Eso es, nos encontramos de nuevo con el rollo indigenista, la cuestión de las famosas "naciones carnales" de la que hablan los identitarios y que enlaza con el planteamiento de una Europa de los "Pueblos" y no de los estados-nación.
Por cierto, en España sospecho que podría identificarse claramente y establecerse una relación causal bastante clara entre el debilitamiento del carlismo y el fortalecimiento de ese "nacionalismo carnal", dejemos de lado por un momento si izquierdoso o derechoso, que ha desembocado en el problema regionalista de principios del XX y el consecuente separatismo del las últimas décadas del XX y lo que llevamos del XXI.
Sin el carlismo, su doctrina, estamos prácticamente indefensos y sin antídotos contra este proceso o, dicho de otro modo, este fenómeno es posible gracias a la desapariciión del mismo como fuerza relevante. Este hecho suele ser tergiversado en los medios liberales para intoxicar con la idea de que las raíces del separatismo regional están en el carlismo en vez de, siendo más honestos, señalar que el separatismo sólo puede triunfar sobre el cadáver del tradicionalismo.
La idea del falso derecho a la autodeterminación de estas naciones carnales, eso que yo llamo indigenismo europeo, la han comprado parte de los identitarios como vía de atajo hacia su Europa basada en principios raciales.
Todo apoyo español a ese tipo de partidos viene a ser algo así como dispararse en los propios pies. De momento no es el caso, pero el mayor peligro es que los partidarios del proceso de estatificación de la UE acaben por ver la atomización de estas mini-naciones como algo positivo en ese objetivo. Ojalá no lo veamos...
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