el paso por la comisaría de los organizadores de los Juegos. Ese dossier, que obra nuestro poder, junto a otras piezas no menos reveladoras de la personalidad del “presidente de los nueve diputados” fue ofrecido en su día por las asociaciones catalanas a cuantos estuvieran interesados en los problemas de Cataluña”.

    Y el cuadro adquiere un regusto macabro, si se añade a esto la siguiente información:

    Según fuentes fidedignas, en la región catalana se está protegiendo de cerca, y siguiendo de lejos, la vida y los pasos de un conocido patricio barcelonés en cuyo poder obraría la fotocopia de la carta autógrafa que al principio de los 40, el hoy honorable señor Tarradellas dirigió al mando de la Gestapo alemana, entregando prácticamente a la misma, durante la ocupación de Francia, al señor Companys, como uno de más de los servicios prestados como precio impuesto por los nazis para su propia libertad y vida -colaboración que, lógicamente, se trataba de desarrollar con algunos espaciados periodos de retención-. La fotocopia en cuestión es, al parecer el único ejemplar que obra fuera de los archivos de la CIA, a los que el original fuera a parar tras la liberación del territorio galo por las fuerzas aliadas junto a otros importantísimos documentos relativos a España que los norteamericanos descubrieron en los cuarteles y puestos de mando hitlerianos y cuerpos policiales fieles a la línea Vichy. Según nuestro informador, existiría hoy gran preocupación, tanto por el uso que pueda llegar a hacerse de tan importante documento -definitivo como prueba, ya que, como es sabido, en tales clases de denuncia los miembros de la Gestapo exigían, además de ser autógrafa, que fueran firmadas y rubricadas- como por el riesgo que pueda correr la vida de quien guarda tan elocuente tesoro histórico. Una carta mucho más elocuente que el personal testimonio de doña Ramona Companys, quien recogió, horas antes de la muerte de su hermano, las declaraciones que él mismo le hizo sobre la delación de su ex compañero de gobierno, señor Tarradellas”. (“El Alcázar”, 15- X- 1977).

    La moral de Cataluña apremiantemente reclama que José Tarradellas, en la ocasión más próxima, con luz y taquígrafos, mejor desde la TVE, dé explicaciones cumplidas sobre la autenticidad de lo que entidades catalanistas le apuntaban como delator de la Policía francesa en contra de compatriotas, y muy en especial una defensa exhaustiva sobre si tuvo relaciones o no con la Gestapo, interviniendo en la forma que fuere en la detención de Luis Companys. Son temas demasiado vitales para que queden únicamente registrados en la prensa, sin una respuesta adecuada de la persona que quedan en entredicho. Y en este caso es José Tarradellas, que ha merecido la confianza de don Juan Carlos. Y es cosa muy cierta que de la veracidad o calumnia que signifiquen las actuaciones aludidas, deben decidir, por el honor de España y de Cataluña en concreto, la confianza en una persona que pudiera estar implicada en estas monstruosidades (…).

    Y ya, como grano de anís, también conviene que José Tarradellas confirme o deniegue que “el Banco de España libró 80 millones de pesetas a título personal al honorable Tarradellas, en concepto de atrasos como presidente de la Generalidad” (“El Alcázar”, 30-X-1977). (… ) Pues con los condicionamientos publicados y conocidos en toda Cataluña, que hemos referido, la bruma y oscuridad en torno de Tarradellas se hacen literalmente asfixiantes.


    Y además, las actuales provocaciones

    José Tarradellas, en la entrevista concedida a la agencia EFE, contundentemente afirmó: “Cataluña es una nación, les guste o no, tiene tradición de Gobierno y reivindicamos la palabra nación, porque lo somos”.

    No se puede negar que hay franqueza en este lenguaje. Aquí no nos andamos por las ramas con el estudiado seudoconfusionismo de las llamadas “nacionalidades”. Los distingos que algunos pigmeos quieren encontrar entre nación y nacionalidad se desvanecen ante la rabiosa ferocidad de Tarradellas. Y en boca de Tarradellas sabemos perfectamente el sentido de “nación”. Él mismo lo aclaró en la conferencia dada en París, el 13 de diciembre de 1952, y publicada en el periódico “Acción”, del PSOE. Allí decía Tarradellas: “Cuando digo esto lo digo como catalán que cree que nuestro Estatuto de Cataluña es poco. Yo quisiera la independencia si fuera posible”.

    La contradicción de Tarradellas con los discursos y arengas del Rey don Juan Carlos asentando la indiscutible unidad nacional, no hay que demostrarla. Tarradellas, en el punto crucial de la realidad española, pone la negativa más iracunda. La nacionalidad española queda evaporada en áreas de la “nación” que es Cataluña. Y ya sabemos que para Tarradellas su aspiración es ésta: “Yo quisiera la independencia si fuera posible”. Si esto no es un enfrentamiento con la Corona y con España es que somos incapaces de entender nada.

