Re: España e Inglaterra
Y ahora voy a contar una alegoría. En una ciudad vivía un individuo socarrón, de voz fuerte, que soltaba risotadas, que era muy machote en todo, que acostumbraba a despellejar a los demás, y que un buen día se encontró con que un dolor que le venía molestando desde tiempo atrás en uno de sus pies, era un "juanete". Inmediatamente pensó en un callista que tenía su consulta en la misma calle en la que él tenía un comercio. Pero nuestro machote y vociferante amigo era un cobardón en el fondo y le daba miedo ir a la consulta del callista. Pasaba el tiempo y había veces que el problema parecía calmarse durante meses y así hasta llegaba a olvidarse de que el dichoso juanete seguía allí, y que no se curaba, sino que iría en aumento poco a poco. A veces, el callista iba a su tienda para comprar cosas que le interesaban y solían hablar de temas de actualidad, de los problemas que les daba el ayuntamiento, o de los problemas que una delincuencia creciente cada día eran más manifiestos. Incluso nuestro personaje hizo como que se interesaba por el trabajo del callista y hasta averiguó cómo aquél realizaba sus intervenciones. Pero nada, el machote seguía sin ir y aún hace poco tiempo que estuve en su ciudad, un conocido común me dijo que seguía con el problema del juanete, pero que éste había crecido tanto, que ahora el personaje iba con una zapatilla y se apoyaba en un bastón.
Lo alegórico está en que el machote es España. A su vez, el callista es el gobierno inglés de turno, mientras que el juanete es Gibraltar. Desde 1713 el Peñón está en manos británicas, pero no es cierto que la reivindicación comenzase entonces, sino que es algo mucho más reciente. Acá, en los fondos de Hispanismo hay toda una documentación al respecto y basta con querer buscarla. Gibraltar es un problema, como el juanete, pero no puede ser que determine toda la vida de un país y sus relaciones con otro. Si conociésemos a alguien que cada vez que le preguntásemos por aspectos de su familia y existencia nos respondiese contándonos el problema de su juanete, acabaríamos rehuyéndolo, cambiando de acera en cuanto lo viésemos de lejos y terminaríamos por considerarlo un neurótico. ¿Es éste el diagnóstico adecuado para este país llamado Ex-paña? Es decir, no puede ser que España sea Gibraltar+Selección nacional de fútbol. Por cierto, fútbol de foot ball, o, lo que es lo mismo, desde ya, "balón-pié".
Por supuesto, la ciudad es la UE; y la calle de la consulta y el comercio de nuestro amigo, el barrio Occidental Europeo. Y el día en el que Ex-paña y sus representantes, esos mismos que el pueblo elige democrática y liberalmente, vuelvan a ser España y sus españoles, a lo mejor hay suficientes redaños para ir al callista y decirle: "¡¡¡ se acabó el juanete !!!" Dicho en otros términos: España e Inglaterra y sus siempre complicadísimas relaciones, no son Gibraltar. Del mismo modo que las vidas del callista y del comerciante no son un juanete.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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