"El nombre de España, que hoy abusivamente aplicamos al reino unido de Castilla, Aragón y Navarra, es un nombre de región, un nombre geografico, y Portugal es y será tierra española, aunque permanezca independiente por edades infinitas; es más, aunque Dios la desgaje del territorio peninsular, y la haga andar errante, como a Délos, en medio de las olas. No es posible romper los lazos de la historia y de la raza, no vuelven atrás los hechos ni se altera el curso de la civilización por divisiones políticas (siquiera eternamente), ni por voluntades humanas.
Todavía en este siglo ha dicho Almeida-Garret, el poeta portugués por excelencia."Españoles somos y de españoles nos debemos preciar cuantos habitamos la península ibérica" .España y Portugal es tan absurdo como si dijéramos España y Catalunya. A tal extremo nos han traído los que llaman lengua española al castellano e incurren en otras aberraciones por el estilo."
Marcelino Menéndez Pelayo.
Por el Obispo Mark A. Pivarunas, CMRI
ElSedevacantismo es la posición teológica de aquellos católicos tradicionales que muy ciertamente creen en el papado, en la infalibilidad papal y en la primacía del Romano Pontífice, y pero no obstante, no reconoce a Juan Pablo II como legítimo sucesor de Pedro en el primado. En otras palabras, no reconocen a Juan Pablo II como un verdadero papa. La palabra “sedevacantismo” está compuesta de dos palabras latinas que juntas significan “la Silla está vacante”. A pesar de varios argumentos alzados contra esta posición — basados en la falsa idea de que el papa no puede hacer nada malo, o que es una reacción emocional a los problemas de la Iglesia — la posición sedevacantista se fundamenta en las doctrinas católicas de la infalibilidad e indefectibilidad de la Iglesia, y sobre la opinión teológica del gran teólogo eclesiástico San Roberto Belarmino.
Como introducción a este a artículo, dejemos que el católico tradicional se pregunte primeramente a sí mismo por qué es un católico tradicional. ¿Por qué no asiste a la Misa del Novus Ordo? ¿Por qué rechaza las enseñanzas del II Concilio Vaticano sobre Ecumenismo y Libertad Religiosa? ¿Por qué rechaza el nuevo código de Derecho Canónico (1983) en el cual, bajo ciertas circunstancias, los cismáticos y herejes pueden, sin abjurar de sus errores y una profesión de la Fé Católica, recibir de un sacerdote católico los sacramentos de Penitencia, Extremaunción, y Sagrada Eucaristía? Si el católico tradicional responde correctamente la primera pregunta, declararía de la manera más simple que la Nueva Misa es, sin duda alguna, un peligro para su fe y que debido a los cambios radicales en el Ofertorio y en la Consagración, es cuestionable que la transubstanciación siquiera tome lugar. En respuesta a la segunda pregunta, el católico tradicional declararía apropiadamente que las instrucciones que se hallan en los decretos sobre Ecumenismo y Libertad Religiosa del Vaticano II han sido condenadas por otros papas anteriores, particularmente por el Papa Pío IX en el Syllabus de Errores. Por último, a la tercera pregunta, el católico tradicional seguramente respondería que semejante ley del nuevo código jamás podrá considerarse como una verdadera legislación a seguir, ya que los sacramentos serían sacrílegamente administrados a herejes y cismáticos.
Cuán apropiadamente el finado Arzobispo Marcel Lefébvre, en ocasión de su Suspension a divinis por Pablo VI, escribiera la siguiente reflección el 29 de junio de 1976:
“Que la iglesia conciliar es una iglesia cismática, porque rompe con lo que la Iglesia Católica que siempre fuera. Tiene sus nuevos dogmas, su nuevo sacerdocio, sus nuevas instituciones, su nuevo culto, todo condenado ya por la Iglesia en muchos documentos oficiales y definitivos.Dejemos que los Católicos tradicionales, especialmente los miembros de la Sociedad de San Pío X, se pregunten a sí mismos hasta qué punto el Papa, los obispos, sacerdotes, y laicos se han adherido a esta nueva iglesia que, como reflejó el Arzobispo Lefébvre, los habría separado de la Iglesia Católica. Juan Pablo II se adhiere por completo a la Iglesia Conciliar. Él mismo respalda la Misa del Novus Ordo y las falsas enseñanzas del Vaticano II. Él mismo ha promulgado el Nuevo Código de Derecho Canónico (1983). Él mismo ha practicado el falso ecumenismo y el herético indiferentismo religioso en Asís, Italia, el 27 de octubre de 1986, ¡por la atroz convocación de todas las falsas religiones del mundo para orar a sus falsos dioses por la paz mundial!
“Esta Iglesia Conciliar es cismática, porque ha tomado como base para su actualización principios que se oponen a los de la Iglesia Católica, tales como un nuevo concepto de la Misa expresado en los números 5 del Prefacio (decreto) al Missale Romanum y 7 de su primer capítulo, los cuales confiere a la asamblea un rol sacerdotal que no puede ejercer; de igual manera el derecho natural — es decir,divino — de cada persona y de cada grupo de personas a la libertad religiosa.
“Este derecho a la libertad religiosa es blasfemo, porque atribuye a Dios propósitos que destruyen Su Majestad, Su Gloria, Su Reinado. Este derecho implica libertad de conciencia, libertad de pensamiento, y todas las libertades Masónicas.
“La Iglesia que afirma tales errores es por completo cismática y hereje. Esta Iglesia Conciliar no es, por lo tanto, Católica. En la medida en que el Papa, los obispos, sacerdotes o fieles se adhieran a esta nueva Iglesia, se separan ellos mismo de la Iglesia Católica”.
Tan desagradaable como resulte este tema, los católicos tradicionales se encuentran confrontados por terribles y candentes preguntas:
¿Es la Iglesia Conciliar, la Iglesia Católica?El sedevacantista respondería sin vacilación e inequívocamente que no.
¿Es Juan Pablo II, como cabeza de la Iglesia Conciliar, un verdadero papa?
Pensar de otro modo, responder que sí a las preguntas anteriores, sería implicar que la Iglesia Católica ha fallado en su propósito, que la Iglesia de Cristo no es infalible e indefectible, que el Papa no es la roca sobre la cual Cristo fundó su Iglesia, que la promesa del Cristo de estar con Su Iglesia “todos los días hasta la consumación del mundo”, y que la asistencia especial del Espíritu Santo le ha fallado a la Iglesia — conclusiones que ningún católico tradicional podría jamás mantener. Consideren la siguiente cita del Concilio Vaticano I (1870):
“Porque los padres del Cuarto Concilio de Constantinopla, siguiendo fielmente los pasos de sus predecesores, hicieron esta solemne profesión: ‘La primera condicion para la salvación es mantener la norma de la verdadera Fe. Porque es imposible que las palabras de nuestro Señor Jesucristo, quien dijo: “Tú Eres Pedro, y sobre esta roca construiré mi Iglesia” (Mateo 16:18) no sean ciertas. Y su verdad ha sido probada por el curso de la historia, porque en la Sede Apostólica la religión católica siempre se ha mantenido pura y sus enseñanzas sagradas’. ...porque ellos se dieron cuenta de que esta Sede de San Pedro siempre se mantiene libre de cualquier error, de acuerdo con la divina promesa de nuestro Señor y Salvador hecha al príncipe de sus discípulos: ‘He rogado por ti para que tu fe no perezca, y tú, una vez conviertido, confirma a tus hermanos’ (Lucas 22:32)”.El Papa León XIII, en su encíclica Satis Cognitum, enseñó que la Autoridad Docente de la Iglesia no puede estar jamás en el error:
"Si (el magisterio viviente) pudiera de alguna manera ser falso, le seguiría una evidente contradicción, porque entonces Dios mismo sería el autor del error."¿Cómo puede un católico tradicional rechazar por una parte la Nueva Misa, las enseñanzas heréticas del Concilio Vaticano II y del Nuevo Código de Derecho Canónico (1983), y por otro lado continuar reconociendo como papa al mismo que oficialmente promulga e impone tales errores?
Para considerar otro asunto más, ¿son la fe y el gobierno del católico tradicional los mismos que el de Juan Pablo II y su Iglesia Conciliar? ¿Creen los católicos tradicionales en las mismas doctrinas que Juan Pablo II y su Iglesia Conciliar acerca de la Nueva Misa, el falso ecumenismo y la libertad religiosa?
¿Están los católicos tradicionales sujetos a la jerarquía local y, por último, a Roma?
El Papa Pío XII, en su encíclica El Cuerpo Místico de Cristo, enseñó:
“Se entiende que todos aquellos que están divididos por la fe y el gobierno no pueden convivir en este único Cuerpo, y no pueden vivir la vida de su único Espíritu Divino”.¿Están los católicos tradicionales unidos o divididos por la fe y el gobierno con la Iglesia Conciliar?
El sedevacantista reconoce honestamente que su fe no es la misma que la de Juan Pablo II y su Iglesia Conciliar. Reconoce que no está sujeto ni sumiso a Juan Pablo II. Como católico tradicional, el sedevacantista cree y profesa todas las enseñanzas de la Iglesia Católica, y esta profesión de la verdadera Fé incluye un rechazo de las falsas enseñanzas del Vaticano II (“todas ya condenadas por la Iglesia en muchos documentos, oficiales y definitivos” — Arzobispo Marcel Lefébvre (29 de junio de 1976).
Durante la primera oración del Canon de la Misa tradicional, que comienza el Te igitur, el sacerdote, en tiempos normales, recitaría una cum papa nostro N. (Uno con nuestro papa N.). ¿Qué significado tiene esta corta frase — una cum, uno con? Uno en la fe, uno en el gobierno, uno en la Misa y los Sacramentos — unidos — ¡éste es el significado! ¿Puede un sacerdote tradicional honestamente recitar en el Canon de la Misa que él es una cum Juan Pablo II? ¿En qué es él una cum Juan Pablo II? En las enseñanzas conciliares, en el gobierno, en la Nueva Misa oficial y los Sacramentos — ¿es realmente una cum?
Una última consideración sobre este tema del sedevacantismo es la manera en que han ocurrido todas estas cosas. ¿Cuándo tuvieron lugar? ¿Cómo tuvieron lugar? Este es un asunto en que los mismos sedevacantistas difieren. Algunos sostienen que las elecciones pontificias fueron inválidas basadas en la Bula del Papa Pablo IV en 1559, Cum ex apostolatus:
“Si alguna vez, en algún momento pareciera que... el Romano Pontífice se desviara de la Fe Católica o cayera en alguna herejía antes de asumir el Papado, dicha asunción, aún si fue hecha con el consentimiento unánime de todos los cardenales, quedará nula, inválida, y anulada; tampoco podrá decirse que se torne válida o se considere legítima en modo alguno, ni se piense dar a tales personas el poder de administrar asuntos temporales o espirituales, sino que todo lo dicho, hecho, y administrado por ellos carecerá de toda fuerza y no tendrá autoridad en lo absoluto ni derecho sobre persona alguna, y que tales personas por ese mismo hecho (eo ipso) y sin ninguna declaración requerida sea privado de toda dignidad, lugar, honor, título, autoridad, oficio y poder”.Algunos sedevacantistas citan el Código de Derecho Canónico (1917), Canon 188, No. 4:
“Todos los puestos quedarán vacantes ipso facto (sin que se requiera una declaración) por renuncia tácita... #4 por abandono público de la Fe Católica”.Otros sostienen la opinión de San Roberto Belarmino en De Romano Pontifice (Capítulo XXX):
“La quinta opinión (concerniente a un papa hereje) es por tanto verdadera; un papa que se manifieste hereje, por ese mismo hecho (per se) cesa de ser papa y cabeza (de la Iglesia), así como por lo mismo deja de ser cristiano (sic) y miembro del cuerpo eclesiástico. Este es el juicio de todos los primeros Padres, que enseñaban que los herejes manifiestos pierden inmediatamente toda jurisdicción”.El Papa Inocencio III, citado por el teólogo Billot en su Tract. de Ecclesia Christi, pág. 610, dice:
“La fe es para mí necesaria hasta el punto de que, teniendo a Dios como único juez en otros pecados, puedo sin embargo ser juzgado por la Iglesia por pecados que pueda haber cometido en asuntos de la fe”.Basta decir que el tema del papa es difícil, desagradable, y causa temor; sin embargo es un asunto importante y necesario que no puede evadirse.
