En efecto, el problema es que esas gentes (a las que yo no discuto que vayan a EE UU en busca de un futuro mejor que el que ofrecen sus "Repúblicas", fundadas por lacayos de los british) ni sienten especial admiración por su propia cultura hispánica, ni mucho menos por España; a veces he leído por aquí impresiones sobre ellos como si fueran poco menos que españoles peninsulares huídos de una guerra.
No es así; tienen derecho a querer ser yanquis si es lo que les hace felices y comen mejor; pero entonces tendrán que cumplir las "reglas de la casa" y serlo al cien por cien, hablando perfectamente el inglés, y como mucho, el idioma que quieran en sus casas. Eso es algo que las numerosas comunidades estadounidenses de rusos, italianos, griegos, polacos, alemanes, holandeses (etc etc) han aceptado siempre normalmente.
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