En la primera página de este hilo hay una foto de ARCOS DE LA FRONTERA, elevado sobre su peña. Impresionante, desde luego, pero me pareció insuficiente, así que me puse a buscar más en Google. Arcos es un pueblo que me es muy querido, y allí viven algunos familiares míos. Es una localidad verdaderamente increíble. No me extraña que de los años cincuenta para acá haya dado nada menos que tres generaciones de poetas. Y el primer poeta gaditano del que se tenga noticia, Diego Jiménez de Ayllón (siglo XVI), también era arcense.
Parte del pueblo está situada en una peña de casi cien metros de altura, con una pared vertical que desciende hasta el Guadalete, y la vista desde los miradores es espectacular.
En cualquier sitio, lo normal es entrar a una casa y subir a los pisos superiores. Pero en Arcos también es posible lo contrario. Hay casas que se descuelgan sobre el vacío, y uno entra desde la calle y desciende a los pisos inferiores.
Así lo han descrito algunos poetas de Arcos:
JOSE DE LAS CUEVAS
"Miramos para adentro y allá en el fondo, iluminado por un rayo de luna, como un reflector de otro mundo, el patio, el pozo donde la cal parece congelada, la escalerita que no va a ninguna parte, la tinaja panzuda para el agua, el geranio en la cacerola azul, brillante comoun zafiro."
JESUS DE LAS CUEVAS
"Las casas, con el vacío en la frente y en la espalda, ganaban en altura más gallardas y frágiles, en una ascensión de tejados y azoteas, que tiraba de todo elpueblo hacia arriba hasta llegar a su punto máximo: el par de torres de sus iglesias."
RAFAEL PEREZ MAYOLIN
"Vigía encaramado en el adarve, en continuo otear de horizontes."
RAMON VAZQUEZ ORELLANA
"la altura de tu imagen recortada levanta el vuelo quieto de tu historia."
ANTONIO MURCIANO
"Vieja peña, pueblo mío,
milagro de arquitectura
piedra en vuelo hacia la altura,
en vilo sobre el vacío."
CARLOS MURCIANO
"Un pueblo alto, de siglos, torreado, color pan:
la corteza dorada; la miga - el coraz6n -
blanca: pueblo ceñido de río susurrante, de huertas olorosas..."
ANTONIO LUIS BAENA
"...unas calles, la Peña, unas mañanas oliendo a pan de pueblo, a juegos niños que quisiera fijar ya para siempre."
CRISTOBAL ROMERO
"Pueblo tendido al sol
alado, alzado, en volandilla.
Inmenso lagarto inmerso
en tu sopor de siglos."
JULIO MARISCAL
"Pero también el pueblo tiene su espadaña, su romero, sus niños, sus canciones de rueda su leyenda inefable..."
JUAN DE DIOS RUIZ
"Miradlo en lontananza como una queja cóncava de tierra"
JOSE M. VELAZQUEZ -GAZTELU
"¿Qué tormenta te hizo naufragar?"
ANTONIO HERNANDEZ
"Cien días lejos de la muralla de Arcos y su río mueven a desconfianza, y la belleza de Zoraira era cielo abrazable." (Una historia de Arcos)
Y esto han dicho de Arcos otros escritores que han pasado por allí:
PÍO BAROJA
"... sobre una peña que va deshaciendo el Guadalete."
AZORÍN
"No he visto nunca un pueblo más expresivo. Puesto en la ceja de un monte, allá en lo hondo se desliza el Guadalete. En Arcos pasé días inolvidables."
GREGORIO MARAÑON
"Arcos de la Frontera es un pueblo maravilloso al que sueño siempre volver."
JORGE GUILIÉN
"Arcos, ese precioso Arcos..."
DÁMASO ALONSO
"Profunda calle ésta profundo el día, entre la pared encalada y la sillería sombría..." (Callejón de las Monjas)
GERARDO DIEGO
¿Se cayó, se encaramó?
Se desdobló en mariposa quieta.
Entre la verdad del agua
y el sueño de la alta cuesta.
Arcos, dos arcos, dos alas.
Arcos, presto para el vuelo.
¿Y el Guadalete? En el cielo.