En conclusión, que no se diga que el sedevacantista rechaza el papado, el primado, o la Iglesia Católica. Por el contrario, es a causa de su creencia en el papado y el primado, la infalibilidad e indefectibilidad de la Iglesia Católica, que rechaza a Juan Pablo II y a su Iglesia Conciliar.
Para el sedevacantista, la Iglesia Católica no puede fallar, ni ha fallado. La gran apostasía anunciada por San Pablo en su Epístola a los Tesalonicenses ha tenido lugar:
“Que nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá el día del Señor sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios, haciéndose pasar por Dios.... Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; con tal que quien ahora lo detiene, siga deteniendo, hasta que sea a su vez quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo...” (2 Tes. 2:3-8).¿Quién es éste “que ahora lo detiene... hasta que sea a su vez quitado de en medio, y entonces se manifestará aquel inicuo”? Quizás el Papa León XIII tiene la respuesta en su Motu Proprio del 25 de septiembre de 1888, cuando escribió en su invocación a San Miguel:
“Estos enemigos tan mañosos han llenado y embriagado con hiel y amargura a la Iglesia, esposa del Cordero inmaculado, y han colocado manos impías en sus posesiones más sagradas. En el mismo lugar santo, donde se alza la Sede del más santo Pedro y la Silla de la Verdad para luz del mundo, han levantado el trono de su más abominable impiedad con el inicuo concepto de que cuando al Pastor se le derribe, las ovejas podrán dispersarse”.
"El nombre de España, que hoy abusivamente aplicamos al reino unido de Castilla, Aragón y Navarra, es un nombre de región, un nombre geografico, y Portugal es y será tierra española, aunque permanezca independiente por edades infinitas; es más, aunque Dios la desgaje del territorio peninsular, y la haga andar errante, como a Délos, en medio de las olas. No es posible romper los lazos de la historia y de la raza, no vuelven atrás los hechos ni se altera el curso de la civilización por divisiones políticas (siquiera eternamente), ni por voluntades humanas.
Todavía en este siglo ha dicho Almeida-Garret, el poeta portugués por excelencia."Españoles somos y de españoles nos debemos preciar cuantos habitamos la península ibérica" .España y Portugal es tan absurdo como si dijéramos España y Catalunya. A tal extremo nos han traído los que llaman lengua española al castellano e incurren en otras aberraciones por el estilo."
Marcelino Menéndez Pelayo.
El meollo del asunto es este. Los últimos papas han manifestado en ocasiones opiniones públicas que son heréticas, pero ¿significa eso que se han manifestado herejes? Porque no es lo mismo. Uno sólo es hereje si tiene voluntad cierta y consciente de serlo, y eso no podemos saberlo. Esto era también lo que opinaba Mons. Lefebvre cuando decía que no nosotros sino un futuro Papa (y su correspondiente Inquisición añado yo) sería el que tendría que decidir si estos actuales papas lo fueron o no.“La quinta opinión (concerniente a un papa hereje) es por tanto verdadera; un papa que se manifieste hereje, por ese mismo hecho (per se) cesa de ser papa y cabeza (de la Iglesia), así como por lo mismo deja de ser cristiano (sic) y miembro del cuerpo eclesiástico. Este es el juicio de todos los primeros Padres, que enseñaban que los herejes manifiestos pierden inmediatamente toda jurisdicción”.
Esto ha pasado antes en la historia de la Iglesia, papas que han opinado de forma contraria a la doctrina. Frente a ellos hubo personas que defendieron la fe y que luego fueron declarados Santo y Doctores. Pero sin dejar de reconocerlos como Papas. No hay Santos ni Doctores que fueran sedevacantistias.
El sedevacantismo basa su determinación en una aplicación retorcida de la infalibilidad papal: asumen que todo lo que dice el Papa tiene el mismo valor infalible y obligatorio. Y eso no es así. Cosas como el falso ecumenismo o la libertad religiosa no son obligatorias de creer para nadie, por tanto uno puede perfectamente ignorarlas y combatirlas sin ser "rebelde" por ello (de hecho, la rebeldía estaría en aceptarlas contra la doctrina católica). Es lo mismo que hacen los modernistas cuando las asumen acríticamente y quieren obligar a los demás a aceptarlas con el argumento de que "lo dice/hace el Papa". Niet. No es suficiente.
Como ya se dijo en otro hilo el problema es que la Inquisición no está haciendo su trabajo, que es el de dar claridad a estos asuntos. Pero la solución no pasa porque aquí nos autonombremos todos Inquisidores por ciencia infusa. Así no se va ninguna parte.
Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
A mi durante mucho tiempo el llamado sedevacantismo, me escandalizaba. Era algo incomprensible para mi, pero en estos momentos me parece que es lo mas logico, ya que sinono puedo compreder lo que eta pasando, y como creo que Dios jamas dejara a su Iglesia solo puedo culpabilizar a los hombres.
A lo largo de la historia de la Iglesia han habido muchos Papas que han defendido herejias, pero hoy el problema ademas va asociado a la nueva forma de ordenar. Una cosa es que un obispo no tenga la jurisdicción, pero sigue siendo Obispo por muy heretico que sea, pero otra cosa es que a parte de ser hereje y no tener jurisdicción, su ordenación como tal sea mas que discutible. Este rito, en la parte latina se cambió sin sentido y argumentando mentiras, de la misma forma que nos cambio la misa y al final cambiamos de religión.
Solo volviendo a la tradición recuperaremos a la verdadera Iglesia y eso no podremos hacerlo quedando bien con todos, ni con los conciliares, ni con los tradicionalistas que cogen de los conciliares lo que es parece y critican lo que no es de su agrado, o simplemente con los que únicamente quieren es que las aguas vuelvan a su cauce.
Volviendo a la tradición y ordenando correctamente a todos se terminaria con el problema. Lo que pasa es es que eso supondria reconocer que todos estos años la Iglesia conciliar ha estado equivocada, y eso cuesta mucho de reconocer, amen que las instancias inernacionales masonicas con las que la Iglesia conciliar ha establecido sus alianzas en lo últimos tiempos no lo permitirian.
"El nombre de España, que hoy abusivamente aplicamos al reino unido de Castilla, Aragón y Navarra, es un nombre de región, un nombre geografico, y Portugal es y será tierra española, aunque permanezca independiente por edades infinitas; es más, aunque Dios la desgaje del territorio peninsular, y la haga andar errante, como a Délos, en medio de las olas. No es posible romper los lazos de la historia y de la raza, no vuelven atrás los hechos ni se altera el curso de la civilización por divisiones políticas (siquiera eternamente), ni por voluntades humanas.
Todavía en este siglo ha dicho Almeida-Garret, el poeta portugués por excelencia."Españoles somos y de españoles nos debemos preciar cuantos habitamos la península ibérica" .España y Portugal es tan absurdo como si dijéramos España y Catalunya. A tal extremo nos han traído los que llaman lengua española al castellano e incurren en otras aberraciones por el estilo."
Marcelino Menéndez Pelayo.
Litus tiene razón.
Las objeciones que se le plantean no son tales, y me temo que muchas de ellas ni siquiera son serias. Cuando se plantea esta cuestión, muchas veces falta orden y sobran vísceras... ¿Tan difícil es responder sosegadamente si se está tan seguro de defender la Verdad?
Respondiendo a lo que se ha ido argumentando:
- "¿Tú crees que Cristo va a dejar a su Iglesia huérfana por tanto tiempo (medio siglo ya)?" La Divina Providencia dispone y permite, y, por mucho que nos duela la realidad, la respuesta no pasa por evadirla y seguir la táctica del avestruz. En cuanto al período de vacancia de la sede apostólica, sólo Dios sabe cuánto durará. Ahora bien, no es tanto medio siglo; basta con repasar la Historia y, concretamente el cisma de Occidente.
- "Las puertas del Infierno no prevalecerán": nadie discute que el triunfo final es de Cristo. Pero una cosa es esa, y otra que el camino sea de rosas; ¿o tampoco nos creemos el Apocalipsis (sin querer decir con esto que ya estemos llegando al final de los tiempos hoy día necesariamente).
- "Si la Iglesia actual ya no es la de Cristo, ¿dónde está la otra? ¿Tú crees que Cristo abandonaría a su Iglesia por tanto tiempo? No creo que lo hiciera ni por un momento. Siempre quedará un resto fiel, aunque sean cuatro gatos.": Efectivamente, Cristo está con Su Iglesia siempre... pero no con las sectas que sostienen doctrinas heréticas. Como bien se dice, siempre quedará un resto (esa pusilla grex), pero eso no implica ni que tenga que ser mayor o menor, ni que sea toda o parte de la secta que profesa la doctrina del conciliábulo llamado Vaticano II. Será la que profesa, plena e íntegramente la Fe católica.
- "Insiste Usted en llamar herejes a los Papas de Nuestra Santa Iglesia": precisamente lo que hace Litus es lo contrario. Negar la condición de Papa de quien profesa la herejía, tal y como ha enseñado siempre la Iglesia (además de los documentos magisteriales, alguno de ellos reproducido por Litus, puede revisarse a San Roberto Belarmino, a Santo Tomás de Aquino y ¡hasta a Balmes! Un hereje no es sujeto capaz de devenir en Romano Pontífice; tanto Roncalli como sus sucesores profesaron la herejía formal y explícitamente antes de su presunta ascensión al pontificado, dejando al margen la invalidez de los cónclaves que les escogieron, a partir de Montini.
- "La Iglesia tiene la Congregación para la Doctrina y para la Fe (como otrora la Santa Inquisición) para decir quien es o no es hereje": parece que no se han captado en su plenitud las consecuencias del planteamiento de Litus. Quien sigue a un antipapa no es la Iglesia Católica, con lo que me temo que, a día de hoy, la Iglesia Católica no tiene ni Inquisición ni Santo Oficio ni Congregación para la Doctrina de la Fe en funcionamiento... Para los amantes de las curiosidades, pudiera ser interesante investigar un poco en ciertos movimientos que intentó en su momento el Cardenal Ottaviani, pero que no llegó a ejecutar finalmente (eventual deposición de Montini tras un proceso por herejía). Más allá de la anécdota histórica, no puede sacarse de ello ninguna conclusión, porque lo que no se hizo, no consta.
- "Su comportamiento de independencia y preponderancia es tan modernista como los que acusa a los Papas y Obispos que hay referido": bueno, aquí ya se están juzgando intenciones. De todas formas, y en lo que se ve, la voluntad manifiesta de Litus es la adherirse plenamente al Magisterio católico, así que creo que no es justa la acusación.
- "La solución no es dar la espalda a la Iglesia, sino acercarnos mas a ella para que juntos expulsemos a los que no sigan verdaderamente las enseñanzas de nuestro Redentor Jesucristo y asi impedir la decadencia del clero católico": no existe forma más segura de dar la espalda a Cristo y a Su Iglesia que seguir una doctrina que no es la suya y a la "jerarquía" de una secta herética (que carece por definición de jurisdicción, y, en este caso, incluso de orden, por defecto de forma en el rito).
- "Si creemos en que la elección pontificia se efectúa con la inspiración del Espiritu Santo, sostener que los sucesores de Pío XII no son verdaderos papas resulta herético.": supongamos, por método, que los cónclaves que eligieron a los presuntos "papas" conciliares eran válidos. Negar que los papas allí elegidos sean papas no es herético en ningún caso, faltaría más. No se niega la inspiración del Espíritu Santo, inspiración de la que también goza, por ejemplo, un sacerdote cuando predica. Pero igual que un clérigo separatista en los 50 ó 60 desde su púlpito dominical podía "pasar" del Espíritu Santo para hacer apología de los "gudaris" etarras, el cónclave puede elegir, por error, a un sujeto incapaz de asumir el Pontificado. Por ejemplo, pertenecer a la Masonería, amén de conllevar la pena de excomunión, hace al masón como mínimo sospechoso de herejía. Recordemos, pues, el caso del cardenal Rampolla, elegido por el cónclave a la muerte de León XIII, masón grado 33, y que sólo pudo ser privado del pontificado por el providencial veto del emperador de Austria.
- "Otro peligro del sedevacantismo es que al estar separado de la Iglesia no se puede participar de los sacramentos": esto no es así. Estando vacante la Sede Apostólica desde la muerte de Pío XII, lo que ya se ha perdido es la jurisdicción. Sin embargo, existen obispos y sacerdotes válidamente ordenados que, por lo tanto, pueden válidamente celebrar los sacramentos. Si además profesan íntegramente la Fe católica, les es plenamente lícito a ellos administrar los sacramentos y a los fieles católicos recibirlos, aplicando la epikeia y considerando el actual estado de necesidad. Lo que es evidente es que no estamos precisamente en una situación de "normalidad en la Cristiandad"...
