Cuando Japón volvió a abrirse al mundo en el siglo XIX, aparecieron numerosos criptocristianos que habían seguido practicando su religión hasta entonces como buenamente podían. Me imagino que en muchas prácticas y costumbres se habrían ido alejando bastante de lo que se les enseñó en un principio. En todo caso, que nunca llegó a desaparecer del todo la fe que habían llevado jesuitas y franciscanos en un intercambio religioso y cultural sin precedentes. Un dato poco conocido es que la primera gramática japonesa la escribió el jesuita portugués João Rodrigues.
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