FERNANDO QUIÑONES
"Un pueblo incomparable desde cualquier punto de vista."
F. BOTELLO
"Ningún pueblo más lírico en todos los sentidos."
MANUEL ALCÁNTARA
"Arcos de la Frontera y la Poesía"
GLORIA FUERTES
"Arcos de la Frontera el pueblo arriba el río abajo.
En peña vieja,
nueva lagarto.
El perro azul de su río
echado a los pies del amo."
JOSÉ MARÍA PEMÁN
"Cada amanecer hay que tranquilizarse mirando a Arcos, sobre su peña, y diciendo: ahí sigue ... porque cualquier mañana se lo pueden llevar las águilas, o las nubes, o los ángeles... o Dios."
DÁMASO SANTOS
"Arcos es a la vez, obra de poetas y taller de poesía."
G. DÍAZ-PLAJA
"Arcos está contenido en poesía, y a media altura entre la tierra y el cielo."
FERNAN CABALLERO
"Cuya situación sorprende y admira aún a los menos sensibles a las bellezas de la naturaleza."
MANUEL FERNÁNDEZ MAYO
"No lo dudéis , es lo cierto; en Arcos soy hombre muerto... ¡Qué ojos, qué pies y qué talles... ¡Qué cuestecitas ... qué chinos ...! Hay aquí dos asesinos: las mujeres y las calles."
R. MOLINA
"La peña nueva y la vieja, como dos tremendos tendidos, uno de sol y otro de sombra."
JOSÉ MONTOTO
"Arcos se nos ofrece como una gigantesca mantilla blanca que desde la peineta de sus torres cae con pliegues graciosos por el busto del cerro."
Fantásticas aportaciones Hyeronimus.
A mi también me chiflan los pueblos blancos, las rejas de forja negra, las cornisas de albero, las calles en cuesta "empinadas", los patios con fuente, los geránios y plantas por las callejuelas...
Pero además, si hay un detalle que me encanta, es el ver de repente en la esquina de cruce de callejones más inesperada, una columna visigótica, romana o..., sujetando una de las esquineras de una de las casas. Esto lo has recogido en una de las fotos de Arcos, pero lo he visto en la judería de Córdoba y en tantos otros lugares de esa Andalucía de ensueño que aún existe.
Más pueblos blancos, aunque con mucho turismo...
MIJAS (MALAGA)
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Fantástico, he estado intentando conseguir imágenes de este pueblo sin éxito. No sólo su sonoro y mítico nombre hacen que nos lo debamos plantear como visita. Es que el entorno donde está situado, rodeado de un inmenso sabinar, de una gran soledad, y de un precioso cañón/garganta natural a sus pies, hacen de Calatañazor algo digno de ser visto.
Otro detalle. Nada más llegar al pueblo, lo normal es que dejes el coche a la entrada, justo junto a una preciosa ermita románica, "Ermita de la Soledad".
El pueblo está experimentando un resurgir, desde el atroz abandono en que estaba sumido, están empezando a proliferar casas rurales y a generse algo de actividad económica. Posiblemente en veinte años, sea un lugar de escapada de referencia, aunque la verdad es que queda algo a desmano.
Última edición por DON COSME; 29/06/2008 a las 12:43
Artajona (Navarra)
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El pueblo de Don Cosme
Mutriku
Don Cosme
Don Cosme 2
Don Cosme 3
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¡Muy bonito pueblo Mutriku! y eso sin hablar de su gente, ¡gente natural y ambiente sano es lo que hay allí! este verano he podido disfrutar de un par de amaneceres mutrikuarras
Un saludo
Gora gu ta gutarrak!
!!!!Tú sí que sabes!!!!
hace siglos que no paso por Mutriku. Por cierto, no he conseguido fotos de los palacios de los Txurruka en el pueblo. La última vez que pasé por ahí uno era una dependiencia municipal (¿biblioteca?... no me acuerdo) y el otro estaba semiabandonado. ¿Tienes fotos?
Por cierto, lo que no tiene perdón de dios es la torre que se puede ver a la izquierda de la última fotografía. Cada vez que la veo me dan ganas de cortarle la cabeza al iluminado que la diseñó.