- "No se puede estar defendiendo una iglesia que no lo es sin su Papa a la cabeza, como el sedevacantismo. Si tanto te preocupa la Iglesia "conciliar" y "herética", no la molestes mas, que más te da a vos, te da igual, porque vos estás en la "verdadera Iglesia"...": Al margen del exabrupto, no se trata de molestar o no, supongo que Ltus actúa, entre otras cosas, por mera caridad. La presencia de un Romano Pontífice, por más deseable que sea (e imprescindible para determinadas cuestiones), no es condición sine qua non para la existencia de la Iglesia Católica, faltaría más. Entonces la Iglesia "desaparecería" con la muerte de cada Papa, o habría desaparecido en el Cisma de Occidente.
- "Los últimos papas han manifestado en ocasiones opiniones públicas que son heréticas, pero ¿significa eso que se han manifestado herejes? Porque no es lo mismo. Uno sólo es hereje si tiene voluntad cierta y consciente de serlo, y eso no podemos saberlo.": lo que se está estableciendo aquí en el fondo es la famosa distinción entre hereje formal y hereje material. Quien profesa la herejía es siempre hereje, por definición, pero puede serlo sólo materialmente si lo hace sin intención y por ignorancia. Ahora bien, esta distinción no tiene cabida en el Romano Pontífice, precisamente porque la esencia del oficio petrino es la confirmación en la Fe de la grey católica. Tampoco cabe el alambicado recurso al "doctor privatum", del gusto de tantos, por la sencilla razón de que los documentos de Ratzinger, Wojtyla y cía., donde se profesa la herejía son claramente hechos por el supuesto Papa, y planteados ante el pueblo y la "jerarquía" como tales, no como ejercicios de poesía para un certamen o juegos de palabras...
- "Esto ha pasado antes en la historia de la Iglesia, papas que han opinado de forma contraria a la doctrina.": por favor, indiquéseme cuáles. Los casos que más se traen a colación, los de Liberio y Honorio, no aplican. El caso de Liberio no está claro, ni mucho, porque parece que la fórmula que supuestamente suscribió es interpretable plenamente conforme a la Fe ortodoxa; otros niegan que suscribiese ninguna, y en determinados lugares se le venera como santo confesor. En cuanto a Honorio, que fue, efectivamente, excomulgado post mortem, la condena que estableción el III Concilio de Constantinopla fue matizada por el Papa (sin cuya confirmación sabemos que los concilios no gozan de infalibilidad). Frente a la acusación de hereje que lanzó el Concilio, lo que dejó establecido finalmente el Papa León II fue que Honorio permitió la herejía, pero no la profesó; obró como un negligente o un imprudente, pero no como un hereje. Si alguien me enseña un sólo documento pontificio anterior a 1958 en el que se contradiga el Magisterio de la Iglesia, mi vida será mucho más fácil: igual hasta me puedo ir a bañar al Ganges con los hindúes y me dejo de problemas...
- "El sedevacantismo basa su determinación en una aplicación retorcida de la infalibilidad papal: asumen que todo lo que dice el Papa tiene el mismo valor infalible y obligatorio.": En absoluto. El Papa en lo temporal puede equivocarse, como se equivocó León XIII en el "ralliement", o el propio Pablo IV al combatir a los ejércitos españoles. Precisamente lo que sucede es lo contrario, en quienes sostienen, contrariamente a lo que se recoge en la Pastor Aeternus del Concilio Vaticano, que la infalibilidad papal sólo atañe a las definiciones dogmáticas o a las confirmaciones de los cánones conciliares. El Papa es infalible también cuando enseña doctrina católica, sin necesidad de estar definiendo nada.
Un cordial saludo para todos.
Retractado. Y por eso editado. Favor de eliminar comentario, Donoso.
Salud en Cristo a todos.
Última edición por Agustiniano I; 31/12/2008 a las 18:54
-- " ¡Dios, Patria y Familia... o muerte! " --
Alexandros, coincido casi en su totalidad con su post. Me parece que este tema (que es sumamente importante para todo Catolico) no puede ser tratado con liviandad. Aquellos que rechazamos a Benedicto XVI como Papa, no lo hacemos por soberbia, o para aparentar algo, sino que lo hacemos con el alma destrozada porque no tenemos mas alternativa. La contradiccion (no sólo contrariedad) entre el Syllabus y la Lumen Gentium, por ejemplo, son patentes. Es metafisicamente imposible el aceptar como verdadero esos dos textos al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto. Cito sólo un ejemplo para no extenderme.
No debemos olvidarnos todos aquellos que buscamos defender la tradicion, que, como lo afirmó el gran Pío IX: "Yo soy la Tradición", o sea que hablar de un Papa antitradicional es una contradiccion in terminis o simplemente oponer un Papa a la tradición (como hizo Mons. Lefebvre, a quien respeto mucho, por otra parte) o a otro Papa, simplemente no es de buen Católico, y a esto lo dice León XIII en una carta que le manda al Cardenal Guibert llamada "Epistola Tua" y q puede encontrarse en la seleccion de documentos juridicos de la BAC (si quieren despues la puedo postear, la verdad que no la tengo en este momento conmigo).
In Domino et Domina
Cristian
Sin entrar en la cuestión de fondo, hay razón de orden práctico que desaconseja vivamente el sedevacantismo: la proliferación bajo su signo de toda clase de herejes, locos y cretinos parangonables a las diversas sectas protestantes (a cada cual más degenerada). Puede haber y hay sedevacantistas serios y respetables pero en la práctica el sedevacantismo es el camino más rápido para bufonadas como El Palmar de Troya o esos que dicen que el verdadero Papa sigue vivo secuestrado por los judíos en un bunker. Una vez que se corta la conexión con raíz las hojas se acaban secando tarde o temprano. Además el sedevacantismo proporciona una asombrosa facilidad para que cualquier iluminado se autonombre Papa y empiece a decir las mayores tonterías que se pueden concebir. En consecuencia, el sedevacantismo acaba resultando nocivo para la Iglesia y para la Religión Católica. Sólo por esa razón se debería desechar ipso facto. El hecho de que la mayoría de sedevacantistas la tengan tomada con los lefebvristas más que con otras corrientes verdaderamente peligrosas confirma todo lo anterior.
Última edición por Kontrapoder; 02/01/2009 a las 02:21
Cuando no hay pastores es verdad que el rebaño se dispersa, pero eso no solo pasa en el sedevacantismo, sino tambien en la Hermandad o en la iglesia conciliar.
De todas formas si en algún lugar proliferan herejes, locos y cretinos, ese sitio es la iglesia conciliar.
Utilizando la Razón ver que la sede de Pedro esta vacante es el razonamiento mas correcto
Última edición por Litus; 05/01/2009 a las 20:57
"El nombre de España, que hoy abusivamente aplicamos al reino unido de Castilla, Aragón y Navarra, es un nombre de región, un nombre geografico, y Portugal es y será tierra española, aunque permanezca independiente por edades infinitas; es más, aunque Dios la desgaje del territorio peninsular, y la haga andar errante, como a Délos, en medio de las olas. No es posible romper los lazos de la historia y de la raza, no vuelven atrás los hechos ni se altera el curso de la civilización por divisiones políticas (siquiera eternamente), ni por voluntades humanas.
Todavía en este siglo ha dicho Almeida-Garret, el poeta portugués por excelencia."Españoles somos y de españoles nos debemos preciar cuantos habitamos la península ibérica" .España y Portugal es tan absurdo como si dijéramos España y Catalunya. A tal extremo nos han traído los que llaman lengua española al castellano e incurren en otras aberraciones por el estilo."
Marcelino Menéndez Pelayo.
Estimado amigo,
Me parece que a esta cuestión se la debe tratar bien a fondo, puesto que no es un tema que resulte tan evidente, quiero decir no es evidente el papado de Benedicto XVI o los errores de aquellos que lo rechazamos; por ejemplo, y esto es sólo un argumento ad hominem, el mismísimo Mons. Lefebvre admitió la posibilidad de que los papas conciliares no hayan sido en efecto los sucesores de Pedro.Sin entrar en la cuestión de fondo
A esto ya respondió Litus en el post anterior creo que acertadamente pues el novus ordo esta lleno de herejes, cismaticos etc., lo de locos y cretinos no lo dudo pero creame que son la minoria, ademas que se los ve por todos lados, no sólo inter nos.hay razón de orden práctico que desaconseja vivamente el sedevacantismo: la proliferación bajo su signo de toda clase de herejes, locos y cretinos parangonables a las diversas sectas protestantes (a cada cual más degenerada)
La similitud con los protestantes es, ademas de desacertada, curiosa en su caso, pues las alabanzas de Pablo VI, Juan Pablo II hacia los protestantes es escandalosa. ¿Con qué autoridad critican uds. a los protestantes cuando aquel a quien reconocen como Papa los alaba públicamente?.
En tercer y último lugar creo que lo contrario es verdadero, las razones de orden práctico nos llevan a rechazar a Benedicto XVI como Papa, por la sencilla razón de que si yo (y cualquier persona) obrara exactamente lo que BXVI hace y enseña, perdería mi alma, lo cual va en contra directamente de la santidad de la Iglesia, y de las promesas de Nuestro Señor, pues en ese caso las puertas del infierno prevalecerían contra Su Iglesia.
Entiendo que en muchos lugares y uds. en particular con la estupidez del Palmar vean que eso es el sedevacantismo, pero le aseguro que no lo es. Aquellos que quieren elegir Papa son una minúscula minoría dentro del sedevacantismo, ni tampoco es algo que concluya necesariamente.Puede haber y hay sedevacantistas serios y respetables pero en la práctica el sedevacantismo es el camino más rápido para bufonadas como El Palmar de Troya o esos que dicen que el verdadero Papa sigue vivo secuestrado por los judíos en un bunker.
.Una vez que se corta la conexión con raíz las hojas se acaban secando tarde o temprano
Lo único que se ha secado desde la muerte del gran Pío XII a esta parte es la iglesia conciliar, las estadísticas no me dejarán mentir, apostasías por todos lados, seminarios, conventos e iglesias vacías, etc, etc.
Las misiones no existen, ¿y cómo van a existir si fuera de la Iglesia Católica hay salvación? (Vaticano II. Herejía), qué sentido tiene predicar si todas las religiones son iguales? Cuando Juan Pablo II (si mal no recuerdo fue él) firmó con los cismáticos un documento por el cual se comprometían mutuemente a no intentar convertir al otro, lo único que hizo fue poner en práctica la Lumen Gentium. Los ejemplos pueden multiplicarse, Novus Ordo = asamblea protestante, JPII besando el corán, libro blasfemo, BXVI blasfemando con respecto a los mártires de los primeros siglos, etc, etc, etc
Bien, esto no prueba nada. Hay quienes atacan a la Fraternidad porque ven que son el grupo mas importante de resistencia que debería definirse y dar el paso que su fundador no se animó a dar (aunque Mons. Castro Mayer, sí era sedevacantista, por si no lo sabían. A esto lo dijo el mismo Mons Williamson), mientras que otros tal vez lo hagan por motivos personales, no lo se. Pero insisto esto no prueba nada. Ademas mientras se ataque su pocisión, su doctrina, etc., ¿cuál es el problema? ¿Acaso no podemos discutir caritativamente entre Católicos?El hecho de que la mayoría de sedevacantistas la tengan tomada con los lefebvristas más que con otras corrientes verdaderamente peligrosas confirma todo lo anterior.
In Domino et Domina
Cristian
Monseñor Lefevbre y la sede Romana
R. P. Juan Carlos Ceriani, FSSPX
A los Lectores del Site Montfort
Es una grande alegría para nossotros del site Montfort publicar este extraordinário ensayo del Padre Juan Carlos Ceriani. Y esto por doble motivo.
En primer lugar, pela verdad de la tesis defendida por el contra el llamado sede vacantismo, que tanto mal hace, hoy, a los mejores católicos. La defensa de la Fé es tan bien hecha por Padre Ceriani, sea por los admirables textos escogidos del heroico Dom Lefebvre, a quien tanto deben los católicos fieles de todo el mundo, sea por los argumentos esplendidos de Padre Ceriani, que con lógica y clareza ímpar, tan admirablemente defiende la verdad.
