Francisco no suele decir cosas tan graves aunque hoy en día son numerosos los sacerdotes que las dicen descaradamente. Difícilmente se aceptarían. El peligro está en vez de hacer afirmaciones escandalosas más bien dice ambigüedades y tiene un estilo muy aguado y flojo. A la larga es peor porque el error se va introduciendo poco a poco y sin comprometer la autoridad papal. Se van perdiendo la fe y las convicciones.