Pues Nicus, lo bueno de la monarquía legítima es que no necesita de opiniones para que se sepa quien debe reinar. Las leyes no dejan lugar para dudas ni para subjetividad. Bien mejor que la democracia, no?
Por eso, y por mucho que opines en su favor, D. Sixto Enrique no es, todavía, el Rey Legítimo de España.
Que yo sepa (insisto en que otros foristas más informados que yo podrán aclarar mejor esta cuestión), desde S.M.C. D. Javier I que no existe rey legítimo de España - siendo que algunos carlistas (o que así se llaman) tampoco reconocen ningún rey legítimo desde S.M.C. D. Alfonso Carlos I. En definitiva, la sucesión a D. Javier I cabría, por legitimidad de sangre a D. Carlos Hugo, que no ha sucedido por falta de legitimidad de ejercicio. Pero la legitimidad de sangre precede la de ejercicio y esta ultima no es hereditaria. Por lo que D. Carlos Javier, nacido en 1970 era, a cuando del fallecimiento de su abuelo, el 2º en la línea de sucesión por derecho de sangre.
Así, que mientras D. Carlos Javier no llegase a la mayor edad, solamente podría haber un regente. Empero, no me consta que ese regente haya existido de jure. Los carlistas, muy divididos, sobretodo después de los sucesos de Montejurra de 1976, no han declarado un regente; el mismo príncipe D. Sixto Enrique (y pido corrección, por si estoy equivocado) jamás se ha titulado regente. Lo que nadie de buena fé le puede quitar, es la designación de Abanderado de la Tradición (lo que porta la Bandera de la Tradición), porque no necesita de reconocimiento de jure, y porque efectivamente lo es.
Mientras tanto, D. Carlos Javier ha llegado a la mayor edad (ya cuenta 42 años!), D. Carlos Hugo ha fallecido se han cumplido 2 años, y España sigue sin saber si D. Carlos Javier tiene o no la legitimidad de ejercicio que le permita suceder a su abuelo, S.M.C. D. Javier I. Y si no la tiene, si la tendrá su hermano D. Jaime (el 3º en la línea de sangre de sucesión a D. Javier I)... y así por delante...
Habría, en mi opinión que obviar este proceso, por declaración de un regente que pueda ser investido de la autoridad necesaria - por el consenso necesario - para acabar con esta penosa tardanza. Es que monárquicos sin rey ni por ellos mismos son tomados en serio.
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