Em segundo lugar, alegramonos porque tenemos por el Padre Ceriani no solamente admiración, pero tambien una estima personal profunda por sua valor como sacerdote, como canonista, como persona. Nos hace honor haverlo personalmente conocido y recibido, en Brasil, y en nuestras casas, hace años.
Que Dios lo bendiga por este trabajo, que viene en hora tan importante, y para impedir la discórdia, haciendo un debate elevado, sereno y lleno de caridad, mirando tan solo el bien de la Santa Iglesia y la salvación de las almas, tal cual Dom Lefebvre dejó tan claro en las brillantes citas que Padre Ceriani colocó en el principio de su trabajo.
Quiera Dios bendecir este ensayo, confirmando los fieles, aclarando los que están en duda o en tentación, haciendo volver a la posición correcta a los que, por um motivo qualquiera, se dejaron, um momento, fascinar por una tentación terrible en esta hora de tinieblas.
Que Dom Lefebvre y Dom Mayer, estos dos heróicos confessores de la Fé, intercedan delante de la Virgen por el buen sucesso deste ensayo, y obtengan de Diós muchas gracias por el buen Padre Ceriani que tan bien ha defendido la Verdad.
San Pablo, 5 Diciembre de 2008.
Orlando Fedeli
- PARA QUE LA DISPUTA NO SE VUELVA DISCORDIA
- PRIMERA PARTE: POSICION INALTERADA DE MONSEÑOR LEFEBVRE DURANTE 20 AÑOS
- SEGUNDA PARTE: JUSTIFICACIÓN TEOLÓGICA Y JURÍDICA DE LA ACTITUD PRUDENCIAL DE MÓNS. LEFEBVRE. PLANTEO DEL PROBLEMA
- CONCLUSIÓN
PARA QUE LA DISPUTA NO SE VUELVA DISCORDIAHoy en día se ha extendido en algunos círculos católicos preocupados por el colapso posconciliar la opinión de que, a causa de los errores de los últimos papas, desde Juan XXIII al actual, la Sede Romana estaría vacante por herejía de sus ocupantes, o bien que la elección de éstos habría sido inválida. Esta opinión reconoce infinidad de matices que no es posible distinguir aquí, pero de un modo general se la conoce como sedevacantismo.
La Fraternidad Sacerdotal San Pío X no sostiene tal opinión. Es más, desaprueba que sus sacerdotes prediquen en tal sentido. Algunos fieles, no obstante, se inclinan por esta corriente de pensamiento y en algunos casos han actuado de un modo conflictivo. Tampoco han faltado sacerdotes que, llevados por estas ideas, dejaron nuestra obra.
Tenemos la impresión de que muchos de los que son arrastrados por esta opinión adhieren a ella de un modo imprudente, como una manera particular de expresar el sentimiento común de oposición a la corriente modernista que impera en Roma, pero sin fundamentos suficientes, sobre la base de conclusiones no debidamente justificadas en bases teológicas sólidas. Para algunos espíritus la idea es atractiva, sugerente, parece solucionarles muchas cosas. Para otros un punto en el que atrincherarse ante una visión casi desesperanzada de la tremenda realidad de la Iglesia de hoy. Para la mayoría de los fieles, en cambio, algo imposible de desentrañar cuando no ajeno a sus preocupaciones. Sin embargo, más allá de estos matices, el problema está planteado y puede ser fuente de una legítima inquietud espiritual e intelectual.
Porque es un tema muy complejo, indescifrable para muchos y ajeno a la mayoría, la Fraternidad ha sido prudente en el debate público de esta opinión. Hoy por hoy creemos conveniente publicar este trabajo del R.P. Juan Carlos Ceriani en el cual ensaya una sistematización de las dificultades que implica la hipótesis sedevacantista en sus principales matices, aunque no trata de todos ellos. Lo damos a publicidad porque quienes se sienten legítimamente preocupados tienen el derecho a estar informados, y además porque -confundiendo prudencia con timidez- se nos ha acusado de ocultar el tema, o de no tener argumentación sólida al respecto. Es el momento de aventar esa confusión.
Este trabajo es un ensayo y como tal sujeto a controversia. Se lo podrá objetar o aprobar, pero en ninguno de estos casos ignorar; si se lo desea rebatir, lo menos que puede pedirse al posible objetor es que recorra las mismas fuentes que ha transitado el autor, en una tarea investigativa verdaderamente encomiable. De su lectura en más, creemos, muchos de los que han sido fascinados por la idea del sedevacantismo reflexionarán sobre las dificultades que entraña sostener responsablemente tal opinión y quizás de este modo lleguen a advertir que la polémica al respecto debe ser muy prudente, franca y alejada de todo espíritu sectário. Una disputa (contradicción de pensamientos) signada por el espíritu de apertura intelectual, de búsqueda de la verdad y nunca basada en fuente de discordia (contradicción de sentimientos).
Los fieles que deseen consultar a los sacerdotes respecto a este tema tienen, como siempre, entera libertad de expresarse francamente. Todos los amigos de la Fraternidad saben -y siempre ha sabido- cuál es la posición oficial y cuál ha sido desde un comienzo. Nadie los ha engañado ni les ha ocultado nada. Nadie ha pretendido forzar sus conciencias, (como se ha oído susurrar). Simplemente se les ha advertido del daño que tales ideas pueden causar si son repetidas sin fundamentos o debatidas fuera de un marco mínimo exigible de seriedad. Es el momento de seguir las recomendaciones de Monseñor Lefebvre al respecto manteniendo, aun en la diversidad de opiniones, un espíritu unánime de prudencia, caridad y concordia, es decir, obrar como siempre ha obrado la Iglesia en estos casos de cuestiones disputadas. Si la disputa nos lleva a la discordia, es porque detrás de ella hay un mal espíritu que debemos detectar y rechazar.
Por lo demás, es conveniente que cada uno guarde su lugar. Demasiados periti conciliares entusiasmados por sus ideas personales han sido causa, en buena medida, del desastre conciliar. No repitamos una versión sui generis de aquella lamentable experiencia. Nadie debe arrogarse el oficio de teólogo si no ha sido llamado a él y confirmado como doctor por la Iglesia; y quienes se consideran llamados, deben ser capaces de sostener con el rigor de la ciencia aquello que afirman, no meramente murmurarlo.
Para algunos lectores el tema será novedoso. De su lectura sacarán provecho porque revisarán o reafirmarán muchos conceptos, y podrán comprobar con cuanta libertad la Iglesia ha tratado estos temas en todos los tiempos, a la vez que con cuánta prudencia y erudición por parte de los teólogos. Les será de gran utilidad porque una fe ilustrada es mucho más eficiente en la lucha doctrinal que sostenemos.
Esperamos de parte de todos la misma franqueza y honestidad intelectual.
Quien deba entender, que entienda.La redacción.
PLAN DE LA OBRA
El presente trabajo conforma una de las partes de la conferencia dada en Buenos Aires bajo el títiulo "El principio de autoridad frente a un falso dilema: obediencia ciega o sede vacante". Omitimos la parte referida al tema de la obediencia porque ya ha sido convenientemente tratada en otras publicaciones, y dedicamos este trabajo a la segunda.
Esta segunda parte está dividida en dos. En la primera reproducimos-un conjunto de textos de Mons. Marcel Lefebvre en los cuales se testimonia su posición frente al crucial problema de la Sede Romana, a lo largo de los años en que ha actuado públicamente como Fundador y Superior General de la Fraternidad San Pío X y actualmente como su inspirador y guía espiritual. No se trata de una selección exhaustiva sino representativa de lo que ha sido su línea de pensamiento al respecto. En su mayoría, estas declaraciones han sido realizadas en conferencias a los seminaristas y sacerdotes en Econe. Están grabadas y pueden ser cotejadas por quienes comprendan el francés. Cuando se trata de otro tipo de documentación, queda aclarado en cada lugar. Los paréntesis son nuestros en todos los casos, salvo cuando aparecen en itálica, y han sido incluidos para aclarar al lector algunas referencias internas de los textos. También se mencionan conferencias cuyas grabaciones aún no están en nuestro poder pero se han pedido a Econe. Cuando se reproducen artículos ya publicados, en algunos casos se ha corregido la traducción por razones de estilo.
En el tramo final del trabajo, (parte II de la segunda parte) se intenta una justificación teórica de esta posición práctica de Monseñor Lefebvre, es decir, fundamentar teológica y jurídicamente los principios prácticos que guían la actitud prudencial de nuestro Fundador.
http://montfort.org.br/index.php?secao=cadernos&subsecao=religiao&artigo=lefevbre-roma〈=esp
PRIMERA PARTE
POSICION INALTERADA DE MONSEÑOR LEFEBVRE DURANTE 20 AÑOS
02/12/76
"Los diferentes actos que provienen de la Santa Sede pueden darnos motivo para tener una actitud de reserva sobre el juicio que debemos formular sobre la Santa Sede y el Papa. En este período postconciliar es mejor seguir la Providencia que precederla.
Prefiero esperar los acontecimientos y a continuación Juzgarlos a la luz de la Fe y de la Tradición, antes que precederlos. No quiero emitir juicios precipitados; no es prudente".
18/03/77
"Si el Papa fuese apóstata, hereje o cismático, según la opinión probable de algunos teólogos (si fuese verdadera), el Papa no sería Papa y, por consiguiente, estaríamos en la situación de Sede Vacante. Esta es una opinión. No digo que no pueda tener algunos argumentos en su favor, alguna probabilidad; pero no creo que sea la solución que debamos tomar y seguir. Puede ser que en el futuro se juzgue este período y se diga que hubo afirmaciones contrarias a la Tradición y, por consiguiente, se declare que estos Papas no lo fueron. Pero por el momento creo que sería un error seguir esta hipótesis".
05/10/78
"¿Cuál debe ser nuestra actitud respecto del Papa? Se bien que entre los tradicionalistas hay quienes tienen una tendencia más radical que la mía y la que intento inculcarles, pero esto no quiere decir que esté absolutamente cierto de tener razón en la posición que adopto. Asumo
una actitud prudencial. Prudencia que espero sea la Sabiduría de Dios, el Don de consejo, prudencia sobrenatural.
"Es en este orden que me ubico, más que en el orden puramente teológico, puramente teórico. Pienso que Dios nos pide no solamente tener las ideas claras desde el punto de vista teórico y teológico, sino también en la práctica, cuando las cosas son difíciles y delicadas desde todo punto de vista; obrar conforme a una cierta sabiduría, a una cierta prudencia que puede aparecer um poco en contradicción con ciertos principios, no ser de una lógica absoluta.
"Sin embargo en muchos casos en la vida estamos obligados, más que a seguir una lógica implacable, a comprender que hay otros elementos que entran en juego además de la lógica pura de los principios. Existe la lógica de la caridad, de la sabiduría, de un conjunto de circunstancias que hay que tener en cuenta. Si se aplicase siempre la lógica integral, se correría el riesgo de ser muy duro y, en cierto modo, injusto, pues no se considerarían suficientemente en ese caso las circunstancias.
"Nos encontramos en una situación real, práctica. El problema se plantea: cómo puede suceder que, existiendo las promesas que Nuestro Señor Jesucristo hizo de asistir a su Vicario, al mismo tiempo ese Vicario pueda, por sí mismo o por otros, corromper la fe de los fieles?
"Algunos insisten sobre el carácter de la asistencia al Papa y que, por ende, él no puede equivocarse, luego hay que obedecer: luego no tenemos derecho de discutir de ninguna manera lo que hace o dice el Papa. Esta es una obediencia ciega, que tampoco es conforme a la prudencia.
"Constatamos que cosas que nos son enseñadas, no están en conformidad con lo que la Tradición nos enseña. Hay una situación de hecho ante la cual nos encontramos. ¿Qué debemos hacer?
¿Hay que concluir: luego, si el Papa nos enseña algo contrario a la fe que nos ha sido ensenada, es ese Papa eventualmente hereje? Es posible. No lo se. Si es hereje, ¿es todavía Papa? ¿Es que un Papa puede ser hereje? Allí tienen el trabajo de Xavier da Silveira que recoge todas las opiniones al respecto. Caemos en hipótesis teológicas muy difíciles.
"Por otra parte, ¿es que el Papa ha cometido verdaderamente una herejía formal, o simplemente ha dado la posibilidad a la herejía de propagarse? Evidentemente, aquellos que razonan de una manera muy lógica, sin considerar todos los matices que hay en la realidad, la cual no está hecha de una lógica implacable, concluyen precipitadamente en que luego no debemos obedecer.
