La Masacre de las foibe ("foibe": dolinas, en terminología geológica) del "Carso", en torno a la ciudad norteña de Trieste, y en la frontera nordeste con la ex Yugoslavia, son hoyos en los cuales se tiraban los cadáveres de fascistas "ajusticiados" por los partisanos yugoslavos, en represalia por la ocupación de las zonas yugoslavas realizada por parte de Italia durante la Segunda Guerra Mundial. Considerado como un Holocausto italiano.
El horrible uso de las foibe (nombre dialectal de estas fosas) nació en la Segunda Guerra Mundial. Tras una primera explosión popular antifascista croata y eslovena en 1943, en respuesta a los ocupantes italianos de Benito Mussolini, y que causó algunos centenares de infoibati (participio que podría traducirse por "metidos en la fosa"), llegó la gran ofensiva de 1945, con la que Tito buscaba vaciar de italianos los territorios de Istria, Fiume y Dalmacia, que esperaba incorporar para Yugoslavia.
Miles de italianos fascistas fueron arrojados a las foibe. Los más afortunados eran primero fusilados; otras veces los arrojaban vivos después de ser cruelmente torturados; o eran atados de dos en dos, sólo uno recibía el tiro y eran lanzados juntos a la muerte en la fosa. Muchos de esos cadáveres siguen allí, sin localizar, pues sólo en la zona de Istria están catalogadas más de 1.700 angostas dolinas de hasta 200 metros de profundidad. Cuando se encontraba algún cuerpo era en un penoso estado de putrefacción.
En 1947 con el Tratado de París, los aliados dieron a Tito lo que quería: Istria, Fiume y Dalmacia, lo cual provocó el éxodo de 300.000 italianos. La tragedia de las foibe fue aparcada: a los aliados no les interesaba demonizar a Tito, único en el bloque comunista que no obedecía a ciegas a la URSS, y el Partido Comunista Italiano sufría una endémica subordinación política a las exigencias del comunismo internacional.