Re: Diez objeciones a la misa de siempre
Como ya se han hecho muchos comentarios, no voy a incidir en los mismos. Pero los resultados del rito surgido a raíz del CVII los podemos ver, por ejemplo, en la vestimenta de algunas mujeres, muchas si es en verano y las parroquias están en zonas costeras turísticas. Otro ejemplo lo he vivido en Santiago de Compostela: mes de agosto, asistía a la misa y la mayor parte del templo era un circo de gente disparando fotos y hablando en voz alta. Por contra, me llamó la atención que en Covadonga cuando se comenzaba la misa se cerraban las puertas de la Basílica, vigiladas por personas encargadas de ello durante toda la celebración. Se me dió el caso de que me retrasé unos minutos buscando un agujero donde dejar el coche, mientras mi madre ya estaba dentro, y tuve que buscar un cura para que indicase a esas personas que me dejaran entrar, por que dudaban de mis intenciones pese a no llevar encima nada salvo mi documentación en el bolsillo. Por supuesto, aunque me molestó tener que andar buscando cómo asistir a la misa, también entendí que los motivos para cerrar las puertas se debían a la absoluta falta de respeto y decoro de la gente.
Otro ejemplo muy de hoy son los teléfonos móviles encendidos, y es raro el oficio durante el cual no suena alguno. ¿Qué pasa, tan difícil es prescindir de ellos durante un rato?
Hace ya un par de años un cura joven se hizo cargo de la parroquia del pueblo en el que resido. Una de sus primeras labores fue ir indicando por qué hacía gestos muy concretos a lo largo de la celebración de la misa. La gente ignoraba que se trata de mensajes que indican qué se debe hacer en cada momento.
Antaño, los feligreses asistían a la celebración de la misa y a otros oficios con un misal y muchos con un rosario o en las manos o en el bolsillo... ¿ y hoy ? Mi padre (q.e.p.d.) tenía El devocionario completo del P. Remigio Vilariño, que yo conservo con devoción. Pero también tengo el misal que él me regaló cuando era pequeño: el Misalito Regina del P. claretiano Luis Ribera. Si alguien saca cualquiera de ellos, o similares, durante una celebración, cuenta con miradas extrañadas cuando no risitas mal disimuladas.
Desde luego, las cosas están mucho peor, resultan un reflejo de la vaciedad y anarquía moral que impera en la sociedad.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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