-Cuestionarse en qué medida las promesas de Nuestro Señor Jesucristo de asistir al Papa, dejan a éste la posibilidad de realizar ciertos actos o decir ciertas cosas que, por su propia lógica, hacen perder la fe a los fieles. En qué medida son compatibles las promesas y la destrucción de la fe por negligencia, omisión, actos equívocos, etc. Estando dadas las dificultades en resolver todas estas cuestiones difíciles y delicadas, yo no oso tranzar de una manera absoluta entre todas estas opiniones, hipótesis. No me siento capaz puesto que no conozco suficientemente las circunstancias que rodean los hechos del Papa para determinar de una manera cierta que no tenemos Papa.
"En la práctica esto no tiene influencia sobre nuestra conducta, porque rechazamos firmemente todo aquello que va contra la fe, sin saber incluso quién es el culpable.
"Evidentemente, hay quienes dicen: usted no es lógico, tendría que condenar esto y aquello, etc. La mía es una actitud prudencial, de sabiduría práctica".
16/01/79
'Mientras no tenga la evidencia de que el Papa no sea Papa, tengo la presunción por él. "No digo que no haya argumentos que puedan poner una cierta duda. Pero es necesario tener la evidencia: no es suficiente una duda, incluso si es válida. Si el argumento es dudoso, no hay derecho a sacar conclusiones que tienen consecuencias enormes. No se puede partir de un principio dudoso. Prefiero partir del principio de que hay que defender nuestra fe. Este es nuestro deber. Aquí no hay lugar a duda alguna. Conocemos nuestra fe. Si alguien ataca nuestra fe, decimos ¡no! Pero de aquí a decir enseguida que porque alguien ataca nuestra fe es herético, luego no es más autoridad, luego sus actos no tienen ningún valor... Atención, atención, atención... No nos metamos en un círculo infernal del cual no sabremos cómo salir. En esta actitud existe un verdadero peligro de cisma.
"No pretendo ser infalible; intento combatir en las circunstancias actuales con toda la fe posible, con la oración y con el auxilio de la gracia. Pero pienso que hay una línea de realismo, seguida por la Fraternidad, de la cual no hay que salir o alejarse demasiado bajo pena de dividir la Fraternidad".
25/01/79
"Quisiera responder a las objeciones que nos hacen actualmente de una manera más viva y más penosa que nunca respecto de los dos problemas que preocupan a todos, problemas graves: el de la validez del Novus Ordo y el del Papa. (Fruto de estas conferencias será el artículo aparecido en noviembre de 1979. Ver más abajo). No es la primera vez que me hacen estas preguntas, ni la primera que respondo: ya les hablé el 10/12/72, el 24/10/77 y el 20/01/78. (Resúmenes de estas conferencias fueron repartidos a los seminaristas en su momento. No poseemos ni las conferencias ni los extractos). Estas tres respuestas son prácticamente idénticas. No creo poder decir que he tenido que cambiar de opinión, de actitud; la actitud que debemos tener frente a estos problemas.
"Esto me confirma. Se puede reformar el propio pensamiento. Sise constata que uno se ha equivocado, no hay que dudar en cambiar; no hay que empecinarse en un punto de vista, si se está persuadido de que uno cometió un error. Es la simple ley del buen sentido y de la fe. El error debe corregirse cuando es advertido. Cuando uno se persuade de que ha cometido un error, debe corregirse. Gracias a Dios, pienso haber juzgado de una manera tal que debo perseverar en esa forma de pensar, a pesar de las objeciones que me hacen; incluso si son penosas y provienen de nuestros amigos y de aquellos que fueron cofrades y que creen tener el deber de atacarnos personalmente en revistas, folletos, etc. Esas objeciones provienen de aquellos que podríamos llamar "ultras"; y creen un deber el criticarnos y llamarnos liberales porque queremos conservar esta manera de pensar respecto de estos problemas".
08/11/79
Posición de Monseñor Lefebvre sobre la Nueva Misa y el Papa, publicado en Roma N°- 67. En la parte referida al Papa dice así:
"Pasemos a la segunda parte no menos importante: ¿Tenemos realmente un Papa ó un intruso en la Sede de Pedro?
"¡Dichosos los que han vivido y muerto antes de hacerse esta pregunta! Hay que reconocer que el Papa Paulo VI ha causado y ocasionado un serio problema a la conciencia de los católicos. Sin indagar ni conocer su culpabilidad en la terrible demolición de la Iglesia bajo su Pontificado, no se puede dejar de reconocer que aceleró las causas en todos los órdenes. Uno se pregunta ¿cómo un sucesor de Pedro ha podido en tan poco tiempo causar más males a la Iglesia que la revolución de 1789?
"Hechos precisos como las firmas estampadas en el artículo VII de la Instrucción concerniente al Novus Ordo Missae, como también el documento de la `Libertad Religiosa son escandalosos y dan ocasión para que algunos afirmen que ese Papa era herético y que por su herejía dejó de ser Papa.
"La consecuencia de este hecho sería que la mayoría de los cardenales actuales no lo serían, siendo además ineptos para la elección de otro Papa. Los Papas Juan Pablo 1 y Juan Pablo 11 no habrían sido entonces elegidos legítimamente.
"Es entonces inadmisible rezar por un Papa que no lo es y llevar tratativas con aquél que no tiene ningún título para sentarse en la silla de Pedro. Como ante el problema de la invalidez de la nueva misa, aquellos que afirman que no hay Papa, simplifican demasiado los problemas. La realidad es más compleja.
"Si uno se pregunta si un Papa puede ser herético, descubre que el problema no es tan simple como puede creerse. Sobre este tema; el muy objetivo estudio de Xavier da Silveira muestra que un buen número de teólogos piensa que el Papa puede ser hereje como doctor privado, pero no como doctor de la Iglesia Universal. Es necesario, entonces, examinar en qué medida el Papa Paulo VI ha querido empeñar su infalibilidad en esos casos diversos donde él ha firmado textos cercanos a la herejía, si no heréticos.
"Hemos pues podido observar en esos dos casos, como en otros muchos, que el Papa Paulo VI ha actuado mucho más como liberal que adhiriéndose a la herejía, ya que, cuando se le señalaba el peligro que corría; entregaba un texto contradictorio, agregando una fórmula contraria a lo que él afirmaba en el anterior, o redactando una fórmula equívoca, lo que es propio del liberal, el cual es incoherente por naturaleza.
"El liberalismo de Paulo VI, reconocido por su amigo el cardenal Danielou, es suficiente `para explicar los desastres de su Pontificado. El Papa Pío IX, particularmente, habló mucho sobre el católico liberal, que él consideraba como destructor de la Iglesia. El católico liberal es una persona de doble faz, en continua contradicción. Quiere mantenerse católico y al mismo tiempo tiene el afán de agradar al mundo. Afirma su fe con miedo de parecer demasiado dogmático y actúa de hecho como los enemigos de la fe católica.
"Un Papa, ¿puede ser liberal y permanecer Papa? La Iglesia siempre ha amonestado severamente a los católicos liberales. No los ha excomulgado a todos. También aquí debemos permanecer dentro del espíritu de la Iglesia. Debemos rechazar el liberalismo, venga de donde venga, porque la Iglesia siempre lo ha condenado con severidad por ser contrario al Reinado de Nuestro Señor y en particular al Reinado Social.
"El alejamiento de los cardenales de más de 80 años y los conciliábulos que prepararon los dos últimos Cónclaves no tornan inválida la elección de esos Papas: inválida es mucho afirmar, pero sí eventualmente dudosa. Mas la aceptación unánime del hecho, posterior a la elección por parte de los cardenales y del clero romano, basta para convalidarla elección. Esta es la opinión de los teólogos.
"La cuestión de la visibilidad de la Iglesia es demasiado importante para su existencia, como para que Dios pueda omitirla durante décadas.
"El argumento de los que afirman la inexistencia del Papa pone a la Iglesia en situación confusa. ¿Quién nos dirá dónde está el futuro Papa? ¿Cómo podría ser designado un Papa donde no hubiera más cardenales? Este espíritu es un espíritu cismático, al menos para la mayoría de los fieles, que se afiliarán a sectas verdaderamente cismáticas como la del Palmar de Troya, la de la Iglesia Latina de Toulouse, etc.
"Nuestra Fraternidad rechaza absolutamente compartir estos razonamientos. Queremos permanecer adheridos a Roma, al sucesor de Pedro, pero rechazamos su liberalismo por fidelidad a sus Antecesores. No tenemos miedo de decirlo respetuosa pero firmemente, como San Pablo frente a San Pedro. Por eso, lejos de rechazarlas oraciones por el Papa, aumentamos nuestros rezos y suplicamos para que el Espíritu Santo lo ilumine y lo fortalezca en el sostén y defensa de la fe.
"Por eso jamás he rechazado ir a Roma a su llamado o al llamado de sus representantes. La Verdad debe afianzarse en Roma más que en cualquier otro lugar. Pertenece a Dios, quien la hará triunfar.
En consecuencia, no se puede tolerar en los miembros, sacerdotes, hermanos, hermanas, oblatas de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X que rehúsen rezar por el Papa y que afirmen que todas las Misas del Novus Ordo Missae son inválidas.
"Ciertamente sufrimos por esta incoherencia continua, que consiste en elogiar todas las orientaciones liberales del Vaticano lI y al mismo tiempo tratar de atenuar sus efectos. Pero esto nos debe incitar a rogar y a mantener firmemente la Tradición, pero no por eso afirmar que el Papa no es Papa.
Para terminar, debemos tener el espíritu misionero que es el verdadero espíritu de la Iglesia, hacer todo por el Reino de Nuestro Señor Jesucristo según la divisa de nuestro Santo Patrono San Pío X, 'Instaurare omnia in Christo', "instaurar todo en Cristo", y sufrir como Nuestro Señor en su Pasión para la salvación de las almas, para el triunfo de la Verdad.
"In hoc natus sum, dijo Nuestro Señor a Pilatos, ut testimonium perhibeam veritati". "Yo he nacido para dar testimonio de la Verdad".
Comentando este artículo, Monseñor Lefebvre dijo:
"A partir de estos hechos precisos, concluir que el Papa es hereje y que por lo tanto no es más Papa, es ir un poco rápido en el razonamiento. Basta leer el libro de da Silveira para comprobar que es una cuestión discutida en la Iglesia entre los teólogos; que no es una opinión clara. Pienso que la realidad es más compleja que lo que imaginan quienes razonan así. Temo que estos descuiden la teología moral y la ética y que razonen de un modo puramente especulativo. La teología moral y la ética nos enseñan a razonar y a juzgar según un contexto de circunstancias que estamos obligados a examinar para juzgar sobre la moralidad de un acto.
No puedo admitir que se rechace rezar por el Papa, porque significaría que no hay Papa y sería entrar en una vía que haría un daño considerable a los fieles. No puedo permitir que la Fraternidad entre en una vía que desoriente completamente a los fieles.
Quise escribir este artículo para que todos sepan, incluso los fieles, cuál es la posición de la Fraternidad. Que los fieles sepan que si alguno de nuestros sacerdotes predica que no hay Papa, no predica en conformidad con lo que piensa la Fraternidad. Espero que este artículo haga que cada uno entre en la línea que creo en conciencia, delante de Dios, debo seguir. Creo necesario hacer estas precisiones para permanecer dentro del espíritu de la Iglesia".
Este artículo es retomado por Monseñor Lefebvre en el capítulo XXI de "Carta Abierta a los Católicos Perplejos" en donde desarrolla el tema in extenso.
25/10/80
"A aquellos sacerdotes que no siguen las directivas que les dimos, les he dicho que rompen con el espíritu de la Fraternidad, que conducen a los fieles que les hemos confiado a una posición que no es la nuestra, que si hay dificultades en las comunidades, ellas no provienen de la actitud que nosotros tenemos, sino de la actitud que ellos tienen y que no corresponde a la de la Fraternidad, sino que es en definitiva una falta de fidelidad y de lealtad."
29/06/82
(Publicado en Roma 76)
"(...) Ved las consecuencias de aquellos que se escandalizan de la realidad, de la Verdad. Yo haría aquí una comparación con la Iglesia de hoy. Nos hemos escandalizado, sí, verdaderamente escandalizado, de la situación de la Iglesia. Pensábamos que la Iglesia era realmente divina, que nunca podía equivocarse y que nunca podía engañarnos.
