Pobre Venezuela. Y pobre España también. No hay que irse tan lejos, geográfica que no sentimentalmente hablando, que por aquí estamos ya en lo mismo. Todas las autonomías no son más que pesebres para comprar voluntades y perpetuarse en un poder con apariencia de democrático pero que hace uso de todo tipo de artimañas para perpetuarse en el cargo.
Todos los partidos apelan a una masa de ignorantes infantiloides que están deseando ser engañados y por ello se favorece la incultura y el embrutecimiento de una sociedad de borregos. Así nos va.
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