    Pero, por boca de ganso, Tarradellas ha explicitado más sus pretensiones. Su hombre de confianza, Federico Rahola, consejero de Gobernación de la Generalidad, el pasado 27 de enero (1978) ante los periodistas barceloneses, dijo así: “En aquel momento Maciá y Companys realizaron la ruptura y después pactaron con el Gobierno central; ahora hemos pactado inicialmente pero es posible que lleguemos a la ruptura”.

    Por tanto, ya tenemos otra noche del 6 de octubre de 1934 como algo previsible. Y es que si el presidente de la Generalidad, tozudamente, sin que nadie le rectifique, puede con impunidad demostrar su revanchismo manteniendo que “Cataluña es una nación”, es que España ha terminado.

    Precisamente, Cataluña en toda su historia, jamás ha sido soberana e independiente. Su formación histórica va indisolublemente unida a toda la historia de España, y reivindicar el carácter nacional de Cataluña es una pura maniobra moderna, cuya finalidad es terminar con Cataluña y España. Basta recordar el ofrecimiento que Maciá hacía ante los tribunales franceses de Cataluña, como colonia francesa. Suponemos no pasará inadvertido ni al Rey ni al Ejército que la baladronada antiespañola de Tarradellas escapa a toda excusa. Antes que planear ninguna posible autonomía, debe quedar clarificada para siempre la unidad de España.


    Insultos insoportables

    José Tarradellas, en las mismas declaraciones que glosamos, se atrevió a deslenguarse así: “Nosotros podemos ser autonomistas por razones históricas, de derecho, porque hemos sido perseguidos, porque no hemos colaborado en el Gobierno, pero hay pueblos en España que hace cuatro siglos que gobiernan y ahora en dos meses piden la autonomía: me causa un poco de estupor. Esto no quiere decir que sea contrario a su autonomía, ni mucho menos. Pero no comprenden que Cataluña es otra cosa. Somos los únicos que no tenemos privilegios, ninguno”.

    Aparte del histrionismo de alguna frase mitinesca, el fondo de cuanto dice Tarradellas es la mentira más solemne que se puede proferir. ¿Cuáles son “los pueblos que hace cuatro siglos que gobiernan en España” y que han preterido a Cataluña? Las estadísticas demuestran que Tarradellas es algo obtuso. En el estudio “Renta nacional de España y su distribución provincial, 1975”, del Banco de Bilbao, con números precisos y exactos, se prueba que Barcelona es más rica que toda Andalucía, Badajoz y Murcia. Los ingresos de estas regiones representan el 15,22 de la renta nacional, frente al 16,59 de Madrid y el 16,14 de Barcelona. (…)

    Ante este apunte rapidísimo, ¿qué base tiene José Tarradellas para escupir a otras regiones españolas con el pretexto de que “hace cuatro siglos que gobiernan España”? La realidad estadística y tangible es que Cataluña, bajo Franco, ha crecido económicamente en proporciones gigantescas, sólo amenazada por el actual (1978) desastre económico y social que hunde las empresas, desmoraliza a los obreros y fomenta toda clase de delitos. La seriedad de José Tarradellas no se vislumbra por ninguna parte. Es una mala táctica desfigurar lo que todos hemos presenciado y conocemos palmo a palmo. (…)

    Este es el paisaje que permite la actuación de José Tarradellas, con sus incógnitas, secretos y retorcimientos. Ya que el señor Tarradellas, para lanzar a todos los vientos que Cataluña es una nación y que hace cuatro siglos hay otros pueblos que gobiernan España, cobra el modesto sueldo de 200.000 pesetas mensuales, no le será muy gravoso convocar todos los medios de comunicación social para ventilar y esclarecer lo que ligeramente hemos diseñado. El pudor político también tiene sus exigencias.

    Jaime TARRAGÓ

    Última edición por ALACRAN; 23/08/2024 a las 13:07
    “España, evangelizadora de la mitad del orbe; España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio...; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad: no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los reyes de Taifas.

    A este término vamos caminando: Todo lo malo, anárquico y desbocado de nuestro carácter se conserva ileso. No nos queda ni política nacional, ni ciencia, arte y literatura propias. Cuando nos ponemos a racionalistas lo hacemos sin originalidad, salvo en lo estrafalario y grotesco. Nuestros librepensadores son de la peor casta de impíos que se conoce, pues el español que deja de de ser católico es incapaz de creer en nada. De esta escuela utilitaria salen los aventureros políticos y salteadores literarios de la baja prensa, que, en España como en todas partes, es cenagal fétido y pestilente”. (Menéndez Pelayo)

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