"Y en verdad es así. La Iglesia es divina; la iglesia no puede perder la Verdad; la Iglesia custodiará siempre la Verdad eterna. Pero también es humana, y mucho más humana que Nuestro Señor Jesucristo: Nuestro Señor no podía pecar, era el Santo, el Justo por excelencia.
"La Iglesia es divina, verdaderamente divina, nos proporciona todas las cosas de Dios (particularmente la Santa Eucaristía), cosas eternas que jamás podrán cambiar, que harán la gloria de nuestras almas en el Cielo. Sí, la Iglesia es divina, pero también es humana. Está sostenida por hombres que pueden ser pecadores, que son pecadores y que, si bien participan en cierta manera de la divinidad de La Iglesia, -como el Papa, por ejemplo, por su infalibilidad, por el carisma de la infalibilidad participa de la divinidad de la Iglesia, no obstante seguir siendo hombre- siguen siendo pecadores. El Papa, salvo en el caso en que usa su carisma de infalibilidad, puede equivocarse, puede pecar.
"No tenemos por qué escandalizarnos y decir, como algunos, al estilo de Arrio, que no es Papa. Así decía Arrio: 'No es Dios, no es verdad. Nuestro Señor no puede ser Dios'.
"También nosotros nos sentimos tentados de decir:' No es Papa, no puede ser Papa si hace lo que hace'.
0 si no, en cambio, como otros que divinizarían a la Iglesia al punto de que todo sería perfecto en Ella, podríamos decir: 'No es cuestión de hacer algo que se oponga a lo que viene de Roma, porque todo es divino en Roma y debemos aceptar todo lo que de allí venga'. Quienes así dicen proceden como aquellos que decían que Nuestro Señor era de tal manera Dios que no le era posible sufrir, sino que todo aquello era apariencia de sufrimiento, que en realidad no sufría, que en realidad Su Sangre no manaba, que no eran sino apariencias las que impresionaban los ojos de quienes Lo rodeaban, pero no una realidad. Lo mismo sucede hoy en día con algunos que siguen diciendo: 'No, nada puede ser humano en la Iglesia, nada puede ser imperfecto en la Iglesia'. También esos se equivocan. No admiten la realidad de las cosas. ¿Hasta dónde puede llegarla imperfección de la Iglesia, hasta dónde puede llegar-diría yo-el pecado en la Iglesia, el pecado en la inteligencia, el pecado en el alma, el pecado en el corazón y en la voluntad? Los hechos nos lo muestran.
"Hace un momento les decía que nunca nos habríamos atrevido a colocar en labios de Nuestro Señor las palabras: 'Díos mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?'. Pues bien, tampoco nunca habríamos pensado que el mal, que el error, pudieran penetrar en el seno de la Iglesia. Ahora vivimos esa época: no podemos cerrar los ojos. Los hechos nos aparecen ante los ojos y no dependen de nosotros. Somos testigos de lo que sucede en la Iglesia, de todo lo espantoso que ha ocurrido a partir del Concilio, de la ruinas que se acumulan día tras día, año tras año en la Santa Iglesia. A medida que pasa el tiempo, más se extienden los errores y más pierden los fieles la fe católica. Una encuesta hecha recientemente en Francia indicó que nada más que dos millones de franceses son todavía verdaderamente católicos en la práctica.
"Estamos llegando al fin. Todo el mundo caerá en la herejía. Todo el mundo caerá en el error porque, como decía San Pío X, hay clérigos que se han infiltrado en el interior de la Iglesia y la han ocupado. Han difundido los errores gracias a los puestos claves que ocupan en la Iglesia.
Ahora bien, ¿estamos obligados a seguir el error porque nos venga por vía de autoridad? Así como no debemos obedecer a padres indignos que nos exijan hacer cosas indignas, tampoco debemos obedecer a los que nos exijan renegar de nuestra fe y abandonar toda la Tradición. Eso está fuera de discusión Ciertamente, es un gran misterio esa unión de la divinidad con la humanidad.
"La Iglesia es divina, y la Iglesia es humana hasta qué punto las fallas de la humanidad pueden afectar, me atrevo a decir, la divinidad de la Iglesia, sólo Dios lo sabe. Es un gran misterio. Comprobados los hechos, debemos enfrentarlos y nunca debemos abandonar la Iglesia, la Iglesia Católica Romana; nunca debemos abandonarla, ni abandonar nunca al sucesor de San Pedro, pues por su intermedio estamos unidos a Nuestro Señor Jesucristo. Pero si, por desgracia, arrastrado por vaya a saber qué idea o formación o presión que sufriese, o por negligencia, nos abandona y nos arrastra por caminos que nos hacen perder la fe, entonces, no debemos seguirlo. Aunque reconozcamos que es Pedro y que si habla con el carisma de la infalibilidad debemos aceptarlo; pero cuando no hable con el carisma de la infalibilidad bien puede equivocarse, desgraciadamente. No es la primera vez que sucede una cosa así en la historia.
"Nos sentimos profundamente perturbados, profundamente mortificados, nosotros quienes tanto amamos a la Santa Iglesia, quienes la hemos venerado, quienes la veneramos siempre. Por eso existe este seminario, por amor a la Iglesia Católica Romana, y por eso existen todos los seminarios. Nos sentimos profundamente heridos por amor a nuestra Madre, al pensar que, por desgracia, sus servidores ya no la sirven, e incluso la traicionan. Debemos orar, debemos sacrificarnos, debemos permanecer como la Virgen María, al pie de la Cruz; no abandonar a Nuestro Señor Jesucristo, aunque, como dice la Sagrada Escritura, 'Era como leproso' sobre la cruz. Pues bien: la Virgen María tenía fe y detrás de esas llagas, detrás del corazón traspasado, veía a Dios en su Hijo, su Divino Hijo.
"Nosotros también, a través de las llagas de la Iglesia, de las dificultades, de la persecución que sufrimos, inclusive por parte de aquellos que ostentan autoridad en la Iglesia, no la abandonamos, amamos a nuestra Santa Madre Iglesia y seguiremos sirviéndola a pesar de las autoridades, si fuera necesario. A pesar de esas autoridades que, equivocadamente, nos persiguen, sigamos nuestro camino: queremos conservar la Santa Iglesia Católica Romana, queremos continuarla y la continuaremos por el Sacerdocio, por el Sacerdocio de Nuestro Señor Jesucristo, por los verdaderos sacramentos de Nuestro Señor Jesucristo, por su verdadero catecismo. (...)
09/82
Actas del Capítulo General: Extractos de los Principios y Directivas de la Acción Pastoral de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, en la situación actual de la Iglesia.
(Publicados en la Revista Roma, N° 78) -Vuestra resistencia os opone al mismo Papa, y os pone en una grave desobediencia.(...)
"La corrupción de las ideas en la Curia Romana es tal, que algunos de sus miembros se arrogan derechos ilegítimos, especialmente la Secretaría de Estado.
"Roma está invadida por los modernistas. Ante este estado de cosas, del cual difícilmente puedan hacerse una idea exacta aquellos que no han frecuentado la Curia Romana, los defensores de la Tradición se dividen. Unos dicen: los actos de Roma, firmados o llevados a cabo por el Papa, son tan malos que el Papa no puede ser un Papa legítimo, es un intruso. Por lo tanto, no hay Papa, la Sede está vacante.
"Los otros afirman: el Papa no puede firmar decretos destructores de la fe, por lo tanto estos decretos son aceptables y hay que someterse a ellos. La Fraternidad no acepta ni una ni otra de estas dos soluciones. Apoyada sobre la historia de la Iglesia y sobre la doctrina de los teólogos, piensa que el Papa puede favorecer la ruina de la Iglesia escogiendo y dejando actuara malos colaboradores, firmando decretos que no comprometen su infalibilidad y que causan un daño considerable a la Iglesia.
"Pensamos que Dios puede permitir que la Iglesia sea afligida por esta desgracia. En consecuencia, rezamos por el Papa, pero rechazamos seguirlo en sus desviaciones sobre la libertad religiosa, el ecumenismo, el socialismo y en la aplicación de reformas dañinas para la Iglesia.
"Nuestra desobediencia aparente es la verdadera obediencia a la Iglesia y al Papa en cuanto sucesor de Pedro y en la medida que continúe manteniendo la Tradición"
03/86
(Fiesta de Pascua)
"Nos encontramos verdaderamente frente a un dilema gravísimo, que creo no se planteó jamás en la Iglesia: que quien está sentado en la Sede de Pedro participe en cultos de falsos dioses; creo que esto no sucedió jamás en toda la historia de la Iglesia.
`¿Que conclusión deberemos quizás sacar dentro de algunos meses ante estos actos repetidos de comunicación con falsos cultos? No lo sé. Me lo pregunto. Pero es posible que estemos en la obligación de creer que este Papa no es Papa. No quiero decirlo aún de una manera solemne y formal, pero parece, sí, a primera vista, que es imposible que un Papa sea hereje pública y formalmente".
12/88
(Conferencia a los seminaristas de Flavigny, publicada por Fideliter N°- 68). 'Afortunadamente la Fraternidad no está sola. Con los dominicos, las dominicas, los capuchinos, etc., ella continúa la Iglesia. No decimos, como pretenden hacernos decir, que no hay más que la Fraternidad. Estamos con todos aquellos que quieren continuar la Iglesia Católica conforme a lo que los Papas han enseñado siempre durante veinte siglos hasta el Vaticano II. La Fraternidad no es un partido, ni una secta aferrada a un folklore. No se trata de esto. La situación es mucho más grave. No es solamente la liturgia lo que queremos defender. Los problemas de fe son todavía más importantes. Podríamos haber adoptado muchas actitudes, y especialmente aquella de una oposición radical: el Papa admite ideas liberales y modernistas, luego él es herético, por lo tanto no es más Papa. Es el sedevacantismo. Se terminó, no se considera más a Roma. Los cardenales elegidos por el Papa no son cardenales; todas la decisiones tomadas son nulas.
Personalmente siempre he pensado que se trataba de una lógica demasiado simple. La realidad no es tan simple. No se puede tachar a alguien de ser hereje formal tan fácilmente. Es por este motivo que me pareció que debía permanecer en esta posición, y conservar un contacto con Roma, pensar que en Roma había un sucesor de Pedro. Un mal sucesor, ciertamente, y al cual no hay que seguir porque tienen ideas liberales y modernistas. Pero está allí, y en la medida en que pudiese convertirse tenemos el derecho de oponernos públicamente a las autoridades cuando proclaman y profesan dichos errores".
***
SEGUNDA PARTE.Para aquellos que sostienen que la Sede de Pedro está vacante, esto sucedería como consecuencia de la caída en herejía del Sumo Pontífice.
JUSTIFICACIÓN TEOLÓGICA Y JURÍDICA DE LA ACTITUD PRUDENCIAL DE MÓNS. LEFEBVRE.
PLANTEO DEL PROBLEMA
No consideramos aquí la hipótesis de aquellos que se basan en la Bula de Pablo IV "Cum ex Apostolatus Officio" del año 1559 parágrafo 6, que dice: "...si en algún tiempo cualquiera aconteciese que un Romano Pontífice, antes de su promoción o antes de la asunción a la dignidad de Cardenal o de Romano Pontífice, se hubiese desviado de la Fe Católica, o hubiese caído en alguna herejía, o incurrido en cisma, o los hubiese suscitado o cometido, la promoción o la asunción, incluso sí esta hubiera ocurrido en acuerdo y unanimidad de todos los cardenales, es nula, irrita y sin efecto...", y conforme a la cual sostienen que Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo I y II jamás han sido Papas legítimos por haber incurrido antes de su elección al Pontificado en herejía.
Dios mediante volveremos sobre este tema en un futuro próximo. Por ahora nos contentamos con decir que dicha bula (más concretamente lo referente a la exclusión de un Cardenal de la elección pasiva al Sumo Pontificado) ha quedado abrogada:: 1) Por la promulgación del Código de Derecho Canónico en el año 1917, conforme a su canon 6. 2) Por su canon 160: "La elección del Romano Pontífice se rige únicamente por la Constitución de Pío X Vacante Sede Apostólica, del 25 de diciembre de 1904..."
