Respuesta: La gran depresión española de 2009: hechos y cifras
El Fondo de Reserva de las Pensiones, en precario
Primo González
Que la Seguridad Social tenga déficit este año o a más tardar el próximo es algo más que una posibilidad. Más bien este que el próximo. Lo dijo ayer el Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, durante una interesante intervención ante los integrantes de la Comisión de seguimiento del Pacto de Toledo. La consecuencia más inmediata del agotamiento de los superávits de la Seguridad Social es la interrupción de las aportaciones al Fondo de Reserva de las Pensiones, asunto de enorme trascendencia porque es de este Fondo de donde los trabajadores españoles recibirán sus pensiones en el futuro.
El Fondo de Reserva de las Pensiones tenía prevista para este año 2009 una dotación de 8.023 millones de euros que, tal y como están las cosas, o como se prevé que terminen este año, puede quedarse reducido a la nada. Sería la primera vez desde que el Fondo echó a andar allá por el año 2000, cuando se realizó la primera aportación fundacional de unos cuantos cientos de millones de euros. Después de nueve años de aportaciones continuadas, que se han nutrido del importante aumento de las cotizaciones por creación de empleo, este año la suerte de este instrumento de ahorro puede cambiar de forma radical.
Con los años, y gracias a las importantes aportaciones que este Fondo ha recibido con cargo a los superávits de la Seguridad Social, el Fondo de Reserva acumula unos 57.200 millones de euros, dinero que está invertido en títulos de Deuda Pública, la mayor parte en España pero otra bastante significativa en instrumentos financieros emitidos por Estados de la Unión Europea.
En total, el año pasado el Fondo logró unos ingresos por sus inversiones de casi 2.000 millones de euros, ya que el rendimiento medio de la cartera fue del 3,9%. Si la ausencia de superávit en las cuentas de la Seguridad Social se confirma, la aportación al Fondo será este año nula desde el lado de las aportaciones corrientes procedentes del excedente de la Seguridad Social y el Fondo tendrá que conformarse con el rendimiento de su cartera de inversiones aunque, tal y como están los mercados, es probable que los rendimientos de las inversiones resulten inferiores a los 2.000 millones de euros que logró el Fondo el año pasado. Al menos, para las nuevas inversiones, lograr rentabilidades del orden del 4% en Deuda Pública se presenta ahora mismo poco menos que imposible. Las últimas emisiones de los Estados soberanos en los que invierte el Fondo se están realizando con rentabilidades en torno al 1%. Aunque la cartera está invertida con rentabilidades históricas bastante más altas, el deterioro de la rentabilidad de los nuevos activos financieros en los que invierte el Fondo posiblemente también le pase factura este año. En todo caso, las cifras actuales del Fondo de Reserva no dan para gran cosa porque la nómina mensual de la Seguridad Social está en torno a los 6.350 millones de euros. Dedicar la totalidad del Fondo a pagar la nómina de las pensiones no daría ni para un año. Con los intereses del Fondo se podría pagar en la actualidad una tercera parte del coste mensual de las pensiones.
El problema de las pensiones no tiene, por lo tanto, mucho que esperar del Fondo de Reserva, aunque llegado el caso podría representar una ayuda. El sistema de pensiones en conjunto es lo que tendrá que plantearse cuanto antes para evitar que la máquina del tiempo y el avance del envejecimiento de la población no se lleven por delante el conjunto del sistema y la posibilidad de que las actuales generaciones de contribuyentes o cotizantes lleguen a los 65 años y se tengan que enfrentar a la triste realidad de una caja semivacía. Fernández Ordóñez, con las cifras en la mano, pidió ayer reformas para el sistema, pero además pidió urgencia en su implantación.
No le falta razón en ninguna de las dos sugerencias, ya que los plazos de implantación de las reformas que se decidan serán muy largos. Hay cálculos, esgrimidos ayer por Ordóñez, según los cuales en el año 2025 el déficit de la Seguridad Social será creciente. Tal y como está la evolución de la población española, incluso contando con aportaciones de la inmigración, la tasa de dependencia (es decir, los españoles de más de 65 años respecto del total de la población en edad de trabajar) pasará del 24% actual al 59% en el año 2050, con una escala creciente entre estos dos puntos, que irá agravando el problema. El salto es espectacular. Ese 59% de españoles con más de 65 años de edad no habrá quien lo pague ni sistema que lo soporte. Harán falta por lo tanto bastantes medidas, no sólo fortaleciendo el Fondo de Reserva de las Pensiones, sino retrasando la edad de jubilación por encima de los 65 años y adoptando otras medidas tendentes a establecer una creciente proporcionalidad entre lo que cada español aporta y recibe en el futuro, una situación que en la actualidad no se cumple.
"QUE IMPORTA EL PASADO, SI EL PRESENTE DE ARREPENTIMIENTO, FORJA UN FUTURO DE ORGULLO"
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