Gora gu ta gutarrak!
Don Cosme, ¡Vaya pueblo bonito el tuyo! Bonito además de interesante.
Están saliendo pueblos y lugares tan diversos y preciosos, que es que me da hasta rabia de no poder ser yo de tantos sitios al mismo tiempo, aparte de mi Málaga del alma! ¡Qué envidia!
Os deseo a todos ¡¡FELIZ AÑO 2010!!![]()
Yasu,
me alegro de verte otra vez por aquí.
Gracias por los palacios mutrikutarras. Y Feliz año 2010.![]()
Una puntualización. Realmente lo que has insertado es el denominado PUERTO DE MOGAN, pues Mogán en sí, es apenas una pequeña Aldea del Centro-Sur de Gran Canaria. En el interior. Son los típicos municipios de gran extensión y hasta hace poco muy poquitos habitantes, que están experimentando un boom turístico desde hace años en sus "agrestes costas".
Salinas de Léniz (Guipúzcoa)
Una joya rebozada en sal
Leintz Gatzaga alberga una gran concentración de palacios y mansiones. Regó su prosperidad con agua salada, un bien de apariencia sencilla pero capaz de atraer el interés de imperios y monarquías
ANDER IZAGIRRE
EL PORTAL DE SAN IGNACIO, uno de los cinco que quedan en pie de los siete que hubo. / FOTOS: ANDER IZAGIRRE
PISTAS
Cómo llegar: La nueva autopista AP-1 llega ya hasta Arrasate. Seguimos hasta Eskoriatza y aquí tomamos la GI-3310 que sube a Leintz Gatzaga.
Visita: En las instalaciones de las salinas, el Ecomuseo de la Sal ofrece visitas guiadas los sábados y domingos (entre semana, para grupos que lo soliciten). Teléfono: 943 714 792.
Leintz Gatzaga da buenas sorpresas a quien se acerca. De lejos parece una simple aldea, un barrio rural como otro cualquiera, colgado en el estrecho valle boscoso donde nace el río Deba, en el último rincón de Guipúzcoa. Pero de cerca revela un llamativo porte aristocrático: el visitante entra por un arco (quedan cinco de los siete originales, y algunos restos de muralla) y descubre un casco urbano minúsculo en el que se aprietan casonas solariegas y soberbios palacios renacentistas y barrocos. Es la huella que dejaron varios siglos de prosperidad, del tiempo en que Leintz Gatzaga (Salinas de Léniz) encendió disputas entre reyes y señores feudales, padeció batallas, vio pasar caravanas de mercaderes, alojó a peregrinos, nobles y monarcas. De cuando no era el último rincón de Guipúzcoa sino el primero, porque por aquí entraba el Camino Real de Castilla. Y todo se debe a tres simples chorros de agua. En una hondonada sombría y húmeda, tapizada por el bosque, afloran cinco manantiales. Uno de aguas sulfurosas, otro rico en metales y los tres que son la madre del cordero: tres fuentes de agua muy salada.
La sal fue durante milenios lo más parecido a la piedra filosofal: una sustancia maravillosa que servía para conservar carnes y pescados, sazonar comidas, curtir cueros y completar la alimentación del ganado. Por eso se acercaron a este paraje los habitantes de la Edad de Hierro, también los romanos (como muestran las monedas y los fragmentos de cerámica que se hallaron en el lugar) y los protoguipuzcoanos del Medievo (un documento del año 947 habla ya de la explotación salina). Y sobre la sal nació el pueblo en el año 1331: el rey castellano Alfonso XI, propietario de los manantiales, quiso controlar mejor este pozo de riquezas y ordenó fundar una villa al pie del templo-fortaleza de Nuestra Señora del Castillo o de Dorleta, que hasta entonces vigilaba el entorno. Los vecinos del valle de Léniz vivían desperdigados en caseríos y aldeas, pero muchas familias se trasladaron a la nueva villa, atraídos por los privilegios que se les concedían para la explotación y el comercio de la sal.