3) Esta Constitución de San Pío X fue modificada por Pío XII el 8/12/ 45. Ambas, en su Título II, Capítulo I, Número 29 y 34, respectivamente, dicen: °Ningún Cardenal queda excluido de la elección activa o pasiva del Sumo Pontífice por motivo de excomunión, suspensión o entredicho. Suspendemos toda censura y excomunión solamente a los efectos de esta elección; ellas conservan sus efectos para lo restante".
Tanto las dos Consituciones como el Código esclarecen suficientemente las dudas que la Bula de Pablo IV podría crear sobre la elección de los últimos Papas. De todos modos, esperamos poder volver sobre este tema en otro trabajo.
No pretendemos demostrar aquí que el Sumo Pontífice no ha incurrido en herejía, ni tampoco que, concediendo que haya caído en ella, no haya perdido por eso el Pontificado. Nuestra única intención es hacer ver las dificultades que existen para demostrar lo uno y lo otro y que, por lo mismo, no sólo entre los autores serios, sino también para todo aquel que estudie el problema sin pasión, lo único a lo cual se puede llegar es a formular una opinión, una hipótesis, pero nunca una tesis probada. Todo esto muestra que no se puede imponer en conciencia una norma de conducta. Una duda, incluso si es válida y positiva, no es suficiente par decidir un accionar e imponer actos que tienen consecuencias graves.
Las tres dificultades son:
*La de probar la herejía formal de alguien en general.
*La de probar la herejía formal en caso del Sumo Pontífice.
*La de probar la pérdida del Pontificado en caso en que el Papa incurriese en herejía formal.
Antes que nada una aclaración: en toda polémica mal llevada, no son los argumentos los que determinan la conclusión; es la conclusión la que va en busca de cualquier argumento.
PRIMERA DIFICULTAD
Tiende a hacer ver que no es fácil concluir que una persona ha incurrido en herejía formal (en sentido canónico) y que, por lo mismo, ha incurrido en tal o cual pena eclesiástica. Se agrega que no cualquiera puede juzgar en orden a determinar en el fuero externo sobre la formalidad de la supuesta herejía.
El canon 1325 establece que "es hereje aquel que, después de haber recibido el bautismo, conservando el nombre de cristiano, niega pertinazmente alguna de las verdades que han de ser creídas con fe divina y católica o las pone en duda".
El Concilio Vaticano I precisa que han de creerse con fe divina y católica "todas aquellas cosas que se contienen en la palabra de Dios escrita o tradicional y son propuestas por la Iglesia para ser creídas como divinamente reveladas, ora por solemne juicio, ora por su ordinario y universal Magisterio" (Dz.1792; cn. 1323).
Este último canon establece que "no se ha de tener por declarada o definida dogmáticamente ninguna verdad mientras eso no conste manifiestamente".
Cabe aclarar que todo el ámbito de la doctrina católica puede distribuirse en cuatro grados: dato revelado, dogmas, verdades infalibles y conclusiones teológicas.
*El dato revelado abarca todas y solas las verdades expresamente reveladas por Dios, y que se contienen en las Sagradas Escrituras o la Tradición. Ejemplo: "Apartaos de Mí, malditos, al fuego eterno; preparado para el diablo y sus ángeles" (Mt. 25:41).
Los dogmas de fe o verdades de fe divina y católica comprenden todas las proposiciones propuestas o definidas por la Iglesia como reveladas, o cuyas contradictorias hayan sido condenadas con la nota de heréticas. Ejemplo: La pena de sentido del infierno consiste principalmente en el tormento del fuego.
*La verdades infalibles son todas las proposiciones definidas por la iglesia de una manera infalible, pero sin ser expresamente propuestas o de finidas como reveladas, y también todas aquellas cuyas contradictorias hayan sido infaliblemente condenadas connota inferior a la de herejía. Ejemplo: El fuego del infierno no es metafórico, sino verdadero y real.
*Las conclusiones teológicas son todas las proposiciones que están necesariamente conexas con cualquiera de los tres grados anteriores.
La Iglesia no enseña (pero puede llegar a hacerlo) que sea hereje el que niegue lo definido o propuesto como verdad infalible. La doctrina del fuego real del infierno, por ejemplo, no ha sido (al menos todavía) suficientemente propuesta como tal por el Magisterio de la Iglesia, y, por lo mismo, no se nos impone como verdad de fe divina y católica, cuya negación constituiría un pecado de herejía.
Por lo tanto, si bien toda verdad de fe divina católica es una verdad infalible, no toda verdad infalible es dogmática; por lo mismo, no todo aquel que niega una verdad infalible es hereje, sino sólo aquel que niega una verdad divina católica o dogma, y esto con pertinacia.
Es importante también tener en cuenta que para que la herejía sea castigada con una pena canónica, debe constituir un delito, es decir, "la violación externa y moralmente imputable de una ley que lleva aneja una sanción canónica"(cn. 2195).
En la práctica, toda violación externa de una ley que oblegue en conciencia se presume en el fuero externo que es moralmente impubable mientras no se demuestra lo contrario (cn. 2200 #2) Demos la división de herejía:
Formal: es el error voluntario y pertinaz en la fe (scienter et volenter).
Material: es el error involuntario, o al menos sin pertinacia ni conciencia clara de ello.
Interna: aquella que permanece en el fuero de la conciencia y no es manifestada de ninguna manera; de modo que no puede ser conocida.
Externa: cuando es manifestada; de modo que puede ser reconocida, incluso si nadie la presencia y no existe posibidad de que nadie llegue a tener conocimiento de ella.
Oculta: aquella que no está divulgada y puede juzgarse prudentemente que no adquirirá divulgación.
Materialmente oculta: si no ha sido divulgada la herejía en sí misma.
Formalmente oculta: si no ha sido divulgada su imputabilidad.
Pública: aquella que está divulgada. La publicidad puede resultar de dos capítulos: o porque ya está divulgado el delito, o porque hay peligro de divulgación. Se entiende divulgado el delito cuando una parte notable de la comunidad tiene conocimiento del hecho y de su carácter delictivo (cfr. arriba, cn. 2195).
Notoria: aquella que por la propia evidencia de la cosa, es cierta como tal; no sólo como hecho (materialmente), sino también como delito (formalmente).
No notoria: como consecuencia de la falta de notoriedad, sea de derecho, sea de hecho. Notoriedad de derecho: puede resultar: de la, sentencia condenatoria o declaratoria dictada por el juez; o de la confesión del delincuente.
Notoriedad de hecho: se requieren dos condiciones: que el delito y su imputabilidad sean públicamente conocidos (es decir, que no estén ocultos) y que haya sido cometido en tales circunstancias que
no puede ocultarse con ningún subterfugio, ni puede caber excusa alguna de él al amparo del derecho. La diferencia entre herejía material y formal es relativamente clara. La falta de advertencia, pleno consentimiento, el error involuntario o sin pertinacia, hace que la falta sea sólo material.
Si la negación voluntaria y pertinaz, o sea formal, queda en el ámbito de la inteligencia, sin que nadie, salvo Dios, pueda tener conocimiento de la misma, la herejía será interna. Si se manifiesta por escritos o palabras, incluso sin que nadie lo lea o escuche (un escrito íntimo, una grabación, etc.), se incurre en herejía externa y, por lo mismo, ipso facto en excomunión.
Si nadie o muy pocos tienen conocimiento de ella, la herejía es externa oculta; si se divulga o hay peligro de divulgación, es pública.
Del cuadro anterior se sigue que:
* No cualquier herejía hace perder la fe. La herejía material no es imputable.
* Se puede perder la fe por otro pecado que no sea la herejía.
* No cualquier herejía hace incurrir en excomunión.
* La herejía externa, por la cual se incurre en excomunión, no hace perder ipso facto la jurisdicción
SEGUNDA DIFICULTAD
Se ordena a mostrar que la dificultad crece cuando se trata de probar la herejía formal en el caso del Sumo Pontífice.
NOTAS SOBRE EL CUADRO
(1) Los autores que sostienen que Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II jamás han sido válidamente electos y que, por lo mismo, nunca han sido legítimos Sumos Pontífices, se fundamentan en Ia Bula de Pablo IV, Cum exApostolatus Officio del año 1559, parágrafo 6. Esperando poder emprender un estudio sobre esta Bula y las consecuencias que pueden seguirse de ella, nos dedicamos solamente ahora a las opiniones que parten del reconocimiento del Sumo Pontífice en cuestión. Ver más arriba, cuadro
(2) No debe llamar la atención que un mismo autor aparezca defendiendo dos opiniones distintas y contrarias. Al considerar que su opinión es sólo probable, pero no totalmente cierta, también analiza las opiniones de los otros autores y las consecuencias que se seguirían de tener éstos razón.
(3) Se trata de la famosa proposición herética del conciliarismo, según la cual un concilio universal tiene poder sobre el Sumo Pontífice. Se puede consultar para profundizar este tema Denzinger 657 y nota, 1322 y nota, 1598199, 717.
Este cuadro nos muestra que la cuestión es muy discutida entre los autores y que entre ellos, algunos serios y de peso, hay quienes estiman que es más probable que el Sumo Pontífice no pueda caer en herejía, incluso como persona privada. No consideran esta opinión como cierta, sino como más probable; por ese motivo, analizan la hipótesis de que un Papa incurriese en herejía y estudian las consecuencias que para el Pontificado se seguirían de este hecho.
Cuando tratemos la tercera dificultad analizaremos cada una de las opiniones. Por el momento hacemos ver solamente la divergencia que existe sobre esta cuestión y sacamos la conclusión: no es fácil demostrar que el Pontífice pueda caer en herejía.
Llamamos la atención sobre el hecho de que todos los autores posteriores siempre hacen referencia a San Roberto Bellarmino y su obra De Romano Pontífice, que constituye el lugar obligado de consulta y argumentación.
A esto se agrega el principio de "la inmunidad judicial del Sumo Pontífice". En efecto, el canon 1556 establece que "1a primera Sede por nadie puede ser juzgada".
Este principio establece que ningún particular, ninguna persona moral, eclesiástica o secular tiene el derecho de juzgar al Soberano Pontífice. El jefe supremo de la Iglesia no puede ser juzgado más que por Dios.
Los términos "primera Sede", conforme al canon 7, designan únicamente la persona del Pontífice Romano. Las personas que lo secundan en el gobierno de la Iglesia no gozan de tal inmunidad judicial.
Este principio fue explícitamente enunciado por primera vez bajo el pontificado de San Símaco (498514). Los obispos convocados en sínodo por el rey Teodorico para juzgar al Papa, observan que el obispo de Roma no está sometido al juicio de sus inferiores y que no hay ejemplo en la historia de que el obispo de Roma haya sido juzgado por otros obispos.
Este principio es nuevamente proclamado en el siglo IX. Los obispos convocados por Carlomagno para decidir sobre las acusaciones de las que era víctima San León III, protestan unánimemente e invocan la tradición de la Iglesia: "No osamos juzgar a la Sede Apostólica. Por ella y por su Vicario somos juzgados, pero ella no es juzgada por nadie, como siempre y desde antiguo fue esta costumbre".
San Nicolás I, en la carta "Proposueramus quidem", al emperador Miguel, del año 865, dice: "...el juez no será juzgado ni por el Augusto, ni por todo el clero, ni por los reyes, ni por el pueblo... La primera Sede no será juzgada por nadie..." (Dz. 330)
San León IX en la carta "In terra pax hominibus", a Miguel Cerulario y León de Acrida del 2 de septiembre de 1053 dice: "...Dando un juicio anticipado contra la Sede suprema, de la que ni pronunciar juicio es lícito a ningún hombre, recibisteis anatema de todos los Padres de todos los venerables Concilios... Como el quicio, permaneciendo inmóvil trae y lleva la puerta: así Pedro y sus sucesores tienen libre juicio sobre toda la Iglesia, sin que nadie deba hacerles cambiar de sitio, pues la Sede suprema por nadie es juzgada'. (Dz. 352-353).
En el siglo XI, San Gregorio VII lo formula en un texto imperioso: "quod a nemine (romanus Pontifex) judicari ebeat" (Dictatus papae, n.19).
La misma afirmación aparece en la Bula Unam Sanctam de Bonifacio VIII: "... Si la potestad terrena se desvía, será juzgada por la potestad espiritual; si se desvía la espiritual inferior, por su superior; mas si la suprema, por Dios sólo, no por el hombre, podrá ser juzgada" (Dz. 469).
