Los actuales procesos corresponden a ese sentimiento unitario expresado por Carlos V, si bien desde una perspectiva oficialmente laica, pero la base Católica Romana esta presente en el subconciente, y guía la realidad (es lo que provee la identidad común). Las futuras generaciones heredarán unas arquitecturas establecidas de integracion supraestatales, como lo era el Sacro Imperio, y eso no es objetable de forma alguna. Habrá que ver cuan 'sacro' y 'romano' vuelve a ser Europa-América, pero eso depende de hacerse del control del discurso cultural, no de rechazar la participación en la cacofonía contemporánea. Las guerras no se distinguen por ordenadas y calladas.