Sangre por la sal
Las salinas despertaron muchas codicias. Durante las batallas entre oñacinos y gamboínos, que desangraron las comarcas vascas en la Edad Media, el temible Beltrán de Guevara, conde de Oñate, se apoderó de la villa en 1374. En el tira y afloja que se traían aquellos tiranos feudales con la mismísima Corona, el conde de Oñate logró que Enrique II de Castilla le concediera la jurisdicción de todo el valle de Léniz, incluidas por supuesto las salinas. Construyó una fortaleza en plena villa, en el solar donde ahora se levanta el palacio de Elexalde o Torrekua (en referencia a esa antigua torre medieval). Como parte del Señorío de Oñate, la villa dejó de pertenecer a Guipúzcoa y entró en la Hermandad Provincial de Álava. Esta etapa de dominio feudal y pertenencia alavesa se prolongó un siglo, hasta 1493, y fue una época penosa en la historia del valle. Los vecinos vivieron tiranizados por los Señores oñatiarras, se vieron obligados a luchar en las guerras banderizas y sufrieron expediciones de castigo.
El esplendor de la villa llegó en el siglo XVII gracias a una carretera: a través del cercano puerto de Arlabán se trazó el Camino Real que comunicaba Castilla con el océano y con Europa. Las cuestas de este paso eran tan empinadas (y siguen siéndolo, incluso en la carretera asfaltada de ahora) que a pie de puerto, en el barrio de Marulanda, un carretero alquilaba su pareja de bueyes para tirar cuesta arriba de los carros con los que no podían los caballos. Por Leintz Gatzaga transitaban los interminables cargamentos de lana de la meseta, los mercaderes europeos, las comitivas reales. Se abrieron fondas y ventas, se construyeron palacios y mansiones, y así se formó el trazado urbano que se conserva hoy en día.
Podemos entrar por el portal de San Ignacio, que era el acceso principal a la villa amurallada, y que luce el escudo de Castilla en el exterior y guarda la imagen del santo en el interior. Una vez dentro del casco, en apenas tres calles paralelas y un eje transversal, se levantan palacios como el de Garro, con un espectacular escudo de armas; el de Során, en el que pernoctaban los reyes cuando hacían noche en el pueblo; los de Elexalde, Ostatua, Kapitangoa, y también la hermosa fuente de los Doce Caños y la iglesia de San Millán.
Este cogollo de construcciones nobles demuestra la relevancia de Leintz Gatzaga, enclavada en el paso estratégico de una gran ruta. Pero eso también la convirtió en plaza deseada y escenario de batallas, sobre todo en el siglo XIX, con episodios como la emboscada que en este paso tendió la guerrilla del cura Santa Cruz a las tropas napoleónicas en 1811, o la llamada batalla de Arlabán, en la que el ejército carlista derrotó al general Espartero en 1836.
La decadencia llegó pronto y la culpa no fue tanto de las guerras como de la ingeniería de caminos. En 1851 se trazó la nueva carretera nacional por Etxegarate y en 1864 la línea ferroviaria Madrid-Irún escogió el paso entre Alsasua y Legazpia: Leintz Gatzaga quedó fuera de las vías principales. Tampoco se sumó a la industrialización rampante que se extendió por todo el Alto Deba en la segunda mitad del siglo XX, que atrajo a tantos habitantes del pueblo, por lo que en cien años perdió la mitad de sus habitantes (de 500 a 250). Al menos, ese estancamiento le permitió mantener la trama urbana medieval y los edificios de hace tres, cuatro y cinco siglos, de los que ahora presume. Y las salinas, aunque en decadencia, siguieron en marcha hasta 1972.
Las ocho dorlas
Desde el casco urbano, un paseo de pocos minutos nos acerca al punto del que brota toda la historia de Leintz Gatzaga: el manantial de aguas saladas. Se conservan las instalaciones modernas, del XIX y el XX, pero las explicaciones de las visitas guiadas sirven para conocer toda la historia de la explotación y sus curiosos sistemas.