Clemente VI, en la carta "Super quibusdam" a Consolador Católicon de los armenios, del 29 de septiembre de 1351 pregunta: "Si has creído y crees que en tanto haya existido, exista y existirá la suprema y preeminente autoridad y jurídica potestad de los Romanos Pontífices que fueron, de Nos que somos y de los que en adelante serán, por nadie pudieron ser juzgados, ni pudimos Nos ni podrán en adelante, sino que fueron reservados, se reservan y se reservarán para ser juzgados por sólo Dios, y que de nuestras sentencias y demás juicios no se pudo ni se puede ni se podrá apelar a ningún juez". (Dz. 570 g).
Pablo IV, en la Bula CumPor lo tanto, nadie puede concluir con derecho que el Sumo Pontífice sea formalmente hereje sin emitir un juicio que sólo pertenece a Dios: a solo Deo, non ad hominibus, potest judicari.
Nadie tiene el derecho de declarar que el Sumo Pontífice ha incurrido en herejía externa, pública y notoria. Para esto es necesario emitir un juicio que sólo pertenece a Dios.
En el sentido jurídico del término, el Papa no puede ser juzgado por nadie en la tierra.
Puede presentarse aquí como objeción que el Papa Honorio I (625-628) fue condenado por el VI Concilio Ecuménico (Constantinopla III, 680-681) y por el Papa San León II (682-683) al aprobar las actas de dicho Concilio, aunque no en los mismos términos también los Concilios VII y VIII Ecuménicos (II de Nicea, 787, y IV de Constantinopla, 869, respectivamente) repitieron la dicha condena.
Las dos cartas de Honorio pueden estudiarse en Dz. 251-252 y D-S 487-488. La apología Pro Honorio Papa puede verse en Dz. 253 y D-S 496 498. Las actas del Concilio III de Constantinopla en D-S 552. La carta de San León II, finalmente, en D-S 563.
No tenemos autoridad para resolver esta cuestión, ni espacio para dedicarle como correspondería. Remitimos a San Roberto Bellarmino en su "De romano Pontífice", 1.2, c.27, 2da. objeción y 1.4, c.11, donde dice en resumen:
1) El nombre del Papa Honorio I fue insertado entre los otros herejes por los envidiosos de la Iglesia Romana.
2) Era costumbre de los griegos adulterar las actas de los Concilios. Así como lo hicieron con los Concilios III, IV, V y VII, nada debe admirarnos que lo hayan hecho con el VI. Cabe recordar las dificultades entre Occidente y Oriente que culminaron con el Cisma del siglo IX.
3) Esa condena del Concilio III de Constantinopla es contraria a la carta del Papa San Agatón, bajo cuyo pontificado comenzó el Sínodo, la cual figura en las actas octavas de la cuarta sesión. El Concilio fue falsificado, concluye San Roberto.
4) El Concilio Romano de Letrán (no ecuménico), bajo el Pontificado del Papa San Martín (649-655) no condenó a Honorio y sí a los otros heresiarcas, a pesar de tener los autógrafos de las dos cartas y muchos testigos vivos de las palabras y hechos de Honorio.
5) La carta de San León II (682-683), quien modifica los términos de la condena y aprueba las actas del Concilio concluido en septiembre del 681 (habiendo muerto San Agatón en enero del mismo año), sufre la misma falsificación, aunque atenuada, que las actas conciliares. Para no provocar disturbios mayores con los griegos, el nuevo Papa siguió el juicio de los enviados y legados de San Agatón.
6) Los Concilios I I de Nicea y IV de Constantinopla siguieron al anterior y sólo repitieron lo que en él leyeron. Hasta aquí San Roberto Bellarmino (no es textual).
San Roberto Belarmino en el L.2, C 30 dice: "Sí bien es probable que Honorio no haya sido hereje y que el Papa Adríano ll, índucido a error por los documentos falsificados del VI Concilio, se haya equivocado el declarar hereje a Honorio, esto no quita que Adríano, con el Sínodo Romano y el VIII Concilio General, era de la opinión que se podía juzgar al Pontífice Romano en caso de herejía."
San Roberto dice esto basándose en la hipótesis -que él considera menos probable- según la cual el Papa que incurriese en herejía perdería por lo mismo el pontificado y, al no ser ya más Papa, entonces, y sólo entonces podría ser juzgado por la Iglesia.
¿Qué queda en claro sobre la posibilidad de que un Papa posterior juzgue y condene a un antecesor suyo? ¿Qué fuerza tiene el adagio "par in parem potestatem non habet", es decir, un par no tiene poder sobre su par, y según el cual nadie puede propiamente ejercer jurisdicción sobre sus iguales? ¿Deberíamos decir: "la Primera Sede por nadie puede Ser juzgada, salvo por la misma Primera Sede", o lo que es lo mismo "el Papa no puede ser juzgado por nadie en la tierra, salvo por un sucesor suyo? Ni la Tradición ni el Código de Derecho Canónico nos permiten hablar en ese sentido. ex Apostolatus Officio, del 15 de febrero de 1559, parágrafo 1, dice: "considerando la gravedad particular de esta situación y sus peligros, al punto que el Romano Pontífice... que a todos juzga y no puede ser juzgado por nadie en este mundo, si fuese sorprendido en una desviación de la fe, podría ser impugnado (redargui)..."
San Roberto Bellarmino, en su De Romano Pontífice, libro segundo, capítulo XXVI, prueba con testimonio de concilios, de pontífices, de emperadores y doctores de la Iglesia que el Romano Pontífice no puede ser juzgado por nadie en la tierra.
Si se objeta con el texto de Inocencio III: "sólo por un pecado cometido en cuestiones de fe podría ser yo juzgado por la Iglesia" (P. L. t. =VII, cal. 656) o el del Decreto de Graciano: "El mismo que está destinado a juzgar a todos, no debe ser juzgado por nadie, a no ser que se lo encuentre desviado en la fe" (part 1, dist. XL, c.6), se responde diciendo que aun concediendo que estos dos textos hubiesen formado parte de la legislación eclesiástica, (cosa que no responde a la realidad), el Código de Derecho Canónico del año 1917 los abrogó al no incluir esa salvedad.
Esto queda claro al examinar el canon 1556 a la luz del canon 6.
Hemos dicho que no responde a la realidad que los dos textos citados hayan pertenecido a la legislación canónica. Lo probamos así:
Se alega primero la autoridad de Inocencio III. El texto está tomado del Segundo Sermón en la consagración del Sumo Pontífice, hablando de sí mismo, que dice: "En tan alto grado me es necesaria la fe que, si bien respecto de todos los otros pecados sólo a Dios tengo por juez, solamente por el pecado que pudiese cometer contra la fe podría ser juzgado por la Iglesia".
"Realmente hay que decir, afirma el Cardenal Billot, que Inocencio III no presenta el caso como simplemente posible (simpliciter possibilem), sino para exaltarla necesidad de la fe: tan necesaria es ésta, dice Inocencio, que, si por un imposible (per possibile vel impossibile) se encontrase el Pontífice desviado en la fe, ya estaría sujeto al juicio de la Iglesia.
Es un modo similar de hablar, agrega Billot, semejante a aquel del Apóstol San Pablo cuando, queriendo mostrar la inmutabilidad de la verdad del Evangelio dijo: "Aun cuando nosotros mismos, o un ángel del cielo os predicase un Evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema" (Gálatas 1,8)."
Resulta simpático imaginar la reacción de San Pablo en el cielo si viese que su texto ha dado lugar a una controversia sobre la posibilidad de que un ángel del cielo predicase un Evangelio contrario al de Cristo y que, por esa causa, fuese considerado excomulgado. ¡Igual reacción imaginamos en Inocencio III!
Lo más curioso es que el Pontífice medieval, unos renglones antes, había dicho: "Si yo no estuviese consolidado en la fe, ¿de qué modo podría afirmar a los demás en ella?, lo cual corresponde especialmente a mi cargo, como bien sabéis. Lo cual atestigua el Señor, cuando dice: "Yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca". Rogó y obtuvo, puesto que, a causa de su reverencia, es escuchado en todo. Por lo tanto, la fe de la Sede apostólica no defeccionó en ninguna turbación, antes al contrario, siempre permaneció integra y Sin mancha, a fin de que el privilegio de Pedro persistiese inquebrantable".
Esto nos recuerda lo que San León Magno dice en el Sermón del segundo aniversario de su elección y que forma parte del oficio de Sumos Pontífices: "Tanta enim divinitus soliditate munita est, ut eam neque haeretica umquam corrumpere pravitas, nec pagana potuerit superare perfidia". (Ella -la solidez de la piedra- está tan divinamente fortalecida por una tal solidez, que ni la perversidad herética puede corromperla, ni la incredulidad pagana vencerla.)
"Por lo tanto, como concluye Billot, la autoridad citada más bien se torna contra los adversarios." La segunda prueba presentada está tomada del Decreto de Graciano: "...el mismo que está destinado a juzgara todos, no debe ser juzgado por nadie, a no ser que se lo encuentre en defección de la fe.
La Concordia discordantium canonum, del monje Graciano, más corrientemente conocida por Decretum, se trata de una obra propiamente didáctica, en laquese adaptan los métodos escolásticos a la exposición de las materias canónicas; en ella se discuten las fuentes, copiosamente alegadas conforme al texto de las colecciones en uso, y se buscan soluciones a los diversos problemas que la práctica iba presentando, o la Escuela planteaba a priori.
'Ante todo hay que observar, dice Billot, que el Decreto de Graciano no tiene ninguna otra autoridad que la intrínseca de los documentos que en él se recopilan además, agrega el Cardenal, aquellos documentos tienen distintos valores, una parte son auténticos y otra son apócrifos, no hay nadie que razonablemente niegue esto. Finalmente, concluye Billot, el canon precitado, insertado bajo el nombre de Bonífacío mártir, lo más verosímil es que deba ser contado entre los apócrifos. Por lo demás, responde Bellarmino (Billot lo cita): "Aquellos cánones no quieren decir que el Pontífice como persona privada pueda errar heréticamente, sino tan solo que el Pontífice no puede ser juzgado. Puesto' que no es del todo cierto que pueda o no ser hereje el Pontífice, por esto, para mayor cautela, agregan una condición: a no ser que sea hereje." (Para la cita de Billot, ver Tractatus de Ecclesia, t.1, c. 3, q.14, tesis 29; para la referencia de S. Roberto, ver De Romano Pontífice, 1.4, c.7).
http://montfort.org.br/index.php?secao=cadernos&subsecao=religiao&artigo=lefevbre-roma〈=esp
Creo que esta discusión y estos planteos ya deben haberse dado en la época de los Borgias.
La preocupación y la aflicción deben haber sido las mismas. Los pronosticos nefastos también. Sin embargo aquí estamos, firmes y bimilenarios a pesar de las terribles zarandas que nos inflingieron, y que a veces nos autoinflingimos.
Adelante: sabemos Quién nos guía y conserva.
Falso. La diferencia es que aquelllos malos papas fueron malos para ellos mismos y por su ejemplo, pero no tocaron el dogma ni llamaron blanco a lo negro ni negro a lo blanco, y ni muchísimo menos obligaron a otros a llamarlo.
Mejor le hubiera venido al catolicismo un Pablo VI y un Juan XXIII pecadores, blasfemos y fornicadores... pero que NO hubieran tocado la Doctrina, que haber sido unos recatados virtuosos, pero mortíferos lobos con piel de cordero, corruptores de la ortodoxia dogmática.
Un millón de Borgias pecadores antes que un Juan XXIII vestido con piel de cordero.
Estimado Hyerónimus:
Gracias por el magnífico y luminoso documento del R.P. Ceriani (FSSPX) que has aportado.
Estimados Contertulios:
Sin duda alguna que los deplorables pontificados posteriores a SS Pío XII, dan para hacer tambalear aún la Fe del católico más recio. Pero las promesas de perpetua asistencia de Nuestro Señor a su única Iglesia impiden tratar el tema de la sedevacancia con liviandad. El tema es extraordinariamente delicado y digno de ser estudiado no solo por las dificultades sino por los riesgos espirituales que entraña.
Frente a este tema la Fe del carbonero sirve, porque es precisamente la más susceptible de ser destruida por la sutileza del error que penetra fácilmente sus groseras carencias.
Por otra parte, estimado Godofredo, y tal como ha indicado nuestro amigo Góthico, es infinitamente preferible un Papa degenerado que uno heterodoxo. No hay peor agente que el que obra contra el fin que le es propio.
EXURGE DOMINE ET JUDICA CAUSAM TUAM
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