Si el Concilio Vaticano II no es válido ni legítimo, entonces quiere decir que o:

1) El Espíritu Santo no pudo proteger a su Iglesia del error, y por tanto Jesucristo mintió al prometer que enviaría un Espíritu Santo para proteger a la Iglesia del Maligno hasta el fin de los tiempos.

y/o 2) Cabría preguntarse si debemos creer que la Iglesia Católica es la verdadera Iglesia, pues si el Espíritu Santo permitió el error del Concilio Vaticano II (que es lo que piensan los lefebvristas y los anticoncilio), entonces se podría también cuestionar la validez y legitimidad de otros Concilios, e incluso de la misma Iglesia Católica, puesto que al aceptar que Dios permitió una vez el error en la Iglesia, ¿cómo saber que no ha permitido el error en el pasado, otras veces? Quedaría entonces una gran duda sobre la autoridad de la Iglesia, y sobre la veracidad de las palabras de Jesucristo mismo.

Como conclusión: las consecuencias de aceptar que el error se ha introducido por el Papa y el Magisterio de la Iglesia en el Concilio Vaticano II es que Jesucristo queda como mentiroso y resultaría que nos mintió y nos engañó al prometer proteger a su Iglesia del Maligno hasta el fin de los tiempos, puesto que entonces habría permitido un error en su Iglesia (según lefebvristas y anticoncilio): El Concilio Vaticano II.

No sale bien parada la Iglesia Católica si negamos el Concilio Vaticano II, porque entonces quiere decir que Dios permitió el error y que no protegió a su Iglesia. Luego eso quiere decir que Jesucristo mintió al decir que enviaría el Espíritu Santo para proteger su Iglesia hasta el fin de los tiempos. Y si Jesucristo mintió en eso, ¿se podría creer en Jesucristo?

Esas son las consecuencias lógicas de negar cualquier Concilio ecuménico (como el Concilio Vaticano II) de la Iglesia Católica aprobado por el Obispo de Roma.