Después de aquel siglo infausto de dominio del Señor de Oñate, el manantial volvió a propiedad de la Corona castellana. Y unos años más tarde, hacia 1543, quedó en manos de algunas familias del lugar. Alrededor de las fuentes construyeron ocho pequeños edificios, cada uno de los cuales albergaba una gran caldera de hierro: la dorla, que se llenaba de agua salada y se ponía al fuego de leña. La dorla fue durante siglos el elemento más característico de las salinas, que incluso aparece en el escudo de la villa y que probablemente dio nombre al contiguo Santuario de la Virgen de Dorleta y a tantas mujeres del valle que reciben ese nombre (aunque también se dice que Dorleta podía venir de dorre y dorreeta, torre, porque en ese emplazamiento se levantaba un castillo medieval; curiosamente, Castillo es otro nombre común en la zona).
El uso de las dorlas responde a un problema evidente: en este rincón montañoso llueve mucho y el sol luce poco. No se puede verter el agua salada en una terraza, como es habitual en muchas salinas, y esperar a que el sol evapore el líquido. A cambio, el entorno es uno de los más boscosos de toda Guipúzcoa y ofrece leña en abundancia, de modo que la solución más eficaz pasa por evaporar el agua con fuego. Las mujeres solían encargarse de la mayor parte del trabajo. Sacaban el agua del pozo con cubetas y la vertían a una red de canales que distribuía el líquido a las ocho dorlas de la explotación (cada una pertenecía a una familia). Después había que mantener el fuego muy lento, día y noche, sin que el agua llegara a hervir, y remover constantemente el líquido para romper las primeras cristalizaciones de la sal y conseguir así un producto más fino y más homogéneo. Cuando ya estaba suficientemente espesa, se sacaba la sal a unos cestos y se colgaba para que terminara de escurrir la humedad.
Este trabajo sólo se desarrollaba de julio a diciembre, porque en épocas más lluviosas el manantial fluía con menor concentración de sal y el rendimiento caía. Pero las mujeres tampoco paraban el resto del año: tenían que almacenar leña para la siguiente temporada.
El declive
Las inundaciones de 1834 destrozaron los edificios y en la reconstrucción se optó por modernizar el viejo trabajo manual. Los salineros fundaron la sociedad Productos Léniz, levantaron una pequeña fábrica y montaron una rueda de cangilones, un sistema hidráulico que por medio de una noria extrae el agua salada y la vierte en los canales. Esta máquina aún funciona y constituye el mayor atractivo de la visita.
En el siglo XX llegó la última reforma, con la instalación de un sistema de calderas, tolvas y centrifugadoras. A pesar de que se elevó la producción de 500 a 700 toneladas anuales, la competencia de las salinas costeras acabó con las de Leintz al igual que con tantas otras de interior. La fábrica se cerró en 1972. Ahora, reconvertida en museo, guarda la historia bien conservada en sal.
http://www.elcorreodigital.com/vizca...-20070802.html
Guetaria (Guipúzcoa)
La patria chica de Juan Sebastián Elcano. En la primera foto, vemos el llamado "ratón de Guetaria".
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Perpiñán (Rosellón)
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Imperdible pps de Elmanifiesto.com sobre casas rurales de Cantabria
http://www.elmanifiesto.com/imagenes...RIA.pps#309,48
No se si lo es exactamente, pues no lo termino de distinguir en las fotos, pero uno de los castillos me paraece que fue hecho construir por Fernando el catolico.
"El nombre de España, que hoy abusivamente aplicamos al reino unido de Castilla, Aragón y Navarra, es un nombre de región, un nombre geografico, y Portugal es y será tierra española, aunque permanezca independiente por edades infinitas; es más, aunque Dios la desgaje del territorio peninsular, y la haga andar errante, como a Délos, en medio de las olas. No es posible romper los lazos de la historia y de la raza, no vuelven atrás los hechos ni se altera el curso de la civilización por divisiones políticas (siquiera eternamente), ni por voluntades humanas.
Todavía en este siglo ha dicho Almeida-Garret, el poeta portugués por excelencia."Españoles somos y de españoles nos debemos preciar cuantos habitamos la península ibérica" .España y Portugal es tan absurdo como si dijéramos España y Catalunya. A tal extremo nos han traído los que llaman lengua española al castellano e incurren en otras aberraciones por el estilo."
Marcelino Menéndez Pelayo.
Almendralejo (Badajoz)
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